Entrevistamos a Frantxi López en Madrid, poco antes de que tomara su vuelo de regreso a Gipuzkoa. Desde hace más de tres lustros este vasco de conversación amable y perspicaz se encuentra al frente de la Koldo Mitxelena Kulturunea, http://www.kmk.gipozkoakultura.net una institución dependiente de la Diputación Foral que controla en propiedad el legado y la biblioteca de Gabriel Celaya, y a la que posteriormente se han añadido otros documentos personales (correspondencia, borradores, dibujos, etc.) cedidos por su viuda Amparo Gastón.
Es la tarde de la entrevista y Frantxi López vuelve de ARCO. Sus observaciones nos confirman en parte lo que la prensa nacional denomina “recuperación del mercado del arte”, y se manifiesta sorprendido por los innumerables artefactos expuestos y dispuestos a ser absorbidos por la intacta capacidad de compra que lucen, en plena crisis, las clases altas.
Estamos en el año en el que se cumple el centenario del nacimiento de Gabriel Celaya (Hernani, 1911) y la entidad cultural que él dirige será una de las pocas, si no la única, que aprovechará la efeméride para reivindicar la memoria del poeta y la de quien fuera su musa, mentora e inseparable compañera, Amparitxu, Amparo Gastón.
P. El 18 de marzo se cumplirán los cien años del nacimiento de Gabriel Celaya ¿Cómo tienen previsto abordar este tema?
R. Está prevista la creación de un nuevo premio de carácter internacional. Así lo dejó explícito Amparo en su testamento y de este modo se convocará el Premio Gabriel Celaya, que admitirá obras en euskera y castellano. Será bienal y con ello cumpliremos la voluntad de Amparo de recuperar y mantener viva la obra de Celaya. También se organizará un recital y, a lo largo de estos meses, se irán desarrollando encuentros en los que se hablará y se analizarán sus legados poético y vital.
P. Parece que todos coinciden en calificar a Celaya como figura imprescindible de la poesía más reciente ¿por qué, entonces, esta ausencia del autor y su obra en los foros culturales más públicos?
R. Eso se debe, en mi opinión, a varios factores: tuvimos una transición estrambótica, en la que se perdió la voz de los años 50 y 60; nuestro sistema educativo no es como el francés que mantiene vivos a Molière a Zola…; estamos sujetos al albur de la mercadotecnia en lo referido a qué recordamos o qué sabemos y qué no.
Está claro que si tú no das tus referencias, vendrá el Gran Imperio a dártelas. Hasta el poder político, cuando intenta la recuperación de esa memoria (Blas de Otero, Gabriel Celaya, Carmen Laforet.. ) lo hace casi con vergüenza. Las instituciones no recuperan a nadie y menos a los que eligieron una opción que hoy se considera demodeé
Y, por otra parte, no hay que despreciar la enorme incapacidad del reino de España para cultivar la memoria.
P. Usted conoció y trató personalmente tanto a Celaya como a Amparo Gastón ¿Qué destacaría de ellos?
R. Gabriel Celaya era todo humanidad, pero quiero reivindicar el papel de Amparo Gastón como poeta y también como persona comprometida, dotada de una gran intuición. Ella era una mujer muy roja, en el sentido de atender a los otros. Su lucidez respecto a lo que estaba ocurriendo en el mundo era proverbial. Amparo significó mucho en la vida de Gabriel y también en su acercamiento hacia el compromiso social, provenía de una familia de militancia comunista que había padecido las consecuencias de la Guerra Civil. Su militancia es anterior a la de Gabriel y durante un tiempo él no estuvo al corriente de las actividades de ella en la clandestinidad.
Gabriel Celaya es hijo de la burguesía. Le crió un ama que, seguramente, le hablaba en su lengua. Su poesía escrita en castellano denota un profundo conocimiento de la poesía vasca y un gran amor por la tradición oral vasca. En 1946 conoce a Amparo Gastón y a partir de ese momento, comienzan a trabajar y vivir juntos. Yo creo que ese conocimiento les impulsó a los dos.
Amparitxu era una persona de gran generosidad, si ella no hubiera estado la memoria de Celaya se habría diluído.