La situación objetiva de sensación de zozobra en muchos militantes del Partido y de IU, al comprobar que nuestro esfuerzo y abnegación, nuestra historia heroica, nuestras propuestas y nuestra práctica en las movilizaciones e instituciones, no alcanza el respaldo popular necesario para derrotar al Capitalismo, puede llevar, no solo al desconsuelo, tal vez a algo más doloroso, a la falta de confianza en la utilidad y efectividad del PCE y de IU en la lucha por el Socialismo.
Esta reflexión pretende señalar algunas inquietudes, dudas y propuestas para devolvernos la confianza necesaria política, cultural e ideológica, desde la convicción personal de que sólo el Socialismo podrá poner fin a la Barbarie Organizada del Siglo XXI y que para ese fin, al día de hoy el PCE e IU por su historia, presente y futuro programático, son absolutamente imprescindibles.
Pretende también el necesario acuerdo, la máxima unidad en la perspectiva de alcanzar síntesis sobre distintas posiciones o apreciaciones de la realidad.
¿Comprometidos realmente con el Socialismo, con la Revolución?
Conviene responderse a esa pregunta, por las implicaciones que teóricamente debería tener en nuestras formaciones políticas una respuesta afirmativa, desde el punto de vista político, cultural y organizativo.
Dicho de otro modo, una persona, pongamos que se llame Manuel, puede llegar a la conclusión intelectual, tras arduas lecturas, motivado en el estudio de las causas de las injusticias del mundo, de que efectivamente, solo el Socialismo puede poner fin a la miseria, la muerte, la explotación, el desempleo, la desigualdad, la guerra y el cambio climático.
Esa persona, seguro que quedará satisfecho por haber entendido los mecanismos y leyes del Capitalismo y, hasta es posible, que consiga conciliar mejor el sueño, pero al día siguiente los mercados financieros de Londres, Paris, Frankfurt, Nueva York o Tokio, decidirán una vez más su destino y el destino de los más de 7.000 millones de personas del planeta:
El pakistaní Ghulam seguirá siendo uno de los 215 millones de personas en el paro registrado, la familia nigeriana de Akinwumi llorará la muerte de su hijo, una de las 70.000 víctimas diarias por vivir en condiciones insalubres , el peruano Cutipa, indio aymara será víctima de una expropiación de sus tierras impuesta por una multinacional europea, el metalúrgico griego Stavros volverá a los piquetes delante de su fábrica a reclamar su puesto de trabajo o Jalil, joven afgano morirá asesinado junto a su novia por un dron norteamericano al confundir una fiesta familiar con una reunión talibán.
Nuestro amigo Manuel puede haber entendido las leyes del capitalismo, incluso puede simpatizar con la idea de una sociedad socialista, pero, obviamente, su entendimiento no le significará ningún quebranto de cabeza al consejo de administración del banco más cercano a su domicilio.
La primera duda que convendría aclarar es la relativa al significado de la renovación del compromiso socialista, comunista en el siglo XXI, el compromiso con la Revolución y las consecuencias prácticas que debería tener en el PCE y en IU.
Nosotros, a diferencia de Manuel, adquirimos un compromiso anclado en el tiempo de entender la lucha contra el capitalismo como una necesidad colectiva, común, anclado en la contradicción y disputa entre el capital y el trabajo.
¿Es una ventaja o un inconveniente formar parte de un colectivo de lucha sostenida en el tiempo contra el Capitalismo?
La respuesta tiene mucho que ver con el tipo de compromiso señalado anteriormente. Nos consideramos parte del movimiento emancipador, que históricamente se enfrentó a la tiranía, a la esclavitud a la explotación y a la guerra.
Voluntariamente asumimos nuestra condición de marxistas en el PCE (en IU muy mayoritariamente) y como “Weltanschauung” (visión del mundo empleado por Marx), consideramos que la historia escrita solo se puede entender como el choque de clases enfrentadas y sus intereses económicos respectivos, concretado en el Manifiesto Comunista de 1848 y posteriormente en el Capital (1867) y que no basta con interpretar el mundo, de la teoría hay que pasar a la acción, hay que transformarlo, buscando la unidad de los trabajadores(1)
Somos por tanto, personas que continúan un trabajo sostenido de lucha en el tiempo contra el Capitalismo en todas sus expresiones, naturalmente en su expresión fascista y en la actual neoliberal.
