En 1979 se celebran las primeras elecciones municipales desde la II República. En la localidad de Montijo (Badajoz) el PCE es la lista más votada en la izquierda y se hace con la alcaldía el comunista Juan Carlos Molano. Una de las primeras cuestiones que se tratan es la petición de los familiares de las personas represaliadas por el franquismo para que los restos de los asesinados y enterrados en dos fosas comunes en el cementerio fueran trasladados a un panteón que sería costeado tanto por las familias como por el Partido Comunista de España.

Juan Carlos Monlano, alcalde de Montijo en 1979 por el PCE

La corporación dirigida por los comunistas y el PSOE aceptó de inmediato. Todos y todas eran conocedores en la localidad de la cruel represión que llevaron a cabo los falangistas. En Montijo no se había producido ningún asesinato de personas de derechas. Por el contrario, la denominada Escuadra Negra asesinó a más de 120 personas de la localidad. Dos jerarcas falangistas montijanos trajeron de Badajoz la orden de que había que fusilar al 1% de la población para sembrar el terror.

La Escuadra Negra, una sección de la Falange, con sus brigadillas de ejecuciones, se encargaba de aplicar el pavoroso porcentaje. La localidad contaba por entonces con 11.100 habitantes. Aquella escabechina, bendecida por la Iglesia, animada por el párroco y alentada por la alcaldía y la Guardia Civil, adquirió tales proporciones que un terrateniente montijano les dijo: “Vais a quedar el pueblo sin obreros para trabajar la tierra”.

En el otoño de 1980 comenzaron los trabajos de exhumación. Para estas tareas se contó con una cuadrilla voluntaria de trabajadores, algunos procedían del Plan de Empleo Rural (PER), y todo quedó grabado en un video con la aparición de los primeros restos y los objetos encontrados en las fosas.

En noviembre de ese mismo año, la Comisión Pro Panteón solicitó al alcalde comunista Juan Carlos Molano que comenzara la edificación del monolito, pues los restos ya habían sido sacados y esperaban sepultura. La construcción del panteón empezó semanas después y el encargado fue el marmolista Alberto Asuar Ramírez, militante del PCE de Almendralejo y diputado pre-autonómico, cuya familia había sufrido también la represión franquista. La construcción corrió a cargo de albañiles de la localidad que no cobraron por el trabajo realizado.

Inauguración del monolito en Montijo en 1981. Interviene Juan Carlos Molano, alcalde del PCE. Foto publicada en el Mundo Obrero del 30 de enero de 1981

La lucha continúa

Montijo, gracias a la acción decidida del ayuntamiento gobernado por el PCE, fue vanguardia del movimiento de la memoria histórica en toda España. Cuatro décadas después, los y las comunistas de Montijo siguen peleando por la memoria y acaban de presentar una moción al pleno municipal para que se reconozca a los alcaldes y concejales represaliados que sufrieron las consecuencias del golpe de Estado, apartados de sus funciones públicas tras ser arrestados y posteriormente asesinados por los militares rebeldes.

Una sociedad democrática sana debe saber reconocer a las personas que dieron su vida por defender el espacio de libertad del que ahora disfrutamos y los miembros asesinados de la corporación municipal de Montijo, junto a otras muchas personas, son referentes de la soberanía popular que cercenaron los golpistas a través de una despiadada represión contra todos aquellos que se opusieron a sus ilegítimos propósitos.

Iluminado Núñez Díaz

La represión fascista en Montijo fue feroz y comenzó después de que el teniente coronel falangista Juan Yagüe Blanco tomará Badajoz y llevara a cabo la matanza de la plaza de toros que le llevaría a adquirir el apodo de El carnicero de Badajoz.

En la madrugada del 29 de agosto de 1936 fusilaron sin juicio previo ni posibilidades de defensa a catorce dirigentes de la corporación municipal, de los partidos de izquierdas y de la Casa del Pueblo. Entre las víctimas de la barbarie franquista estuvieron el camarada y maestro Iluminado Núñez Díaz, fundador y Secretario Local del Radio Comunista, y el camarada y maestro Antonio Delgado Rodríguez.

Iluminado Núñez, siendo muy joven, se compromete en política y en la doctrina del marxismo-leninismo. Estudioso e interesado en la Rusia Soviética y en todo lo referente a la revolución, se acercará a los primeros militantes comunistas de la localidad y junto a ellos constituirá el Radio Comunista de las Vegas Bajas con un grupo de trabajadores procedentes de la UGT.

Los militantes del PCE en Montijo desempeñaron una gran labor de organización, logrando la unificación de las juventudes socialistas y comunistas en la JSU de la localidad y jugando un papel importante en las elecciones para que los obreros apoyaran mayoritariamente al Frente Popular.

Tras la ocupación de esta localidad por los sublevados golpistas, Iluminado Núñez se fue al campo con otros huidos, a las dehesas de Los San Pedro, donde los encontraron los falangistas. Según Juan Carlos Molano, “a una compañera que estaba con ellos intentaron forzarla pero, al resistirse, la mataron allí mismo, enterrándola debajo de una encina. Al resto los llevaron a Montijo donde fueron ejecutados el 29 de agosto”. Como homenaje al camarada Iluminado Núñez Díaz, el núcleo local del PCE lleva su nombre.