Vemos como el desempleo aumenta mes a mes, con cifras que hacía años no se padecían. Los más de cuatro millones sin empleo, trasladados a personas de carne y hueso nos dicen que hay hombres y mujeres pasándolo mal, con una quiebra de sus expectativas personales y colectivas, de familias, más de un millón, donde todos sus miembros están sin trabajo, jóvenes que no ven futuro, inmigrantes con ilusiones rotas, mayores que se ven en la calle por un expediente de regulación de empleo, muchas veces injustificado, para saciar las ansias de beneficio de empresarios sin escrúpulos, un drama humano al que es obligado hacer frente.

Junto a lo anterior estamos asistiendo a una gran ofensiva de los de siempre: derecha política y económica, tertulianos varios, etc. para, aprovechando la situación, intentar con todos los medios a su alcance: mediáticos y políticos, recortar derechos laborales, pensiones, salarios, mayor flexibilidad en la contratación y despido más barato sin tutela judicial, cuando el problema de nuestro mercado de trabajo es el contrario: exceso de flexibilidad (28% de contratos temporales) y facilidades para el despido, sin causa, por encima de la media de las legislaciones de los países de nuestro entorno.

Lo que tampoco se quiere reconocer es que, durante la importante etapa de crecimiento de los últimos años, no se ha querido acortar sustancialmente el retraso en protección social que padecía España con relación a la media Europea, así en el 2006 (último año con datos comparables) era el país, después de Portugal, que tenía el gasto social por habitante más bajo de la UE-15. En ese año el PIB per cápita había alcanzado el 93% del promedio y sin embargo el gasto público social per cápita era sólo el 70% del promedio de la UE-15, cuestión que vamos a sufrir especialmente en esta etapa de mayores necesidades a atender.

Lo que si han hecho es recortar impuestos a los que más tenían, así el presidente de gobierno se vanagloriaba recientemente de haber bajado impuestos por valor de 20.000 millones, dejando la presión fiscal en el 32,8%, la más baja desde 1995, frente al 34% que la dejó el PP en 2004. Este “regalo” ha tenido como beneficiarios a los más ricos: Impuesto de Sociedades, con cinco puntos menos y supresión del de patrimonio (que ha supuesto 4000 y 1800 millones de Euros menos de ingresos respectivamente).

Ante esta ofensiva debemos exigir, entre otras estas medidas, para evitar el riesgo de que la cuarta parte de la población caiga en la pobreza, un aumento de la protección social, en especial en la cobertura al desempleo que cubra al casi millón de personas que no la tienen, una fiscalidad que recupere su progresividad, desarrollo de una política de investigación avanzada, la puesta en práctica, de una vez y sin más demora de la Ley de Dependencia, un cambio de modelo productivo donde el sector público y la banca pública, juegue un papel primordial,

En esta línea, CCOO y UGT hemos elaborado un documento de propuestas para negociar con el Gobierno y la patronal que junto con el manifiesto de más de 700 expertos presentado recientemente, demuestra que es necesaria y posible otra orientación económica de salida a la crisis.

Los sindicatos de clase y las fuerzas de la izquierda debemos de llevar la iniciativa teórica y práctica para que la salida de la crisis ayude a construir algo nuevo, fuera de las recetas inútiles que nos han llevado a este desastre y que conlleve una sociedad más solidaria, evitando que los damnificados sean, como se pretende, los más desfavorecidos: mujeres, jóvenes, inmigrantes y trabajadores en general.

La tarea que tenemos por delante la izquierda política y sindical no es fácil, pero si algo está claro es que no podemos resignarnos a que marquen el ritmo y los objetivos los de siempre y para sus intereses. Debemos analizar con rigor la situación, señalar a los culpables, denunciando las agresiones que se están sufriendo y lo que es más importante, ofrecer al conjunto de la sociedad y en especial a los trabajadores y trabajadoras alternativas claras y posibles que rearmen y pongan en juego toda la capacidad movilizadora necesaria para una salida a la crisis solidaria y justa.

En definitiva, esta crisis económica que estamos padeciendo debería ser aprovechada para poner en su sitio a los neoliberales y demostrar que sus teorías de más mercado y menos estado solo llevan a un gran fraude para la mayoría de la sociedad.

*Profesora de Enseñanza Secundaria
Secretaria Confederal de I+d+i de CCOO

(1) TORRES, Juan y GARZÓN, Alberto. La crisis financiera. Guía para entenderla. ATTAC. 2009