El triunfo de los “jacobinos negros” en Haití poco después de 1793, las revoluciones americana y francesa, las revoluciones europeas del siglo XIX, la revolución de 1917, la lucha contra el fascismo, la revolución china, la guerra de liberación vietnamita, la lucha anticolonial, la revolución cubana, el triunfo de Mandela, las recientes victoria de gobiernos de izquierda en América Latina, la permanente lucha de las personas trabajadoras, de la clase obrera desde su aparición por acabar con la explotación, todas esas luchas han tenido un denominador común:
Organizarse y organizar un discurso, una resistencia de la clase obrera, de las personas explotadas, que derivase en movilizaciones para disputar y derrotar al capitalismo para iniciar una transición al Socialismo.
Cuando ese binomio, organizar el discurso y la movilización, no se ha dado es muy difícil, por no decir imposible, vencer al complejo político-económico-cultural que significa el Capitalismo.
En parte, el desmoronamiento de la URSS, de los países del llamado “Socialismo Real”, tiene que ver con el abandono de esa dualidad, la degeneración del pensamiento emancipador y la burocratización y elitización de la política.
Por el contrario, ninguna de las revoluciones del siglo XX y XXI hubiesen podido triunfar sin la capacidad de organización de las organizaciones políticas y sociales protagonistas, sin la organización social del discurso de cambio rupturista.
Por tanto, y respondiendo a la pregunta, debería ser una gran ventaja formar parte de un movimiento emancipador anclado en millones de experiencias humanas, individuales y colectivas que han sido el motor del avance social, de la igualdad, de la justicia, de la paz, en todo el mundo sobre la base en muchos casos de sacrificios extraordinarios, de gestas heroicas para, aprendiendo de ellas, de sus aciertos y errores poder enfrentarse en mejores condiciones a nuestros adversarios de clase.
Siempre y cuando aprendamos, claro.
¿Estamos realmente organizados, hemos organizado nuestro discurso, hemos aprendido?
Sinceramente, creo que la respuesta es no.
El capitalismo, el neoliberalismo en nuestro entorno geográfico, y las fuerzas políticas y sociales que le apoyan en la UE, han llevado hasta sus últimas consecuencias su objetivo desregulador para poner de rodillas a la política, a la democracia y liquidar las conquistas sociales conseguidas por el movimiento obrero haciéndonos retroceder a valores de vida de los años 40.
De forma coordinada y organizada, banqueros, multinacionales, grandes empresas, con la ayuda inestimable de las fuerzas políticas y sociales impulsoras de la desregulación, han conseguido derrotar a la política, con nuevos instrumentos de dominación que les garantizan una hegemonía para neutralizar o dificultar las rupturas con ese modelo de producción no permitiendo democracias fuertes y participadas.
Muy al contrario de lo defendido por filósofos como el coreano Byung-Chul Han que, polemizando con Antonio Negri, concluye que “hoy no es posible la revolución” y que “ no es posible explicar el neoliberalismo de un modo marxista”, al imperio, al neoliberalismo se le puede y debe derrotar siempre y cuando( y he aquí el problema de fondo a resolver) las organizaciones políticas y sociales anticapitalistas cobren conciencia , local e internacionalmente, que solo será posible su derrota combinando programas políticos y económicos rupturistas con potentes organizaciones de masas dispuestas a la movilización estructurada y sostenida para disputar la hegemonía cultural, política e ideológica, para conseguir que las ideas socialistas, del bien común, formen parte del sentido común de las personas.
Y aquí, si es cierto, que el neoliberalismo ejerce una nueva forma de dominación que, siguiendo a Byung-Chul Han,..” el sujeto sometido no es ni siquiera consciente de su sometimiento. Se cree libre. Esa técnica de dominación neutraliza la resistencia de una forma muy efectiva…….” (2)
Para ello, el nuevo poder ejercido desde los consejos de administración, entendió el papel esencial de sus empresas de comunicación, fundamental en la desinformación y homologación del sentido común de la gente en torno al individualismo frente a lo común, frente a lo colectivo, como garantía de una desmovilización en este momento de guerra de clases sin cuartel.
