Las elecciones municipales de 1979, las primeras después de la dictadura, se celebraron en un marco completamente distinto de las generales de 1977 y 1978. En éstas todavía existía mucho miedo a que unos resultados demasiado progresistas no fueran tolerados por quienes seguían conservando el poder real. En este escenario, el Partido Comunista de Galicia no consiguió representación en ninguna de las dos cámaras. El resultado, más que aceptable para esos poderes, atenuó el miedo de la población, permitiendo que votaran con más libertad en las municipales.

Además, en estas elecciones se elegía a las personas que iban a decidir sobre más del 90% de los intereses y necesidades de los vecinos, de cada municipio. Y el ejemplo anterior, de los ayuntamiento franquistas, había dejado un siniestro recuerdo de alcaldes corruptos, nombrados a dedo, cuya única preocupación era su beneficio personal o utilizar las instituciones para colocar a sus amigos y familiares.

El Partido Comunista de Galicia tuvo que afrontar en primer lugar un problema grave y casi insoluble: en la zona rural no teníamos apenas organización para formar candidaturas, y allí donde encontrábamos a alguien que encabezara alguna, no conseguíamos completarla con las siglas del PCG.

Al final logramos presentar candidaturas en 35 municipios, cuya población representaba el 50 % del total de Galicia. Conseguimos representación en 25 de ellos. Aquellos 48.482 votos suponían el 4,53% de los votos emitidos, que fueron un 1.085.917, un 50% del censo total.

Obtuvimos 70 concejales y 3 alcaldes, en Mugardos, O Grove y Cangas. Tuvimos representación en las ciudades ciudades mayores de Galicia. En Ferrol y Vigo, las dos zonas de mayor presencia del movimiento obrero, que había protagonizado hacía pocos años, en 1972, unas jornadas extraordinariamente heroicas, tuvimos 5 concejales: en Ferrol y 3 en Vigo. En las otras ciudades, Santiago, Coruña, Lugo y Ourense, sacamos 2 concejales en cada una. Y en Pontevedra única ciudad, donde hubo una mayoría absoluta, de UCD, solo obtuvimos un concejal.

Las responsabilidades más comprometidas, y en las que de alguna manera no iban a dejar realizar las iniciativas más necesarias, nos las adjudicaron a nosotro/as: urbanismo, hacienda, servicios sociales, etc…

Es importante señalar que lo/as candidato/as comunistas teníamos un mayor conocimiento del funcionamiento de los ayuntamientos. Con anterioridad a la celebración de las elecciones nos habíamos preocupado de tener entrevistas con los interventores de cada municipio para conocer mejor su funcionamiento y su economía. Teníamos una comisión nacional gallega municipal en la que figuraban por lo menos los cabezas de lista de cada municipio. Y teníamos como material de estudio un magnifico libro, con información exhaustiva municipal, editado por el PSUC.

En O Grove conseguimos paralizar para siempre Groveland, un engendro urbanístico que permitiría llenar de viviendas la isla de A Toxa. En Cangas no sólo los plenos sino las permanentes estaban abiertas a un público multitudinario, que resistía sesiones desde primeras horas de la mañana hasta entrada la noche. En Ferrol conseguimos un convenio con defensa que permitió devolver muchas propiedades militares de la marina al municipio. En Vigo tuvimos las responsabilidades de seguridad que permitió crear y dotar adecuadamente una nueva policía. En Santiago tuvimos una responsabilidad tan importante en esta ciudad como Patrimonio. En Lugo confeccionamos por primera vez presupuestos participativos. En Ourense, con la responsabilidad de Sanidad, conseguimos construir un nuevo y necesario cementerio que llevaba abandonado varios años.

En el año 1982, con el triunfo en las elecciones generales del PSOE hubo un cambio en nuestras expectativas de voto. No pudimos repetir los mismos resultados en las elecciones del 83.