Los X-Men, conocidos en España como La Patrulla X, son una popular franquicia propiedad de Marvel, empresa que compró Disney recientemente. Debutaron en septiembre de 1963 y desde hace años se publican un buen puñado de colecciones mensuales.
Desde sus inicios han planteado un conflicto político, muchas veces de trasfondo, aunque en ocasiones pasa a un primer plano, como en la miniserie de 5 entregas X-Men: Cisma (X-Men: Schism en el original).
Los mutantes son el siguiente estadio de la evolución humana. Su estructura genética les da poderes de diverso tipo, cada uno diferente, desde volar a lanzar rayos por los ojos. La sociedad “humana” está dividida, no sabe que “hacer” con ellos, aunque el miedo y la ignorancia condiciona la respuesta de la mayoría, rechazo en lugar de integración social. Algunos incluso abogan por su exterminio. La marginación de los mutantes nos recuerda fácilmente a la comunidad negra de EE.UU. luchando por sus derechos civiles (contemporáneo a la publicación de los primeros números de X-Men) o la persecución y exterminio de los judíos (y cualquier disidente que les estorbara) de la Alemania nazi, como refleja el prólogo de segunda de las películas.
Los mutantes tampoco están unidos. Por un lado está La Patrulla X con su sueño de integración de los mutantes en la sociedad humana y por otro los que piensan que la humanidad es un estadio anterior de la evolución y que a ellos les corresponde gobernar el destino, cueste lo que cueste. Una dicotomía con claros ecos de las posiciones y luchas de Luther King en el personaje de Charles Xavier (quien también “tiene un sueño”) y Malcom X, con un Magneto y su “poder mutante”.
49 años (y los que vendrán) dan para muchas historias y aunque ha habido etapas con una trama política de peso, en muchas ocasiones ha dominado la endogamia en las historias, las batallas con villanos bondianos (“soy malo porque yo lo valgo”) y el folletín. A las puertas del cincuentenario, Marvel publica una miniserie en 5 entregas con abundante promoción, dibujantes que cuentan con el favor de los aficionados (entre ellos el español David Acuña) y un guionista en alza, Jason Aaron. Sorprende que, con estos ingredientes, sea mucho más que un evento de trámite, normalmente tan espectaculares gráficamente como parcos en narrativa y cosas que contar.
En primer lugar, los villanos son niños. No están bajo control mental, ni nadie amenaza sus familias, para que actúen de forma tan cruel. El cabecilla, un niño de doce años llamado Kilgore, consigue sobornar a la junta de accionistas de una de las empresas de fabricación de armas más rentables, para luego restregárselo en cara a su padre justo antes de asesinarlo con varios disparos a quemarropa, sin mostrar ningún signo de remordimiento. Todos son menores de edad, descendientes de grandes fortunas que no quieren esperar su turno para heredar. Lo quieren todo y lo quieren ya. Y por el camino se llevan a padres, hermanos y todo lo que haga falta. El capitalismo más radical se da la mano con el darwinismo más salvaje.
También hay niños bajo la protección de La Patrulla X, el cisma del título viene de las posturas encontradas entre Cíclope y Lobezno, entre quien defiende que los menores de edad entren en combate y quien no lo va a permitir de ninguna de las maneras. El tema de los niños soldado, un drama aún demasiado extendido, como eje central de una ficción.
Más temas de actualidad, el tebeo empieza con los líderes mutantes viajando a Suiza a una conferencia sobre armas mundiales, para pedir a todas las naciones que se deshagan de los antiguos Centinelas, auténticas armas de destrucción masiva para la comunidad mutante. El fracaso de la conferencia es uno de los objetivos de los villanos.
Aunque los X-Men han visitado la pantalla grande en cinco ocasiones, resulta muy difícil imaginar algo similar en cine, teniendo en cuenta que estamos hablando de una producción mainstream, el equivalente a una película de gran presupuesto y campañas de promoción. Tampoco es común verlo en los principales eventos de las editoriales grandes. Así pues, una agradable sorpresa.
Por supuesto, esto es un tebeo de superhéroes de primera fila, así que hay peaje que pagar en formar de lucha encarnizada entre Cíclope y Lobezno con espectaculares viñetas-página. Y como el show debe continuar, el final de X-Men: Cisma supondrá la creación de nuevas colecciones para la franquicia mutante.
En España, Panini recopilará la miniserie en dos cuadernillos: Patrulla-X: Cisma #3 y #4, durante abril y mayo de este año. Los números #1 y #2 son un precuela totalmente prescindible.