El propio uso de las redes de forma masiva para la intercomunicación personal puede inducir a creer que son sustitutivas de la movilización popular o que, pueden incluso, provocar cambios políticos por ellas mismas sin la organización popular.
El ejemplo de las revoluciones árabes es elocuente. Tanto la revolución del jazmín, como la de la plaza de Tahrir, en Túnez, y Egipto, reclamaban procesos constituyentes laicos y con una fuerte carga de reivindicaciones sociales universales. Las redes sociales fueron muy importantes para poner fin a las dictaduras de Ben Ali y Mubarak, pero, en los procesos electorales consiguientes quienes ganaron (en contra de la orientación de las revoluciones) fueron las fuerzas más organizadas, en este caso las fundamentalistas musulmanas.
Es aquí donde, si cabe, es más necesario que nunca anteponer a esa forma de dominio un contrapoder de la información y movilización que pasa inexorablemente por recuperar el valor de lo común, de la organización de clase, del papel insustituible de los debates presenciales y la puesta en práctica de los acuerdos colectivos, como única garantía de derrotar fuera de su campo de acción de hegemonía al neoliberalismo, al capitalismo.
El reconocimiento de haber perdido el valor de la organización colectiva del discurso, tiene mucho que ver también con el reconocimiento obligado y sincero de haber sido muy contaminados en nuestra forma de entender la política, en nuestra relación con la gente, de ideas liberales, de la supremacía del individuo frente al colectivo.
Hace años que adoptamos con normalidad un método de funcionamiento, que convierte a los órganos de dirección en clubs de debate donde sus conclusiones no se debaten ni organizan en la base para permitir su realización práctica.
El grado de contaminación ideológica es tal, que sólo un NUEVO ACUERDO COLECTIVO para recuperar de nuevo el valor del común, de los acuerdos, de la organización y puesta en práctica de los mismos, nos puede permitir recuperar confianzas perdidas de la gente.
El Partido Comunista no queda fuera de esa contaminación del sistema.
Por propia decisión, los y las comunistas, decidimos una especial manera de organizarnos para preservar la unidad de acción, la efectividad de la lucha concluida las fases de debates.
Un Partido con una ideología revolucionaria, marxista, sin corrientes organizadas como garantía de acción y efectividad, donde, tras realizarse los debates, previo, con total libertad y concluidos éstos, se llevan con una sola voz a la sociedad.
Esa seña de identidad es la que permitió al PCE sobrevivir y desarrollarse en las condiciones más difíciles que se pueden dar, como la guerra o la clandestinidad.
Sin embargo, aunque en teoría no se reconocen las corrientes en el Partido, en la práctica algunos camaradas funcionan como tal y por tanto dificultan la garantía de la unidad de acción.
A ello hay que añadir la extraordinaria dificultad para cumplir los acuerdos alcanzados en sus órganos de dirección al no ser ya habitual trasladar esos acuerdos de forma presencial a las agrupaciones del Partido para que estas a su vez las lleven a la práctica.
En el caso de Izquierda Unida, al ser un movimiento político y social (debería serlo al menos teóricamente), su pluralidad ideológica necesita de organizaciones políticas y sociales, corrientes organizadas, como consecuencia de esa pluralidad.
A lo largo de su historia uno de los problemas ha sido resolver la pluralidad con la obligada unidad programática y la de acción.
Es cierto que, en este último periodo hemos avanzado mucho en la unidad programática, bastante en la de acción, pero no conseguimos al día de hoy entender la necesidad de organizar nuestro discurso, ampliar la organización como condición indispensable de dar un sentido socialista a la política de convergencia.
¿Tiene sentido hoy organizar un discurso de clase?
Lo primero que deberíamos despejar es si reafirmamos nuestro discurso de clase sostenido, al menos desde 1848, o si por el contrario, ese discurso ha quedado desfasado en el tiempo y ante la nueva realidad de las contradicciones del siglo XXI.
En este punto podría darse un fenómeno curioso.
