Mundo Obrero: El Comité Federal ha convocado la Conferencia Federal de Organización y Finanzas para los próximos 16 y 17 de mayo. ¿Qué objetivos se marca la dirección del Partido?
Fernando Sánchez: Avanzar en lo aprobado en el último Congreso desde la experiencia de los últimos años.
Venimos, por muchos motivos, de un proceso de deconstrucción del partido: las crisis de los primeros años de la transición, las divisiones de principios de los ochenta, los conflictos abiertos a raíz de la crisis con Nueva Izquierda y otros más recientes… La última Conferencia de 2004, significó un punto de inflexión, el inicio del proceso de reconstrucción y fortalecimiento del partido en el que estamos empeñados, sin embargo, estuvo muy mediatizada por la deriva de nuestro proyecto político y la preparación de su VIII Asamblea. Entonces avanzamos en torno a la idea de cohesión y de fortalecimiento del partido. Ahora, tras la celebración de nuestra Conferencia Política y de la IX Asamblea Federal, estamos en mejores condiciones para iniciar una reflexión a fondo, partiendo del análisis sereno y constructivo, de nuestros aciertos, errores e insuficiencias, sobre cómo organizarnos mejor para afrontar las tareas que tenemos por delante y, muy especialmente, sobre cómo podemos intervenir para concienciar y organizar a los trabajadores y demás sectores afectados por la crisis económica para dar una salida a la misma que mejore las condiciones de vida de la gente, desde la movilización y la exigencia de un cambio en la política económica y en el modelo productivo en el sentido que proponemos desde el PCE e IU.
Y esto significa abordar cuestiones que por uno u otro motivo llevamos relegando demasiado tiempo: el papel de los comités, de la dirección federal, qué federalidad, cómo avanzar en la cohesión desde la más amplia participación de todos y todas, el papel de las finanzas y la corresponsabilidad en el cumplimiento de los acuerdos. Si no acertamos en cómo nos organizamos, con qué medios materiales contamos y con qué método y de qué manera establecemos las prioridades y los acuerdos nunca rentabilizaremos nuestras propuestas políticas.
Pretendemos, además, que sirva para construir colectivamente el documento a debate para el XVIII Congreso teniendo en cuenta las experiencias, reflexiones y aportaciones del conjunto de los militantes.
M.O.: ¿Qué propuestas más significativas destacarías del Documento presentado a la Conferencia?
F.S.: Tendemos excesivamente al espontaneismo y al localismo. La actividad de las organizaciones y militantes debe ser más organizada, en función de los planes y prioridades que se establezcan. Habituarnos a valorar el cumplimiento de los acuerdos. Aprovechar mejor la potencialidad de los militantes, todos debemos de tener una tarea específica de la que rendir cuentas, para ello el papel de los comités es fundamental y éstos son muy desiguales, fortalecerlos debe ser la prioridad para este periodo.
El papel de la cohesión, un partido que no es coherente con los acuerdos que toma tras debatirlo lo más amplia y participativamente posible no sirve para nada. A la vez hay que evitar que esto se convierta en la dictadura de la mitad más uno, los acuerdos deben buscar la síntesis de todas las posiciones. El proceso de debate y toma de acuerdos que pusimos en marcha de cara a la última Asamblea Federal de IU es un primer paso en esa dirección.
¿Qué es el PCE un partido o 16? Nos hemos dejado llevar por una fiebre descentralizadora que, en la práctica, nos llevó a una situación en la que el único papel de la dirección federal era el de ser la gestoría de las organizaciones del partido. En estos últimos años hemos avanzado en ir concretando una cierta «coherencia Federal» pero creemos que hay que seguir avanzando, hay que definir las competencias de la dirección federal y los espacios de competencia de las federaciones y comités intermedios. Y, por supuesto hay que elaborar unos estatutos con más seguridad jurídica para los militantes.
El último bloque del documento es fundamental. Sin finanzas no hay organización y en este terreno somos un desastre. Hay que tender a tener una visión global. No es posible que las organizaciones con más recursos puedan permitirse inversiones que otras con menos no pueden, es necesario priorizar dónde y cómo se invierten los recursos, en función de las prioridades, independientemente de dónde se generan. Hay que desterrar la cultura del todo gratis, la cuota no debe ser el mecanismo que nos permite poder participar en los procesos de elección internos, sino el compromiso con la organización y, como tal debe ser entendido por cada militante y por cada organización.
M.O.: ¿Cómo se puede y se debe fortalecer orgánicamente al PCE?
F.S.: En la medida en que nos acerquemos a la máxima de pensar y actuar colectivamente en función de cada realidad concreta. Tenemos que pasar de un partido a distintas velocidades donde muchas veces los conflictos locales por el ¿poder? se priorizan a las tareas centrales, salir de la interiorización y del todo o nada, de las divisiones, muchas veces artificiales, que segmentan y dividen a los camaradas, del ideologismo, a un partido para la propuesta y la acción en el que reconocernos y reencontrarnos. En la medida en que los militantes del partido recuperen la ilusión y la confianza y ocupen el espacio que les corresponde el partido se fortalecerá.
M.O.: En el actual marco político español ¿qué papel debe jugar el partido ante la crisis y en defensa de los trabajadores?
