Debemos partir de la constatación de que el acuerdo respondía a una amplia demanda de los militantes y de que se consideraba una herramienta de revitalización de un Partido en estado de postración; esto exigía plantear la elaboración como una tarea colectiva que recabara la participación activa de todos los militantes y no como un proceso de comentarios o enmiendas a la redacción de una comisión de notables. Veamos cómo se han desarrollado las cosas.

Etapa inicial. En un primer momento, Julio Anguita, como responsable de la redacción, solicitó propuestas sobre la metodología a seguir en la elaboración. Algunos camaradas de la Agrupación de Profesionales de Madrid preparamos y le transmitimos inmediatamente una propuesta y una metodología para la elaboración del Manifiesto Programa de las que trataré más tarde. Aparte de que el atrevimiento puso en marcha las alarmas del anquilosado y conservador (¿de qué?) aparato del Partido, no hemos recibido ningún comentario de la comisión redactora, ni hemos tenido conocimiento de las demás propuestas. Supongo que lo mismo habrá ocurrido a los demás.

Etapa de organización. Tras esta fallida -para la participación de las bases- introducción, comenzó una fase organizativa de la que poco se transmitió al conjunto del Partido, aunque el militante interesado pudo recabar alguna información, no mucha, en la página http://www.manifiestoprograma.es. Fundamentalmente se echa de menos una explicación de los objetivos y métodos de trabajo previstos que permita entender el porqué de la estructura y los nombres que se manejan. La estructura y composición del equipo de redacción y elaboración y las trece secretarías que se definen en el acta del 17.01.06 parecen más adecuadas para escribir la enciclopedia del marxismo actual que para la impulsión de un trabajo colectivo de revitalización. No está muy claro qué papel van a jugar en este proceso -de redacción del Manifiesto-Programa del PCE- personas, por otra parte tan respetables, como Chomsky, Petras o Harnecker.

Organización ¿para hacer qué? En cualquier proyecto, hay que empezar por fijar los objetivos y ‘elaborar un Manifiesto Programa’ es una definición muy imprecisa. Habría que haber dado respuesta -siquiera aproximada y con participación del conjunto del Partido desde el inicio- a preguntas como: ¿Cuánto de Manifiesto y cuánto de Programa? ¿Qué queremos manifestar: nuestra existencia y voluntad de lucha por la transformación de la sociedad o nuestro análisis renovado de la sociedad actual y el feliz descubrimiento de nuevos objetivos políticos? ¿De qué va a tratar nuestro Programa? ¿A quién nos dirigimos? ¿Qué extensión aproximada va a tener? En definitiva, ¿cuál será su índice? La elaboración de un índice consensuado habría sido una labor de la máxima importancia, a la que se debería haber dedicado todo el tiempo necesario. Y ¿cuál va a ser la metodología que asegure la participación y la síntesis?

Etapa de cuestionario. Creo que la encuesta era francamente mala; parecía un ejercicio de parvulario. A algunos nos dio rubor y parece que motivó a pocos, ni siquiera por disciplina teniendo en cuenta su elevada finalidad. Por su propia redacción -motivaciones y visiones personales- era inapropiada para construir un discurso colectivo, a lo sumo valdría como encuesta para un análisis sociológico. El procedimiento de síntesis y votación no facilitaba en absoluto la síntesis por los diferentes niveles en que se realizó -agrupación, comarca, distrito, federación, como dice la circular-, hacía perder en el camino cualquier idea creativa que matizara lo dicho en el último congreso -como sucede en los debates congresuales si no se crean plataformas- y desaprovechaba la gran ventaja que ofrece la elaboración del Manifiesto Programa: estar fuera de los procesos electorales y de poder. Además no se ha cumplido lo que especificaba la circular nº 1 del 15.03.06 remitida por Paco Frutos y Julio Anguita respecto al debate y redacción de un documento síntesis, y no ha habido información de lo que hacían las otras Agrupaciones o la Comisión.

En todo caso, se olvida que más importante que un documento políticamente excelente es el proceso de reactivación en sí y que, si no concitamos una amplia participación, el mejor Manifiesto Programa nacerá como una pieza de museo.

Tenemos tiempo de cambiar. Tendríamos que ponernos de acuerdo -todo el Partido, no una comisión- en el alcance, en su estructuración, en una metodología válida. Y es evidente que tenemos que hablar de cómo vemos el mundo actual, pero no hacer una tesis académica a la última moda sobre el capitalismo neoliberal. Y caracterizar los rasgos esenciales de una sociedad alternativa y definir los ejes básicos de nuestra acción para lograrla. Y pronunciarnos sobre el Partido que queremos, el que nos parece la herramienta adecuada para luchar por el socialismo, y sobre las líneas alternativas que existen -no sólo partidos- y definir las alianzas estratégicas y las condiciones de las tácticas.

Esta propuesta parte de la base de que hay un elevado acuerdo entre los comunistas sobre la mayor parte de las cuestiones básicas y un cierto abanico de opciones en otras cuestiones y en los instrumentos y procedimientos de actuación. La elaboración del Manifiesto Programa debe discurrir con absoluta libertad, en un proceso constituyente sin restricciones ni sujeción a acuerdos previos que lastrarían cualquier propuesta de volar alto con la máxima camaradería y confianza en nosotros.¿Cómo?

-Con un documento que vaya surgiendo de la participación de todos los militantes y de muchos camaradas que se encuentran apartados y sumidos en la perplejidad y que puede ser el catalizador de un renacimiento- que no renovación- de la ilusión, la confianza y el convencimiento que han caracterizado por muchos años el quehacer de los comunistas y que están en vías de extinción. De forma pública para que todas las propuestas sean conocidas por todos.

-Con el objetivo de llegar al máximo nivel posible de integración, facilitado por un uso inteligente de prioridades y plazos del desarrollo del índice. Para ello es necesario integrar los aspectos en los que exista acuerdo en una formulación aceptable por todos y decantar las diferencias en un número representativo de opciones. Si el objetivo principal no es que gane una opción, sino que el Partido se fortalezca, hay que poner el énfasis, principalmente al inicio del proceso, en los aspectos de integración: decantar las diferencias sería extraer de ellas toda la sustancia común y reservar su tratamiento diferencial- sin ocultar las diferencias- para una segunda fase. Esto exige una coordinación única, aunque se promuevan núcleos de trabajo a todos los niveles.

-Y con una metodología democrática y participativa, que permita la integración de documentos en pequeñas unidades, lo cual se ha experimentado con éxito en otros trabajos; empezando por un índice que exprese de partida las grandes prioridades y constituya una referencia en todo el trabajo.

No es fácil, pero es posible si trabajamos bien. Creo que la Comisión haría bien en revisar nuestra propuesta y nuestra metodología, según los documentos remitidos en su momento que esquematizamos aquí.

* Comisión Manifiesto-Programa de la Agrupación de Técnicos y Profesionales del PCM