Cuando más claras se ven las contradicciones entre el capital y trabajo a partir del crac de Wall Street en 2008, cuando incluso Das Kapital se convirtió en uno de los libros más vendidos en Alemania, y resurge Marx como el autor más agudo en la explicación del desarrollo de las fuerzas productivas que explican la crisis, es decir, cuando más se puede entender esa contradicción por las clases afectadas por la crisis, nosotros no reafirmemos y convirtamos la contradicción capital-trabajo-patriarcado en nuestro eje central, en el eje de nuestra propuesta de Proceso Constituyente, Nuevo Modelo Productivo y Política de Convergencia.
Creo sinceramente que la realidad ha confirmado las tesis sostenidas en el tiempo y tan extraordinariamente descritas tanto en El Capital como en el propio Manifiesto Comunista apareciendo nuevas contradicciones no previstas pero, que complementan la fundamental.
“….el obrero moderno, por el contrario, lejos de elevarse con el progreso de la industria, se hunde cada vez más por debajo de las condiciones de su propia clase. El obrero se convierte en indigente y la indigencia crece más rápidamente todavía que la población y la riqueza……La condición esencial de la existencia y del dominio de la clase burguesa es la acumulación de la riqueza en manos de particulares, la formación y multiplicación del capital. La condición del capital es el trabajo asalariado. El trabajo asalariado descansa exclusivamente sobre la competencia entre los obreros entre si…. (3)
La relectura del Capital sorprende por su capacidad de descripción y su rabiosa actualidad.
La descripción de los bancos en el capítulo XXIV relativo a la acumulación originaria del capital (4) o la cita extraordinaria, por su actualidad, recogida de P.J.Dunning , sobre el carácter criminal del capital (5) son dos botones de muestra de la rabiosa actualidad del discurso de clase mantenido en el tiempo.
Precisamente, la facilidad de entender con gran evidencia por el sentido común de la gente que su sufrimiento tiene origen en esa contradicción, es lo que lleva a nuestros adversarios y a su inteligencia, a desarrollar políticas de “distracción” para evitar que la primera preocupación de las personas, el paro, se convierta en el primer asunto de las agendas políticas, institucionales y culturales.
Para nuestros adversarios, cualquier tema, que permita difuminar la tragedia social del paro, del recorte de derechos sociales, es un verdadero balón de oxígeno para la permanencia del actual Modelo Productivo.
Sea la corrupción o el futuro de Cataluña y su tratamiento, siempre se enfoca fuera de ese análisis de clase cuando ambos problemas son consecuencia de distintos intereses de clase y de un Modelo Productivo en sí mismo corrupto.
La corrupción es parte del sistema capitalista como queda una vez más acreditado con la denuncia del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación sobre los 548 acuerdos secretos entre el paraíso fiscal Luxemburgo y 340 grandes empresas para la evasión de impuestos.
Bancos estadounidenses y europeos han contribuido a blanquear más de 200.000 millones de dólares fruto del saqueo del patrimonio ruso tras las privatizaciones.
La gran estafa financiera que todavía estamos pagando, es el resultado de la desregulación de los mercados financieros y éstos siguen siendo los principales protagonistas del actual momento económico.
Esos mercados representan un cambio estructural: el poder ha pasado de la política a los especuladores en bolsa y los banqueros.
Ese poder, en sí mismo, es corrupto y necesita de una red corrupta que garantice una extraordinaria acumulación de capital.
La corrupción forma parte ya de la acumulación del capital en esta fase del neoliberalismo y permanecerá mientras dure el sistema.
Incluso la solución sobre el futuro de Cataluña no puede escapar a un análisis de clase sobre la cuestión nacional.
“La cuestión nacional, según las distintas épocas, sirve a intereses distintos, adopta matices diversos, en función de la clase que la plantea y del momento que la plantea, afirmaba Marx y, en el caso de España, así se dio y se da hoy también con la propuesta independentista del nacionalismo de la burguesía catalana. (6)
Hemos de reconocer que, al día de hoy, tenemos serias dificultades para mantener ese discurso de clase como hilo conductor de toda nuestra actividad política, institucional, social y cultural.
Y, en sentido contrario, un discurso que no señale con claridad esa contradicción principal se convierte en un discurso radical pero sin pretensión de cambiar el origen del problema, la estructura económica diseñada por y para la explotación.
¿Convertimos nuestra historia en una desventaja?
