No hay fórmulas mágicas. Una alternativa política transformadora que ayude a mejorar las condiciones de vida de la mayoría no va a surgir de una decisión teórica, sino de una práctica política Pero hemos aprendido en el camino. Partimos de una derrota electoral que significa también la derrota de una línea política que no debemos seguir. Estamos en un fin de etapa, en el fin de una posmodernidad de izquierdas que no ha identificado claramente los problemas socio-económicos del país. Para construir una alternativa deberíamos centrarnos en un análisis material real de la situación en la que se encuentran los asalariados, jóvenes, mujeres, inmigrantes…
Lo que sí parece claro que ante la alternancia tenemos que contraponer la alternativa, es decir, la certeza de que se pueden cambiar las cosas, podemos y debemos trabajar por una España económicamente más igualitaria, ambientalmente sostenible y socialmente más justa.
Evidentemente a los trabajadores y a los que no llegan a fin de mes, es decir a los que más padecen las injusticias: los de abajo, a los comunes, al trabajo. Defendemos el gobierno de los comunes, de los que no tenemos nada.
Y es también obvio que nuestro referente ha de ser todo aquel que lucha, se organiza y trabaja por causas justas: los movimientos sociales, en toda su pluralidad.
Pero creo que no tenemos que querer representarles: tenemos que ser ellos y desde ahí construir entre todos la alternativa.
Seguimos con un modelo organizativo que se diseñó en la IU de los 90 y que ya no nos sirve. Hemos territorializado demasiado el modelo y abandonado en muchos casos la trasversalidad de nuestras propuestas. Debemos caminar hacia un modelo de organización muy participativo, democrático y eficaz.
La clave de la reconstrucción está en la organización, ya que todos sabemos que las instituciones son muy importantes, pero no sirven de nada si no hay organización detrás.

Marga Ferré, Miembro de la Comisión Permanente Federal de Izquierda Unida