El pasado 28 de julio de 2015, un año después de la adquisición de ONO por parte de Vodafone por 7.200 millones de euros, el consejero delegado de Vodafone España presentó oficialmente un ERE de 1.300 personas a la RLT de ONO y Vodafone que afectaría al 60% de la plantilla de ONO y al 40% de la de Vodafone. Las causas que argumentó fueron económicas, organizativas y productivas.
Para alcanzar a comprender el conflicto debemos repasar tanto la historia de los últimos años en Vodafone como las declaraciones de la empresa de ONO. En el momento de la compra el equipo gestor de Vodafone aseguró que esperaba una previsión basada en el ajuste de plantilla y en la posible venta de edificios corporativos de la empresa adquirida.

Diciembre de 2014, el consejero delegado de Vodafone en un encuentro con la prensa anuncia que habrá un ERE por “reducciones” entre las plantillas que podrían ser de entre un 10% y un 30%. Aunque esperaba estar más cerca al 10% por ser empresas complementarias (telefonía móvil y fija). Todo esto se suma a una trayectoria de caídas de ingresos que comenzó en el año fiscal 2008/2009 debido no solo a la crisis sino al encuentro de un mercado en estado de saturación, lo que no quitaba que la facturación siguiese siendo elevada situando la del último año fiscal en 4.679 millones de euros.

A colación de esta circunstancia, en el 2012, la empresa indicó que el grupo demandaba unos ahorros y parte de ellos debían ser a costa del gasto salarial, lo que supondría un ERE de más de un 10% de la plantilla. Entendieron que la plantilla de trabajadores estaba bien dimensionada y por tanto pidieron ayuda a la parte social. La solución podría pasar por un ERTE que se firmó por 15 días para el conjunto de la plantilla con la consecuente bajada de la parte variable del sueldo. A pesar de la “bona fides” de la RLT el 2013 comienza con la presentación ya del ERE por razones económicas que afecta a casi 1000 trabajadores, el 20% de la plantilla, que se materializó en una externalización (palabra muy de moda en los últimos tiempos que no viene siendo más que la disminución de la calidad de vida y pérdida de derechos de los empleados). Supuso 620 despidos y 150 cambios de condiciones sustanciales. Además de empeorar el convenio colectivo y la pérdida del 15% del salario variable de las personas que siguieron en plantilla.

Estamos hablando de una empresa con grandes beneficios que está demostrando ejercicio tras ejercicio una clara irresponsabilidad y falta de estrategia empresarial que pagan los trabajadores y trabajadoras que actualmente se ven sometidos a una carga de trabajo desproporcionada y ven que su esfuerzo no mejora la situación mientras la dirección sí que continua cobrando sus bonos.

Finalmente, los trabajadores se encuentran ante una situación de 1.300 despidos que se materializa concretamente en 1059.

Beatriz Molino es una mujer de 44 años casada, madre de dos hijos y valiente y comprometida sindicalista de CCOO. Es también la representante de los trabajadores del sector Telecomunicaciones a nivel de Madrid, y nos ha contado la situación de la compañía para que los derechos de los trabajadores no caigan en saco roto, sobretodo en este mes de homenaje a la mujer trabajadora en el que se han cebado con los despidos a personal con reducción de jornada, que mayoritariamente son mujeres que están en un programa de conciliación familiar. Para más inri tras los despidos masivos, la empresa ha creado un programa de rejuvenecimiento de la plantilla sin respetar a todos aquellos afectados y afectadas que continúan en la calle. Esto es un gravísimo atropello a los derechos de un personal altamente cualificado y experimentado que, además, está fuera del margen de la legalidad y de toda moralidad.

El pasado 12 de enero de este año se celebró el juicio en el que los abogados de la defensa estuvieron espectaculares; a CCOO se unieron CGT y CIO. La resolución quedó en el despido efectivo de 1.059 trabajadores, entre los cuales hay integrados colectivos tan sensibles como mujeres en situación de malos tratos.

La ardua batalla de los despidos la han perdido puesto que éstos se han hecho patentes, sin embargo Beatriz Molino y todos sus compañeros y compañeras seguirán en la lucha para evitar más recortes y demás tropelías contra la plantilla.

No hay nada más marxista que el poder comer todos los días y la dignidad laboral, decía Armando López Salinas. Por eso entre otras razones de peso estas familias afectadas continuarán en pie de guerra hasta ver restituidos sus derechos y dignidades.