A Carlos le asesinaron en el barrio madrileño de Usera, barrio obrero y de izquierdas, donde desde hace años conviven miles de inmigrantes, sin que esto haya causado problema alguno. En este barrio, Democracia Nacional quiso convocar su acto racista, desplazando hasta allí a cientos de fascistas armados, igual que el 3 los llevaron a Salamanca, para reivindicar su ideario de una España blanca entre africanos, árabes y asiáticos que trabajan 12 horas para sobrevivir (siempre para empresarios españoles).
A Carlos lo encontraron en la parada de metro de Legazpi, y le abordaron con un cuchillo de caza. No han faltado medios que traten el suceso como «un enfrentamiento entre bandas juveniles» o, peor aún, «entre jóvenes de estética skin».
Aunque es el más grave, no es el único caso sufrido en el último año. El ex secretario general del Partido Comunista de Alcalá, Santiago Vilar, resultó herido en una reyerta durante las fiestas de esta localidad en 2006.
Otro simpatizante sufrió ese año quemaduras cuando unos nazis le empujaron a la plancha de cocina de la caseta del PCE. En la edición de 2007 de las mismas fiestas, se produjo un altercado en el que V. G. L., de 17 años y miembro de Unión de Juventudes Comunistas de Madrid, fue golpeado por un nazi en la mandíbula. Antes hubo un conato de pelea tras una noche de «continuas provocaciones» por parte de los asiduos a la caseta de la Falange.
El Ayuntamiento lo resolvió decidiendo que ni el Partido Comunista ni la Falange Española dispongan de casetas en las Ferias del próximo año.
El 17 de febrero, un grupo de 12 ó 13 neonazis atacaron brutalmente en Terrasa (Barcelona) a miembros de Joves Comunistas (JC) y de Joves d´Esquerra Verda (JEV), al identificar a uno de ellos como responsable de una de las organizaciones políticas en la localidad. Tres compañeros fueron llevados al hospital y uno de ellos quedó ingresado con dos costillas y el tabique nasal roto, y toda la cara desfigurada.
Es mismo mes, el fin de semana del 24 y 25 de febrero, fue la sede del Comité Provincial del PCA de Sevilla la que recibió la furia fascista.
Durante la Semana Santa de este año, un grupo de ultraderechistas también logró atacar por dos veces la sede del Partido Comunista de España y de Izquierda Unida del distrito madrileño de Ciudad Lineal. El buzón y el timbre fueron arrancados de cuajo, la cerradura completamente inutilizada, y alrededor de cuarenta o cincuenta hendiduras provocadas por un objeto similar a un hacha. Según vecinos que presenciaron el ataque, primero se presentaron unos ocho jóvenes de estética nazi que comenzaron a propinar patadas a la puerta, pero al comprobar que no podían echarla abajo marcharon para posteriormente volver armados. El mismo día que los militantes borraran las pintadas dejadas, los nazis volvieron a escribir: «Rojos no, nazis mandan».
Cuando un vecino increpó a los salvajes para que cesaran en su actividad fue amenazado, lo que ha creado un sentimiento de inseguridad y miedo en las viviendas colindantes.
En la ciudad de Salamanca, la noche del viernes 20 de abril, dos jóvenes estudiantes de Instituto, uno de ellos miembro de la asociación estudiantil CEA-Enseñanzas Medias, fueron agredidos brutalmente por un grupo de nazis, ocasionándoles heridas graves con arma blanca.
Esa misma mañana, varios puestos de propaganda del CEA (Colectivo Estudiantil Alternativo) instalados para recoger 5000 consultas sociales sobre los derechos de los estudiantes fueron reventados por ultraderechistas. P.R.M, miembro de CEA y representante de alumnos en el Claustro de la Universidad de Salamanca, se acercó a estos sujetos para pedirles que dejaran el material en paz. Como respuesta, los ultraderechistas increparon a la representante estudiantil, amenazándola, y concluyendo que «no te doy los mismos puñetazos que a la caja porque eres mujer».
Hay que recordar también la brutal puñalada al joven Villa, militante de Izquierda Castellana en Salamanca, que estuvo a punto de costarle la vida. Más recientemente, en el mes de noviembre de 2006 el portavoz de CEA y militante de la Juventud Comunista Roberto Cilleros fue agredido en la calle Zamora, salvándole la intervención de un grupo de estudiantes Erasmus.
El 12 de mayo, un militante de la UJCE recibió el ataque de un grupo fascista a la salida de la Asociación de Vecinos de Canillejas, en San Blas. El ataque tuvo lugar cuando el camarada E.Z. se encontraba recogiendo los instrumentos musicales tras un concierto en su barrio. Y esta es sólo una muestra de las agresiones sufridas por los fascistas. Hay muchas más, a camaradas y a sedes por todo el estado.
