A los cuarenta todo sigue igual
Pero no es lo mismo
Duermen las emociones adolescentes
Y si despiertan les das un soporífero.

Soledad Cruz Guerra (poeta cubana)

Ay, Derecha! ¡Qué pelma te has puesto con tu campaña pueblerina para que nos sujetemos a esa “unión europea” que tú llamas Europa!. Como te gusta que seamos fieles crédulos en milagros y apariciones, te empeñas en que pongamos nuestra fé en el fantasma de una “Unión” que sólo es la de los intereses de los mayorzotes de tu “pandi”, unos intereses económicos que generan un ordeno y mando que garantiza un empeoramiento generalizado en las condiciones de trabajo, vida y futuro de nuevos “parias de la tierra-famélica legión” a los que estás expulsando de lo que, con voluntariosa ilusión, algunos titulaban “estado del bienestar”.

No digo yo que no hayamos vivido, en estos últimos tiempos, alguna sensación de ser invitados, por la gracia de la “democracia transicionada”, a la fiesta del consumo, que parecía que iba a ser un atracón y se quedó en degustación de unas “delicatessen” servidas sobre platos muy grandes y con la etiqueta del precio oculta, para que no supiéramos lo que nos iba a costar. Pasamos de las alpargatas al zapato gorila con el “desarrollo” franquista, de ahí al marquismo zapateril (de zapatos, no de zapateros) y, ahora, nos parece que vamos andando, pies desnudos, sobre carbones encendidos.

Algunos rojos recalcitrantes de los que nunca han callado del todo, aunque se les haya escuchado menos de lo que se debiera, advirtieron en su momento de lo que se avecinaba y advierten ahora que tu perversa propaganda, pretende convencer a la gente de que, cuando se supere la crisis, la que nos han montado y la que sufrimos, volverán los buenos tiempos en que florecía el crecimiento económico y con él el empleo. Nada más falso, bellaca. Has dejado muy barato el puesto de trabajo como esclavo. Nunca existieron, de verdad, esos “buenos tiempos” aunque las Grandes Superficies, con sus anaqueles cargados de baratijas, sustituyeran al ágora como escenario de la vida pública, que se ha quedado empobrecida, voluntaria y tenazmente desprestigiada por los que pretenden que la «unión» sea una sumisión sin reglas: los pueblos desarmados ante las élites y las élites europeas vendiéndose al imperialismo norteamericano. (Véase y témase ese Tratado de Libre Comercio con los EE.UU. que llevan, por los pasillos de la Unión, tan en secreto).

Alberto Garzón ha dicho, refiriéndose al TTIP UE-EEUU: «Hundamos su Unión Europea». ¿Con nosotros dentro o fuera? Porque cuando lo del Titanic, los de tercera clase no llegaron ni a los botes salvavidas. Podemos pensar que la salida de la «Unión» y del euro está llena de dificultades pero no más dramáticas que las que padecemos dentro y, desde luego, los que manejan el paquebote ni nos dicen la verdad por megafonía ni quieren que podamos pensar en navegar por nuestra cuenta.

Y navegar por nuestra cuenta exige decir que hay otras uniones posibles, más amables que la que te interesa, explicar que las uniones de las élites nos desunen y debilitan a los plebeyos y no consentir que, en nombre de tus intereses disfrazados del «no se puede», nos impidan emprender el camino de las profundas transformaciones favorables a la inmensa mayoría, incluyéndote a ti, tontorrona, que estás perdiendo soberanía hasta entre los tuyos.