Las elecciones generales que tendrán lugar el 20 de noviembre se desarrollan en un marco de profunda crisis económica internacional y que en nuestro país tiene particularidades propias fruto de una economía anclada durante largo tiempo en la construcción. Además hemos visto cómo estas últimas semanas se ha puesto en crisis el acuerdo socio-político tomado entre los países capitalistas tras la II Guerra Mundial, las mal llamadas democracias avanzadas. Asistimos no ya al desmoronamiento de los elementos básicos constituyentes del “estado del bienestar” – cuyo principal objetivo era el de hacer frente a los avances sociales de los países socialistas – sino que se aniquila escalonadamente la última ficcion de las democracias representativas: la elección cada ciertos años de los representantes gubernamentales de la ciudadanía, pertenezcan al signo político al que pertenezcan.
Con motivo de la elección de los componentes del nuevo parlamento español que emanará de las urnas el día 20, pero consciente además de la agudización de las condiciones de vida de millones de personas, Oskar Lafontaine y Die Linke (organización homóloga a IU en Alemania) se ha dirigido a Izquierda Unida mostrando su solidaridad y manifestando su firme convicción en que un éxito de la izquierda española en el proceso electoral es también un éxito para toda la izquierda europea en un momento en el que :“La política neoliberal – establecida en el Tratado de Lisboa – ha fracasado estrepitosamente y el Espacio Euro amenaza con desmoronarse. Cada vez más países se están entregando a los mercados financieros.”
Lafontaine señala, además, que la Izquierda en Europa defiende una política fundamentalmente diferente y que sintetiza en:
“- Si se quieren sanear las finanzas del estado, tienen que pagar los causantes de la crisis y los que se han beneficiado de ella. Para eso se requiere un impuesto del patrimonio en toda Europa, un impuesto sobre todas las transacciones financieras y una imposición real a los bancos.
– Los estados se deben liberar del secuestro en el que los mantienen los mercados financieros. Las finanzas del estado se tienen que desacoplar de los mercados financieros. El suministro de los estados con créditos tiene que efectuarse a través de un banco público europeo.
– Se debe impedir la especulación financiera y los bancos tienen que estar sujetos a un control democrático.
– En lugar de reducir los salarios y los impuestos se requiere una política ofensiva de salarios que fortalezca los ingresos de la población y, en consecuencia, la demanda interna.
– Se necesita programa coyuntural europeo que se oriente por las necesidades sociales y ecológicas. Sólo de esta manera se puede impulsar el desarrollo económico de la Unión Europea.”