Aclarada, anteriormente, la ventaja de formar parte de un discurso internacional organizado, sostenido en el tiempo, me referiré al papel que hemos jugado en la historia reciente de España en la perspectiva de la lucha por la libertad y el Socialismo.
Algo muy importante a señalar: para el sentido común de la gente, el Partido Comunista está indisolublemente unido a la lucha por la libertad y la democracia.
“El Partido” así se denominaba al PCE en la dictadura, como reconocimiento popular a su papel casi en solitario de resistencia, está reconocido como el instrumento más eficaz en la defensa de la II República y en la organización del movimiento obrero, la cultura y movimiento estudiantil contra la dictadura criminal de Franco.
Ese reconocimiento, parte de la realidad heroica de la resistencia antifascista de miles de personas que permitieron con su sacrificio de forma ininterrumpida, de1936 a 1977, conquistar la libertad perdida.
Esa historia y ese reconocimiento público debería ser un tesoro a preservar tanto por el PCE como por IU.
Y la historia se produjo, como siempre, en función de la correlación de fuerzas de cada momento.
La transición democrática no se realizó de la forma idílica en que el bipartidismo y la monarquía han venido presentando, ni fue el resultado de un acuerdo de despachos entre las élites del momento.
Muy al contrario, la conquista de las libertades se consiguió en la calle, donde el movimiento obrero, muy concretamente las CCOO y el PCE, jugó un papel determinante para imponer su legalización y con ella, la conversión en la práctica de las Cortes de 1977 en unas Cortes Constituyentes.
Es normal que el bipartidismo intente silenciar o menospreciar ese protagonismo en la calle, porque no tuvieron parte alguna en él.
Lo cierto es que, más allá de intentar presentar la transición como un paseo idílico y pacífico donde determinadas personalidades decidían en despachos al margen de la presión social los destinos de las libertades, la transición es la consecuencia de una fortísima movilización popular frente a los aparatos de estado del régimen de Franco, entre otros los militares, con un papel activo de CCOO, del movimiento obrero.
Esos aparatos del estado generaron una violencia no conocida ni padecida en las transiciones a la democracia de Grecia o Portugal. (7)
Es cierto que, en la dicotomía democracia/dictadura, no hubo suficiente fuerza para imponer una ruptura como en Portugal aceptándose concesiones derivadas precisamente de esa coyuntura.
Y el texto constitucional pactado, es la consecuencia de aquella correlación de fuerzas.
Como todo acontecimiento histórico, cabe preguntarse si se podría haber presionado más o conseguido más teniendo en cuenta aquella coyuntura.
Pero políticamente, que es lo que a nosotros nos interesa, el PCE y las CCOO de entonces decidieron que aquella Constitución permitiría unas mejores condiciones de lucha para el movimiento obrero, la amnistía, la vuelta de exiliados, las libertades formales y una redacción en el apartado de economía y hacienda que, al hilo de la política de hoy, casi pareciese un texto marxista.
El debate histórico en relación a si con la ruptura o no se hubiese podido avanzar más nos lo ha resuelto la Troika.
El ejemplo lo tenemos muy cerca, Portugal.
En 1976 el Movimiento de las Fuerzas Armadas y las fuerzas populares consiguen acabar con la dictadura de Caetano procediendo a una ruptura con el régimen de Salazar y una depuración de sus aparatos del estado.
Consecuencia de la Revolución, se aprobó su Constitución de 1976 con un texto que destilaba socialismo por todas sus costuras.
Desde entonces hasta hoy, las fuerzas políticas neoliberales (Partido Socialista , Partido Socialdemócrata y CDS-PP) realizaron cinco reformas (1992, 1997, 2001,2004 y 2005) para retirar del mismo todas y cada una de las conquistas conseguidas en la Revolución. El Partido Comunista Portugués, uno de los principales impulsores de la revolución votó siempre en contra.
Como no podía ser de otra forma, del texto irán desapareciendo los fundamentos de la organización económico-social ,que orientaba y concretaba la realización de una producción socialista y, tras la última reforma constitucional, la Troika ha convertido a su Constitución, al igual que la nuestra en un texto que ya no es referencia de las soberanías nacionales al desvirtuarse el mandato popular.
