La organización ATTAC lleva veinte años denunciando la peligrosidad de esta economía de casino, donde los procesos especulativos de estos mercados financieros arruinan países y generan hambre en las poblaciones, convierten los derechos de la ciudadanía en mercancía para beneficio de unos pocos, y la democracia pasa a ser un juego de apariencias.

El 15 de septiembre de 2008, ese simbólico día de la caída le Lehman Brothers, fue el comienzo de una crisis sistémica de la que aún no hemos salido.

En estos diez años de crisis el capitalismo financiero ha demostrado que va a morir matando. La crisis financiera ha arrollado a la ciudadanía que ha sufrido medidas ideológicas en forma de un “austericidio” que, lejos de resolver la crisis y dar soluciones a la mayoría han arrasado con sus derechos, y beneficiado a las élites financieras que siguen moviendo los hilos del poder.

En estos años la ciudadanía ha parado desahucios, ha evitado privatizaciones de hospitales o escuelas. Se han creado redes de apoyo solidario para evitar que la crisis aumente la desprotección de los más desfavorecidos. La gente ha reaccionado luchando contra las consecuencias y falsas soluciones de la crisis. Ahora diez años después de la estafa ha llegado el momento de poner el foco y luchar contra sus causas si queremos recuperar el control de nuestro futuro.

Las causas de la crisis, de todos es sabido, fueron unos mercados financieros desregulados, y un poder político al servicio de esta locura de casino. Hace diez años Nicolás Sarkozy propuso “refundar sobre bases éticas el capitalismo”, pero el descontrol y la voracidad financiera es tan grande que solo se atrevieron a poner algunos parches para que no se les acusara de inacción.

Recientemente en España hemos visto como la CNMC, el organismo responsable de la “libre competencia”, ha denunciado medidas reguladoras hechas por diversos ayuntamientos para limitar la especulación sobre la vivienda de alquiler. Es decir que la libertad de inversión de unas entidades o individuos debería quedar por encima de un derecho ciudadano, reconocido por la Constitución, a una vivienda digna.

Otro ejemplo es la retirada de la propuesta del gobierno de un impuesto a la Banca, debido a las amenazas vertidas por este colectivo. O las dificultades para sacar adelante un Impuesto a las Transacciones Financieras por parte de diez países de la Unión Europea, entre ellos España, debido a la presiones de los fondos de inversión.

Los mercados financieros han hecho todo lo posible por ignorar el cambio climático, por negarlo y hasta por menospreciarlo… Pero de repente han visto una oportunidad de negocio con la oferta de la llamada “economía verde” donde nuestro futuro ya tiene precio. Se ha puesto precio a las emisiones de CO2, han previsto y valorado todas las reservas existentes en el planeta, las han comparado, vendido y especulado con ellas en bolsa y tratan de imponer su solución a la ciudadanía de todo el mundo. Esos mercados, en la práctica, ya han puesto precio y vendido nuestro futuro.

Y las bases éticas del capitalismo que propugnaba Sarkozy, si alguna vez las hubo, se fueron por la cloaca. Estos son solo algunos ejemplos de cómo ni los poderes públicos mejor intencionados pueden actuar frente una ley de libre mercado que devora todo y que nos está abocando a un nuevo colapso.

Estamos en un momento económico y político no muy lejano al que hizo estallar las burbujas en 2008 y un nuevo colapso nos puede arrastrar a la catástrofe. Por eso, este décimo aniversario de la crisis es el momento reclamamos lo que ATTAC ha denominado una Utopía Realista: Sabemos que existen alternativas factibles, solo falta esa voluntad política y el empuje de la ciudadanía para convertir lo difícil en posible.

Puede parecer una locura, pero sabemos que “sí se puede”. Sabemos que tenemos que convencer primero a nuestros compañeros y compañeras de luchas, porque ya está bien de esa interpretación de la realidad en la que las exigencias de los mercados son como las demandas de aquellos dioses antiguos que reclamaban sacrificios humanos.

Llamamos a la acción para transformar nuestra sociedad y poner las finanzas bajo el control ciudadano.

Las finanzas son el sistema nervioso de la economía, y por eso queremos unas finanzas al servicio de las necesidades de la gente y no abandonadas a las leyes del casino-mercado. Debemos contemplar el impacto que las finanzas tienen en todos los ámbitos de la sociedad, y la estabilidad financiera ha de ser evaluada en función de las necesidades humanas y el bien público.

Se han e prohibir los instrumentos que articulan la especulación financiera y facilitan la evasión fiscal. La riqueza se distribuirá mediante una recaudación tributaria eficiente y con unos servicios públicos eficaces, y nunca el clima, la educación, sanidad, vivienda o pensiones estarán en manos especuladoras o dependerán del endeudamiento de la población o el Estado.

Durante la semana del 10 al 16 de septiembre se han realizado movilizaciones de toda Europa con el objetivo de acabar con la fatalidad de que este neoliberalismo financierizado es la única opción posible. Nuestro futuro y el del planeta pasa porque todos y todas tomemos conciencia de que la ciudadanía debe controlar las finanzas.

COMUNICADO ATTAC: 10 años después de la crisis financiera: nuestros ”dirigentes” nos han fallado, el futuro depende de nosotros
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