Esto que ahora escribo, camarada, amigo, tendría que acabar con aquel deseo emotivo, pero triste, que la tierra, esta que has vivido, amado y disfrutado, te haya sido leve.
Tú, como muchos otros, has ido siempre a contracorriente, por eso comienzo este obituario como suelen acabar la mayoría. Tú, Pep, tú, camarada Josep Colomé i Cufí has sido siempre un luchador dispuesto, ya desde aquellos lejanos años sesenta del siglo pasado, a enfrentarte a las turbulentas vicisitudes, siempre dando la cara, siempre sin esconder lo que has querido ser antes que nada: un hombre libre y un comunista del PSUC de aquellos que entiende que esto del comunismo es básicamente, la mejor opción que tenemos los seres humanos para modificar un estado de las cosas que nos disgusta, para luchar por la libertad que nos importa a las mujeres y a los hombres que aspiramos a una sociedad mejor y más justa.
Tánatos, el Dios griego de la muerte, te ha llamado a su lado, a ti, amante de los clásicos, del latín, del alemán, y de tantas otras cosas, y nos obliga a todos los tuyos – que somos más de los que ellos quieren y dicen, no lo dudes – a tener que continuar sin ti este nuestro, largo y persistente viaje.
Los que amamos la vida, los que queremos disfrutar de la vida y no sólo por sus placeres mundanos y materiales, sino porque la consideramos la razón fundamental de nuestra lucha, porque la queremos mejor y más justa para todo el mundo, no te olvidaremos, ni a ti ni a tus luchas, ni los buenos momentos compartidos, ni las risas, ni tampoco los malos momentos y los desengaños, y todo lo que hemos vivido juntos, tantos y tantos años.
Estate tranquilo, amigo, camarada, continuaremos tu trabajo, lo que has hecho no será inútil, lo que has construido será recordado, y algún día, esperamos más pronto que no tarde, tus ilusiones, que son las de tus camaradas y de toda la gente a la que has querido, serán alcanzadas.
Hasta siempre, Pep.
Ramon Salvat, en nombre del Comité Central del PSUCviu