A lo largo de noviembre, cientos de miles de jóvenes en todo el Estado se han concentrado contra el racismo, a modo de respuesta al asesinato de Carlos. Tampoco en esta ocasión han faltado redactores y políticos que hablaban de «ambas concentraciones radicales» y del papel de las fuerzas policiales para evitar el enfrentamiento entre ambas. Incluso el Gobierno del PSOE se ha atrevido a hacer lo que Aznar no hizo en ocho años de gobierno: ilegalizar una movilización de la izquierda, ejerciendo una brutal represión durante la manifestación de repulsa al asesinato de Carlos.
Reprimir a los antifascistas, así como calificar el asesinato de una persona por motivos ideológicos como «enfrentamiento entre bandas» supone una irresponsabilidad por parte de la política al uso y los medios de comunicación, al igual que englobar en un mismo saco de «radicales» a violentos armados y a jóvenes que se manifiestan por la tolerancia. Es esconder un problema político de primer orden, como es la presencia de racismo violento en nuestro país, bajo una apariencia de disturbio juvenil. El asesinato de Carlos ha demostrado que los actos de exaltación patriótica convocados por Democracia Nacional no son sino excusas para realizar eventos de carácter racista y violento, aunque los creadores de opinión pública no tienen interés en verlo.
El PCE ha insistido en que son los fascistas que organizan actos racistas en barrios de inmigrantes quienes provocan, y no los jóvenes que salieron a la calle a hacerles frente. Meter en el mismo saco a racistas y a antirracistas es como equiparar a los nazis alemanes con la resistencia judía, a los camisas negras italianos con los partisanos antifascistas, a las tropas franquistas con los luchadores por la II República Española.
Habrá quizás que recordar a los poderes fácticos españoles que el error de los alemanes durante los años previos a la II Guerra Mundial no fue su apoyo al racismo, sino su indiferencia ante el mismo.
Berlín con los antifascistas
españoles en el exilio
Carlos García Hernández *
El pasado 23 de noviembre se celebró en la sede de DIE LINKE del barrio berlinés de Pankow un emotivo acto dedicado a la emigración española: «Antifascistas en el exilio”, así, en español y con todas las letras.
Gernot Klemm, presidente del DIE LINKE en Pankow, se encargó de la inauguración, seguida de la actuación del grupo «Anhela», formado por españoles residentes en Berlín, y por la proyección del corto «Aurora».
«Aurora» fue rodado en 1990 por la joven directora española Clara López Rubio, y refleja el impacto que tuvo la muerte de Franco en los exiliados españoles que vivían en la Repúplica Federal Alemana y cómo una vez muerto el dictador tuvieron que tomar la decisión de quedarse en el extranjero o regresar. Muchos habían formado ya familias en Alemania y habían encontrado una estabilidad económica difícil de hallar en España; pero por otro lado, la mayoría siempre tuvo la intención de volver a España tarde o temprano y poder respirar de nuevo libremente en su país.
Al término de la proyección la directora relató los motivos que la llevaron a filmar «Aurora» y cómo vivió ella el exilio marroquí en primera persona. El corresponsal de MO, Carlos García Hernández, tomó la palabra sustituyendo a Juan Luis Camacho, camarada del PCE en Frankfurt que por motivos de salud no pudo asistir. Su intervención trató precisamente de personas extraordinarias como Juan Luis. Personas perseguidas en España y forzadas al exilio sin conocer el idioma del país que les acogía. El elevadísimo número de españoles que emigró a Alemania hace que sea imposible conocer la historia española y alemana de la segunda mitad del siglo XX sin hablar de ellos.
Los años setenta fueron los años del llamado «milagro económico» en la RFA. Alemania se recuperaba de la II Guerra Mundial y debe tenerse en cuenta que la ayuda prestada a la nueva democracia en la RFA fue la ayuda que la democracia española no recibió durante la Guerra Civil. Ningún país aliado ayudó a España, ni siquiera los que tenían gobiernos de izquierda como Francia. Chamberlain, presidente del Reino Unido, lo dijo claramente: «Es preferible una España franquista a una España roja», y todos los líderes Europeos siguieron su lema. La ayuda que los españoles no recibieron durante la República la tuvieron que ir a buscar a otros países que necesitaban mano de obra barata. Fue su trabajo, las remesas de dinero que mandaron y el respeto que por su trabajo se ganaron las que permitieron que la situación en España mejorara y que la democracia española naciera.
* Corresponsal de MO en Alemania y militante del PCE