Pese a que la decisión fue tomada por el Consejo de Ministros del pasado día 23 de marzo, la noticia ha pasado desapercibida para los grandes medios de comunicación. Ninguno se ha hecho eco del nombramiento de Ángela López de Sá y Fernández, ejecutiva de confianza del presidente de Coca-Cola en España, como Directora General de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Si este nombramiento de manera unilateral por el Consejo de Ministros ya había desatado la cólera del sector alimentario, la desconfianza se ha hecho aún mayor al saber que Ángela López no se ha desvinculado por completo de la multinacional y ha pedido una excedencia, no una baja voluntaria como hubiese sido lo esperado.
Una semana antes de este nombramiento, el Gobierno había unificado el Instituto Nacional de Consumo y la Agencia Seguridad Alimentaria, quitando la independencia del primero, que en la práctica queda a las órdenes de la ejecutiva de la multinacional.
Según se puede leer en la página web de la AESAN, ésta tiene la misión de garantizar el más alto grado de seguridad alimentaria y promover la salud de los ciudadanos, así como que éstos tengan confianza plena en los alimentos que consumen. Así, no es de extrañar que el sector alimentario haya mostrado de manera contundente su disconformidad con este nombramiento conociendo las prácticas de la multinacional en todo el mundo, desde la explotación y contaminación de agua potable en zonas pobres de la India y América Latina, los desplazamientos forzados de la población indígena y los asesinatos de sindicalistas latinoamericanos. Además, hay que reseñar que Coca-Cola es el máximo impulsor del lobby que defiende los hábitos alimentarios globalizados.
En este sentido, las asociaciones por la seguridad alimentaria han manifestado que “es una decisión descarada por parte del PP poner como responsable de AESAN a una representante de una bebida que ha provocado numerosas intoxicaciones y que tiene componentes perjudiciales para la salud”. No sólo estas asociaciones muestran su disconformidad, los grandes fabricantes de productos relacionados con alimentos vinculados a la dieta sana y mediterránea también se muestran en contra de esta decisión “El sector está en alerta máxima por este nombramiento, por la bajada de los estándares en el binomio alimentación-salud” apuntan