Los acuerdos del Eurogrupo son decepcionantes: un conjunto de medidas que no responden a la urgencia del momento, a la grave crisis generada por la pandemia que hace imprescindible la aprobación de ambiciosas medidas que ayuden a los países más afectados a enfrentar la emergencia sanitaria y la crisis económica que ya se ha desatado.

La Unión Europea no puede ignorar que, además de muchos más recursos para detener la pandemia, es necesarios un verdadero plan de reconstrucción para Europa que no abandone a su suerte a los millones de europeos y europeas que están siendo victimas de la paralización de la economía y de la recesión asociada, a los autónomos y a los pequeños negocios y empresas que precisan ayudas de urgencia para no desaparecer.

La Unión Europea aprueba un conjunto de medidas que pondrá a disposición de gobiernos y empresas medio billón de euros, sin exigir, por el momento, contrapartidas que deban asumir los países más afectados a través de programas de reestructuración económica ni ajustes que, como se hizo en la crisis de 2008, comportaron enormes sacrificios para la población, aunque dejan abierta la puerta para futuros ajustes.

Que Holanda y Alemania hayan rebajado, aparentemente, sus exigencias, no debe ocultar que pretenden obligar a los países receptores de los créditos y ayudas a asumir su coste. Las medidas del Eurogrupo, aunque sean mejor que el fracaso anunciado hace apenas unos días que suponía abandonar a su suerte a los países más afectados, como España e Italia, son insuficientes. Es preciso un gran plan de reconstrucción europeo, acompañado de la emisión de eurobonos que doten de liquidez a los países y no supongan un endeudamiento que ahogue a sus economías.

El aumento de la deuda pública y el déficit que cada país va a asumir, y en especial los del sur de Europa, puede suponer una pesada losa para sus economías si la Unión Europea no incrementa la ambición de sus medidas e impulsa un verdadero programa de reconstrucción, asumido por el conjunto de la Unión, que no ahogue a los países en dificultades. Dejar, además, en manos de las entidades financieras y de los bancos los mecanismos para la distribución de las ayudas y créditos puede dificultar todavía más la imprescindible solidaridad ante el mayor desafío al que se ha enfrentado Europa desde 1945. Ese es el camino y no la negativa a cualquier tipo de asunción conjunta de la deuda. La Unión Europea debe trabajar en un marco de solidaridad y de fortalecimiento de los sectores públicos que son, finalmente, quienes van a soportar los costes para combatir a la pandemia. Aceptar medidas insuficientes, como las decididas por el Eurogrupo, pone ante los ojos de los ciudadanos la evidencia de que la Unión Europea puede fracasar: armonizar medidas para favorecer el comercio y la industria de los países del norte de Europa a costa de la desindustrialización del sur y apostar por el beneficio privado de las grandes corporaciones y bancos es la receta segura para el fracaso y la ruptura.

La Unión Europea debería impulsar los mecanismos públicos, en manos de los gobiernos, para hacer frente a la crisis, utilizando el Banco Central Europeo para la financiación de la deuda de los países, inyectando recursos sin interés y limitando la intervención de la banca privada cuyo objetivo va a ser, como en el pasado, la obtención de beneficios inmediatos aún a costa del sufrimiento de la población y del endeudamiento de muchos países. No se debe renunciar tampoco a aumentar los impuestos a empresas y grandes fortunas que deben contribuir, como lo hacen los trabajadores, autónomos y la pequeña empresa, al fortalecimiento de los recursos de cada país y cada Estado para hacer frente a la gravísima crisis.

El Banco Central Europeo, como han hecho el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal estadounidense, debería aprobar un ambicioso proyecto de ayuda y reconstrucción. El Banco de Inglaterra financiará al gobierno británico y la Fed ha aprobado un plan de más de dos billones de dólares, con compra de deuda gubernamental, para hacer frente a la situación. El temor a la inflación, siendo real, no puede bloquear la adopción de medidas imprescindibles para combatir la pandemia y la crisis económica asociada. Pero sobre todo la UE debe afrontar cambios estructurales que nos lleven a un Plan de Reconstrucción que contengan un cambio del modelo productivo y un reforzamiento del sector público.

Sin embargo, pese a que las decisiones del Eurogrupo sean insuficientes para hacer frente a la emergencia, ello no debe llevar a la izquierda española a realizar el trabajo sucio de la derecha y a abrir un escenario de crisis política que sólo agravaría más la situación en un momento en el que la derecha opta por un proyecto de acoso al gobierno de Sánchez.

La coyuntura exige que el PCE y el resto de organizaciones de la izquierda europea coordinen esfuerzos para conseguir la puesta en marcha del plan de reconstrucción, sin condicionarlo al cumplimiento de medidas neoliberales de austeridad que en el pasado hicieron que la salida de las crisis se hiciera siempre sobre las espaldas de las clase trabajadoras. Nuestra única fortaleza radica en la construcción de una amplia alianza de fuerzas políticas de la izquierda del sur de Europa que contribuya a cohesionar un bloque de países capaces de sumar esfuerzos para una reconstrucción al servicio de las mayorías.

Es hora de exigir más ambición, más compromiso de la Unión Europea para apoyar a los países que más están soportando la pandemia. Es hora de seguir insistiendo en la aprobación de nuevas medidas que protejan a los trabajadores, autónomos y pequeñas empresas, de adoptar una renta mínima que permita la subsistencia de los sectores más desprotegidos y de presionar para la adopción de un plan europeo de reconstrucción que forzosamente deberá ser compartido de manera justa y equitativa. Cuando arrecia la pandemia y la crisis económica, es el momento de fortalecer al gobierno de coalición UP-PSOE para que desarrolle medidas socialmente avanzadas en favor de quienes están sufriendo las consecuencias de la crisis.

Responsable de Relaciones Internacionales del PCE y eurodiputado por Izquierda Unida – Unidas Podemos