La noticia puede dejarnos tan fríos como indiferentes: JD Southern (John David Southern) publicó poco antes del verano un nuevo álbum en solitario titulado ‘Tenderness’. Como me supongo que este es el caso de la mayoría de los lectores, vamos a citarnos con tan distinguido caballero y su gran contribución a la música folk-rock-country estadounidense, tanto que desde el año pasado forma parte del Salón de la Fama de Cantautores de este país (Songwriters Hall of Fame) por sus composiciones dentro de esa segunda oleada del cancionero popular norteamericano en los sesenta y setenta, con autores como Eagles, James Taylor, Linda Ronstadt, Bonnie Raitt, Warren Zevon, Gram Parsons, etc. Recuerdo que la primera hornada de lo comúnmente denominado The Great American Songbook corresponde a inmortales autores como Porter o Gershwin.
Un apartamento, el vecino de abajo y la inquietud musical de finales de los sesenta protagonizaron brillantes momentos. El apartamento se encontraba en Los Ángeles (California). Allí compartía espacio con su paisano (ambos nacidos en Detroit, Michigan) Glenn Frey, futuro fundador de Eagles, y juntos crearon el duo folk Longbranch Pennywhistle. Sólo publicaron un disco en 1970. El vecino de abajo era un tal Jackson Browne, un tipo metódico y pesado hasta la saciedad cuando se enfrascaba en tareas compositoras. Cuenta Glenn Frey en el documental sobre la historia de la mítica banda californiana que él escribía canciones de una forma anárquica, sin disciplina, a ratos, hasta que conoció a su vecino de bloque Jackson Browne. Con él aprendió a echarle horas al asunto, a mimar los detalles, a someterse a una disciplina.
Después del fallido dúo con Glenn Frey, JD Southern formó un trío cuyo nombre respondía a los apellidos de los tres: Southern Hillman Furay Band. Nada trascendente. Pero esos fracasos condujeron a que JD Southern enfocara todo su talento en lo que finalmente le ha reportado más reconocimiento: compositor para grandes bandas y solistas. Algunas de las piezas más emblemáticas de Eagles llevan su firma. También algunos títulos interpretados por Linda Ronstadt, Bonnie Raitt, James Taylor, Christopher Cross, Dan Fogelberg…
Su nuevo trabajo es sencillamente exquisito. Atesora sensibilidad a borbotones en esa sabia mezcla de melodía pop cercana al folk y al jazz suave. Es evidente que tanto en sus dotes vocales como en la línea discursiva de las melodías bien podrían ser canciones que encajarían en las voces y estilos de los músicos antes mencionados, especialmente Eagles, razón por la cual -y por las muchas canciones que compuso con ellos- se le considera como un miembro de esta banda en ‘la sombra’. Para la excelente producción ha contado con el bajista Larry Klein, un músico con un sello propio en discos de artistas encuadrados en la nueva línea del jazz-pop como Madeleine Peyroux y Melody Gardot, que pasan por ser las dos voces continuadoras del género.
Canciones para ser oídas en la quietud del mediodía o en la placidez del atardecer. Ternura, compañerismo, soledad, complicidad, confesiones. Un músico compartiendo emociones y sentimientos desde la pulcra exquisitez de la madurez listo para ser degustado con mucha calma, ingiriendo unos arreglos de cuerda y de viento que van como anillo al dedo a pasajes musicales entre el pop, el folk y una pizca de toque jazzy. Concluyo con unas bella anotación del Chuck Mitchell en el libreto del disco: “Donde la Esperanza y el Lamento se encuentran y donde la Seducción acaba en un Corazón Roto, encontramos a JD Southern recordándonos lo que hemos perdido, pero también lo que todavía nos queda. Confía en su visión de atardecer”.