Y para mayor escarnio de la soberanía popular, en la Constitución de Portugal se demanda de su política internacional una política antiimperialista y contraria a los bloques militares (Portugal continuó y continua como miembro de la OTAN) (8)
Y es que, como todo, una Constitución y su desarrollo, más o menos progresista, dependerá de la correlación de fuerzas de cada momento.
En nuestro caso, la Constitución de 1978 ha sido superada por un proceso constituyente de las fuerzas políticas y sociales neoliberales porque han tenido más fuerza que las fuerzas políticas que queríamos desarrollar el texto para, entre otras cosas, conseguir un Modelo de Producción alternativo.
La disyuntiva de 1977 era conseguir un marco legal que permitiera mejorar sustancialmente las condiciones para seguir luchando ante un pueblo harto del régimen franquista.
Los problemas vinieron más tarde cuando el Partido y las propias CCOO fueron perdiendo capacidad de movilización, de lucha, atrapados por un excesivo institucionalismo…… hasta hoy.
Una Constitución, en sí misma, no resuelve nada y puede resolver todo….depende de la correlación de fuerzas.
Cuando Nelson Mandela, como expresión de Congreso Nacional Africano, gana las elecciones de 1994 y promueve en 1996 la nueva Constitución era muy consciente que ese texto no eliminaría definitivamente la opresión de la raza negra pero sí que permitiría un mejor marco legal para proseguir la lucha.
Por tanto creo, en respuesta a la pregunta, que partimos de una enorme ventaja respecto al resto de las fuerzas políticas al haber sido protagonistas, casi en exclusividad de la lucha por las libertades y la democracia.
Y ese protagonismo nos debe servir como contribución a la lucha para imponer un Nuevo Proceso Constituyente desde la más amplia Convergencia Política y Social posible que permita poner fin al golpe de la Troika y construir un Nuevo Modelo de Estado, de gobierno y de sociedad.
Recobrar la confianza en nuestra propuesta de cambio revolucionaria. Un proceso Constituyente, un Cambio de Modelo productivo y una discurso organizado de clase.-
Tenemos la enorme ventaja de no haber nacido anteayer y por mucho que algunos intenten hacer ver que nuestra historia es un inconveniente, debemos estar muy orgullosos de haber formado parte del colectivo humano más abnegado y heroico de la historia de España en la lucha por la libertad y el Socialismo, para seguir luchando y poner fin al bipartidismo responsable del golpe de la Troika a nuestra soberanía nacional.
Pero no basta con renovar una confianza personal.
Es imprescindible aprender de nuestros errores y renovar UN ACUERDO PARA UN NUEVO TIEMPO COLECTIVO que permita organizar el discurso, recuperar el valor de lo colectivo, de la organización, de la elaboración y la movilización.
Reequilibrar el binomio institución-movilización, al día de hoy claramente escorada hacia las instituciones, recuperar métodos que fortalezcan lo común en la organización en contraposición al individualismo.
Recuperar una de nuestras señas de identidad fundamentales: la capacidad de cumplir los acuerdos colectivos en tiempo real con debates presenciales de los dirigentes con las organizaciones territoriales.
La confianza requiere también recuperar el espíritu de camaradería, de fraternidad, de unidad, esa unidad que es imprescindible para poder plantar cara al adversario y derrotarlo (9)
Confianza en nuestro Programa Electoral que nace de la voluntad sincera de abrir un nuevo tiempo para la ruptura del bipartidismo responsable del golpe a la Constitución de 1978 y de este Modelo Productivo depredador y corrupto.
A diferencia de otras fuerzas políticas, nuestro Programa no es el resultado del estado de opinión de la gente expresado en las encuestas en busca de un centro-izquierda moderado.