F.S.: Proponiendo alternativas concretas y organizando la resistencia para el cambio de política económica. Estamos en un momento histórico. Las políticas neoliberales han provocado una de las crisis más graves de la historia del capitalismo, agravada en nuestro país por una política económica que ha favorecido al capital especulativo y con una sociedad que no quiere despertar del «sueño» del todo es posible y fácil al que el pensamiento único llevó. Alternativas hemos ido elaborando a lo largo de estos últimos años, cuando nos quedábamos solos denunciando este modelo especulativo del capitalismo español y avisando de que iba a entrar en crisis; hoy son hegemónicas en Izquierda Unida, forman parte del discurso y la propuesta de la dirección federal de IU.
Además es necesario organizar la resistencia, hay que reconstruir las identidades de clase, colectivas, que han sido dinamitadas en las décadas anteriores, hay que volver a situar la idea del socialismo en el imaginario colectivo de los trabajadores y trabajadoras, buscar complicidades con la izquierda política, sindical, social y cultural para ir avanzando en el proceso de nueva convergencia política y social que entendemos debería significar la refundación de Izquierda Unida. El Comité Federal ha puesto en marcha una campaña contra la crisis que pretende esto, sacar al partido a la calle para organizar el conflicto desde cada realidad concreta, trasladando nuestras alternativas a las empresas en crisis, a las colas del INEM, a los trabajadores precarios, a las mujeres, a los inmigrantes, a los jóvenes, construir partido organizando a los que pagan la crisis.
M.O.: Desde qué perspectiva se debe abordar la situación financiera del PCE
F.S.: Si jugáramos a la contabilidad creativa podríamos decir que contando con lo que las federaciones e Izquierda Unida adeudan al PCE, el Comité Federal tendría unas finanzas más que saneadas que podría invertir en más trabajo político, materiales, apoyo a las organizaciones más débiles, etc. Aún si manteniendo esta deuda, se cumplieran los compromisos de cuotas, liquidación de publicaciones, aportaciones de cargos públicos y subvención de IU, el Comité Federal podría cumplir los compromisos que deberían ser normales. Sin embargo la realidad es muy distinta. Salvo excepciones, que las hay, sigue prevaleciendo la cultura del: «yo primero cubro mis gastos y lo que sobre, si sobra, lo entrego al comité superior». En esto no tendría por qué haber problemas, se debería poder cumplir con los acuerdos porque son reales, porque la cuota se cobra, los cargos públicos pueden aportar cinco o diez euros al mes y Mundo Obrero se puede vender ¿o no?
Por tanto, como dije antes, hay que tender a una visión global de las finanzas y que sea el partido en su conjunto el que determine las prioridades y por tanto los medios para cubrirlas, independientemente de donde se generen, desde la compra o el apoyo para alquilar locales a la contratación de liberados o trabajadores.
M.O.: Respecto a los medios de comunicación del PCE ¿Qué cuestiones deberían trabajarse para el futuro?
F.S.: Tenemos un medio de comunicación escrito que no dejó de editarse ni en los peores años de la clandestinidad, hasta se distribuía en la cárcel de Burgos. Sin embargo deberíamos de plantearnos seriamente una salida para garantizar su viabilidad económica, lo intentamos con la campaña de suscripciones pero no hemos avanzado apenas. Estoy convencido de que la inmensa mayoría de la militancia del Partido se negaría en redondo a verlo desaparecer, por eso planteamos el cobro de la suscripción junto al cobro de la cuota. Este es el primer paso, garantizar su viabilidad porque en los tiempos que corren mantener un medio de comunicación propio es una necesidad que no podemos permitirnos perder. Segundo paso ¿Qué hacemos con el MO cuando llega a las organizaciones del partido? (a las que llega) lo dejamos en una mesa para el que quiera lo compre, (o se lo lleve) ¿ya pasó el tiempo de salir con el MO bajo el brazo a las movilizaciones, al tajo, al centro de estudio? Creo que no, Mundo Obrero es el portavoz del Partido, su medio de comunicación, el instrumento para trabajar política e ideológicamente entre los trabajadores, no nuestro boletín interno. Estos dos objetivos deberían ser una prioridad para el futuro.
Nuestra Bandera debería ser el eje de la formación teórica de las organizaciones del partido, creo que todas las agrupaciones y cuadros deberían no sólo suscribirse sino fomentar su lectura y el debate de sus artículos.
M.O.: Una vez culminada la conferencia habrá medio año para celebrar el próximo congreso del PCE ¿desde qué perspectiva se plantea este proceso?
F.S.: Un Congreso unitario que sea capaz de sumar y sintetizar toda la pluralidad del PCE. Un Congreso con censos limpios, transparentes, sabiendo cuántos somos, dónde estamos y cuáles son nuestras prioridades de trabajo (la ficha). Un Congreso del que salga un PCE más unido y mejor organizado. Un Congreso sin triunfalismos reconociendo lo que somos pero con la voluntad inquebrantable de trabajar para construir junto a otros el socialismo del siglo XXI en nuestro país. Un Congreso para avanzar en una propuesta política alternativa de salida de la crisis que ilusione y comprometa a los de abajo; un Congreso para establecer las prioridades y líneas de trabajo del partido, concretas, claras. Si el XVII Congreso nos puso en el camino de recuperar hegemonía en nuestro proyecto político, creo que el XVIII debe volcar sus esfuerzos en recuperarla en el seno del movimiento y la clase obrera.