Nuestro objetivo de configurar un espacio político unitario como reflejo de la unidad popular solo será creíble si combina ser una fuerza plural, Democrática y cohesionada con la puesta en marcha de soluciones para los problemas de la gente, dando certidumbres y seguridad a la clase trabajadora. El PCE mantiene la apuesta por la unidad actual en torno al espacio de Unidas Podemos y propone su ampliación, trascendiéndolo de una mera alianza electoral a un proyecto de convergencia política donde quepan todos los actores que se reclamen de izquierdas y suscriban un programa de garantía de los derechos de los trabajadores frente a las políticas neoliberales.

Izquierda Unida sigue siendo el instrumento político a través del cual el PCE realiza su política de convergencia con todos los que se proponen la ruptura con el régimen del 78 para conseguir la mayor unidad popular posible.

El PCE mantiene la apuesta por la unidad actual en torno al espacio de Unidas Podemos y propone su ampliación, trascendiéndolo de una mera alianza electoral a un proyecto de convergencia política donde quepan todos los actores que se reclamen de izquierdas y suscriban un programa de garantía de los derechos de los trabajadores frente a las políticas neoliberales.

Izquierda Unida debe seguir avanzando en su caracterización como movimiento político y social pero resulta necesario construir un nuevo instrumento político que, recogiendo a la actual militancia y las experiencias de IU, la supere de una manera dialéctica y no burocrática.

La militancia comunista debe participar activamente en Izquierda Unida, haciéndolo compatible con la participación en las plataformas o espacios unitarios más amplios. Solo con la participación de los comunistas se podrán sintetizar de manera dialéctica nuestras propuestas con las del resto de integrantes de Izquierda Unida así como dirigir y hegemonizar el proceso para su superación. Necesitamos estructuras más flexibles, órganos más ágiles, más coordinación y menos dirección y mayor participación de las bases en la toma de decisiones.

Afrontamos el objetivo de la reorganización de la izquierda desde el convencimiento de avanzar hacia una consolidación estratégica de la unidad popular y con el reconocimiento de que no somos el actor hegemónico en el actual espacio que padece además de acusadas debilidades organizativas y sociales.

La propuesta de convergencia tiene que sostenerse en la construcción de alianzas con otras organizaciones políticas, con los sectores más avanzados del movimiento sindical, con los movimientos sociales y con el ecologismo y el feminismo para construir una alternativa común.

Para forzar la ruptura democrática y abrir un proceso constituyente, se necesita la más amplia convergencia social, política y cultural que tenga una clara y unitaria referencia institucional basada en alianzas estables y organizadas democráticamente.

Hay que organizar el respaldo popular al gobierno de coalición, empezando por asegurar el cumplimiento efectivo y puntual del programa pactado, para impedir que las contradicciones que surjan en su gestión se resuelvan en el campo de las relaciones institucionales por falta de presión social.

Nuestro objetivo de configurar un espacio político unitario como reflejo de la unidad popular solo será creíble si conseguimos una fuerza plural, democrática y cohesionada que ponga en marcha las soluciones para los problemas de la gente, dando certidumbres y seguridad a la clase trabajadora.

El PCE asume dos tareas inmediatas: impulsar y facilitar los espacios de convergencia y participar activamente en la elaboración de cómo debe ser ese nuevo instrumento político que represente a la unidad popular.