Para nosotras, la sociología electoral es un instrumento útil siempre y cuando se ponga al servicio del cambio revolucionario que queremos producir en España para no convertirnos en meros observadores con capacidad de predecir el futuro (10)
Willy Meyer. Diciembre 2014
NOTAS:
(1) No son casuales los lemas escogidos en su tumba en el cementerio londinense de Highgate : “Proletarios de todos los países, uníos” y «Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo» (tesis 11 sobre Feuerbach)
(2) “Por qué no es posible la revolución” Byung-Chul Han (el País 3 Octubre 2014) http://elpais.com/elpais/2014/09/22/opinion/1411396771_691913.html
(3)El Manifiesto Comunista, Marx (Editorial Nórdica libros)
(4)El capital Volumen I página 642 Editorial Fondo Cultura Económica
(5) “El capital tiene horror a la ausencia de ganancia o a la ganancia demasiada pequeña, como la naturaleza tiene horror al vacio.Conforme aumenta la ganancia, el capital se envalentona. Asegúresele un 10% y acudirá adonde sea; un 20%, y se sentirá ya animado; con un 50%, positivamente temerario; al 100 por 100, es capaz de saltar por encima de todas las leyes humanas; el 300 por cien, y no hay crimen a que no se arriesgue, aunque arrostre el patíbulo. Si el tumulto y las riñas suponen ganancia, allí estará el capital encizañándolas…… (P.J.Dunning, Trade Unions” página 647 Volumen I del Capital (Fondo de Cultura Económica)
6) La historia de España es sobradamente explícita en el carácter clasista de las diversas formaciones nacionalistas. Recordemos los hechos de 1909 donde la clase obrera catalana, en un ejemplo de internacionalismo, se opuso al embarque de tropas para la campaña de Marruecos, dando lugar a la “Semana Trágica” reprimida a sangre y fuego por el poder central. Inmediatamente, los diputados y senadores catalanistas publicaron un manifiesto, redactado por el propio Prat de la Riba, patriarca indiscutible del nacionalismo burgués catalán, en el que proclamaban : “Como ciudadanos de un país cuyas instituciones representativas abren el camino a la ordenada manifestación de la voluntad y de los sentimientos populares, como catalanes enamorados de nuestra tierra, condenamos las violencias contra las personas y las propiedades…..protestamos de que se haya escogido para perpetrar estos atentados el momento en que nuestro ejército lucha heroicamente para sostener, en una campaña exterior, la dignidad y el futuro de España.”
7) Mariano Sánchez Soler en su libro “La transición sangrienta” (Península) cifra en 591 muertes de 1975 a 1983 (terrorismo de ETA, de extrema derecha, de aparatos del estado). 188 de los asesinados, los menos investigados, entran en lo que el autor denomina violencia política de origen institucional. La matanza de nuestros 5 abogados laboralistas de la calle Atocha perpetrada el 24 de Enero de 1977 con implicación directa de los aparatos del estado pretendía impedir a toda costa el paso a una democracia formal.
(8)Constitución de Portugal.-Artículo 7. (Modificado 12/12/2001)
De las relaciones internacionales
En las relaciones internacionales, Portugal se rige por los principios de la independencia nacional, del respeto a los derechos humanos, de los derechos de los pueblos, de la igualdad entre los Estados, de la solución pacífica de los conflictos internacionales, de la no injerencia en los asuntos internos de los demás Estados y de la cooperación con todos los otros pueblos para la emancipación y el progreso de la humanidad.22. Portugal preconiza la abolición del imperialismo, del colonialismo y de cualesquiera otras formas de agresión, dominación y explotación en las relaciones entre los pueblos, así como el desarme general, simultáneo y controlado, la disolución de los bloques político?militares y el establecimiento de un sistema de seguridad colectiva, con vistas a la creación de un orden internacional capaz de asegurar la paz y la justicia en las relaciones entre los pueblos.
(9) La unidad forma parte de una de nuestras señas de identidad para combatir al fascismo, al capitalismo. Son miles los ejemplos de abnegación que se produjeron en nombre de la unidad. Sirva de ejemplo el llamamiento de una de las 13 Rosas.
En la madrugada del 5 de Agosto de 1939 la camarada Virtudes González, de 18 años, condenada a muerte, se despidió de la camarada María del Carmen Cuesta poco antes de su fusilamiento indicándola que venían tiempos difíciles y que tendrían que seguir trabajando por la unidad del Partido y de la clase obrera. “La unidad debe estar por encima de todo”.
(10) Un ejemplo de capacidad de predicción de futuro fue el artículo de Belén Barreiro “Regreso del futuro” (el País 2012)
http://elpais.com/elpais/2012/06/22/opinion/1340380077_562677.html