¿Quiénes somos? Miles. Regados en Francia y por el mundo. Hijos, nos dicen, de una “retirada”. Palabra ambigua para abarcar una derrota, traiciones, una esperanza de pronto retorno, y por fin el abandono en nombre de la “democracia occidental” en tiempos de “guerra fría”.
Fuera de España, nuestros padres mantuvieron ideales, amargura, y a veces silencio. Nunca olvido. Mimaron la pequeña llama republicana.
Mi padre guerrillero, Enrique, que se tiró toda la guerra con GALAN, siempre nos habló, nos contó, y mucho. En su lecho de muerte maldecía LAS no-intervenciones. Lo enterramos con nuestra tricolor y los honores militantes. Murió en un pueblito perdido del sur de Francia, español, republicano y comunista. No hablaba ni una maldita frase gala. Se inventó un “patois” para comunicar con los franceses.
De pequeños, Enrique nos contaba sus guerras, los maquis de Francia, como una epopeya. Tampoco mitificaba. Daba a sus relatos un contenido político. Hablaba de batallas pero también de los “caciques”, de los cuatro “ricachones” de La Gineta. El, que fue niño mulero.
Por las noches, en nuestro pueblo obrero (Labastide-Rouairoux), Enrique nos enseñaba a leer español- y ¡ojo!- en el “Mundo Obrero”. Repartir “M.O” en Francia era peligroso. Un gobierno de centro-izquierdas, en el cual estaba ya Mitterrand, ilegalizó al PCE, a la Agrupación de Guerrilleros… y censuró su prensa. La “Operación Bolero-Paprika”, en septiembre de 1950, de represión contra héroes españoles de la lucha antifascista, fue une infamia. Pretextando un “peligro soviético”, había que limpiar al sur de Francia para satisfacer a Franco.
Me acuerdo… Enrique salía para vender “Mundo Obrero” y lo escondía en el manillar de la bicicleta. Si te pillaban: ¡para Alemania o Checoslovaquia! Por eso “M.O” siempre ha olido para mí a valentia, a familia, a ternura.Con reconocimiento, regalo a los míos este trabajo histórico incompleto, pero fundamentado y serio. Objetivo no lo es. ¿Cómo podría serlo? SOLO EXISTEN ENFOQUES, investigaciones, confrontaciones… Yo escribo desde los míos desde hace… No me acuerdo. Con más empeño y rabia por la avalancha revisionista que pretende criminalizar a los “rojos”. Enrique no fue ningún “títere” de Stalin sino un luchador antifascista. Las realidades son testarudas. El antifascismo guerrillero fue llevado y asumido mayoritariamente por los comunistas. De ese “gran relato” (los maquis), los “liberales” quieren desposeer a sus protagonistas, vaciándolo de valor, de sentido, consensuándolo. Bien me acuerdo… No había tele. Enrique nos contaba los sabotajes en las minas de Decazeville, los atentados, la destrucción de rieles, de postes eléctricos, etc., el papel asqueroso de policías y “gendarmes”, la “colaboración” de las élites francesas, la intrepidez de la JSU…
Bien me acuerdo. Frente al ojo verduzco de la vieja radio-transistor. “¡Callaros, que va a hablar Pasionaria!”. Esa voz chisporroteante de abuela de sustitución, lejana. En la escuela éramos “los jodíos españoles que vienen a comerse el pan de los franceses”. Los militantes franceses, ellos, no olvidaban que el panadero de la libertad fue muchas veces español.
¿Quiénes somos? A la vez franceses y un pedazo de la España insumisa. Somos memoria para habitar el presente.
*Profesor en la Universidad de PAU (Francia)