No hay práctica revolucionaria sin teoría. No hay teoría revolucionaria al margen del movimiento real. El pensamiento dominante (el de la clase dominante durante muchos años) separa teoría de práctica y le asigna a aquella el sambenito de ficción. La posmodernidad ha llevado esto a su máximo extremo, despejando de teorías “anómalas” el terreno colonizado por la teoría de mercado, que tras recibir el término preferido de la burguesía mercantil, libertad, es explicado como la equivalencia exacta de democracia. Donde no hay mercado libre, por tanto, no hay democracia.

En la misma dirección funcionan los términos estrategia y táctica. Cuando la táctica no son los pasos de una coherencia de largo alcance, se produce el tacticismo de un presente sin causas y de consecuencias, en todo caso, inmediatas. De ahí que la memoria, el pensamiento complejo, el estudio de las causas y la relación con las consecuencias, el contexto articulado (económico, político e ideológico y cultural), la concatenación dialéctica de condiciones subjetivas u objetivas, no sean ingredientes importantes del pensamiento débil de la posmodernidad.

Algo ocurre de similar manera en el terreno político, cuando lo electoral ocupa el centro, la hegemonía, el santo y seña de toda la práctica política, que se divide, así, en preelectoral, electoral y poselectoral. Y ya no se saben ver los acontecimientos consuetudinarios que acontecen en la rúa (“lo que pasa en la calle”, nos corrige don Antonio Machado). Y algo de todo esto nos puede ocurrir cuando mezclemos tres factores, tres objetivos, en nuestros debates consuetudinarios del próximo periodo. Me refiero a IU como movimiento político y social, a Unidad Popular no como marca “registrada” sino como estrategia, y a Partido Comunista soberano, es decir, sin intermediarios en la organización y dirección de la unidad popular.

Lo que queréis es presentaros a las elecciones como PCE; lo que queréis es acabar con IU; lo que queréis es cambiar en todos los grupos municipales de IU el nombre por UP. Lo que queréis… Pues no, mire usted, lo que queremos es salir del apagón, tras analizar las causas que nos han llevado a una situación muy difícil donde no solo nos jugamos quién organiza los próximos 30 años de este país, sino también el mismo futuro de la izquierda marxista en España. Y si, por ejemplo, hablamos de unidad (sin pérdida de identidad), no es porque seamos unos “podemitas”. A propósito, puede que haya “podemitas” en IU, pero teniendo en cuenta a los que conciben como preferente la estrategia en torno al PSOE, habría que decir (considerando a la lideresa del sur), que también puede haber “susanitos”.

Solo es posible salir del apagón yendo a las causas, a veces dolorosas causas, de nuestras derrotas. Sin una teoría seria de la derrota no es posible avanzar. No se vive celebrando victorias, sino superando derrotas (que dijo el Che).