Serie Perry Mason. El caso de las garras de terciopelo
Erle Stanley GardnerEspasa

Con alegría y placer de lector y crítico independiente, celebro este resurgir y la vuelta al ruedo literario del famoso personaje, abogado insobornable y defensor de casos imposibles, Perry Mason (*). Y durante su lectura se me cuelan los artificios rocambolescos del caso Kitchen, con una Cospedal un tanto distraída y un ex ministro de hondo fervor religioso y quien fue su mano derecha en estos mundos del misterio policiaco con don Dinero por medio, a modo de carambola para un empecinado lector de novela negra entre dos historias: una de ficción y otra pura realidad de nuestro Ruedo Ibérico. ¿Cómo llevarían el caso Kitchen mi admirado Perry Mason y su inquietante secretaria?

Esparcidos desfilan por el escenario los más variados personajes, entre los que sobresale la idiosincrasia de la fiel secretaria Della Street, dueña y señora de una intuición protectora hacia su jefe. Sin dudar de la capacidad y constancia de Perry Mason, ¿qué sería del abogado si perdiera a tan fiel observadora crítica?

Y de esta manera entramos en el despacho de Mason, con la presencia de una elegante señora de muy buena posición que le expone un misterioso enredo. Resulta que estando tan atractiva y seductora mujer, esposa de George Belter, un tipo de apetitos ambiciosos y escaso de piedad, en un famoso restaurante, cenando con el candidato Harrison Borke que se prepara para salir de nuevo elegido como senador, se produce un atraco con la muerte de uno de los asaltantes. Y por pura lógica moral la señora teme el escándalo que puede sobrevenir si de pronto la revista sensacionalista Spicy Bilts, que vive de los chantajes, utiliza el caso como sustancioso chisme con morbo político y social que solo se puede frenar pagando una considerable cantidad de dinero.

Diversas situaciones nada claras que continúan surgiendo de forma sorpresiva construyen una trama cada vez más oscura y dificultosa. Los encuentros con coloquios finos y sospechosos van tomando cuerpo y poder siempre bajo el tema del escándalo que puede provocar este tipo de revistas sin escrúpulos, detrás de la cuales trajinan con frialdad los intereses suculentos de un personaje poderoso de calculada crueldad, curiosamente esposo de esta elegante señora.

Asunto que desde un principio no le ha dado a la secretaria de Perry Mason muy buena espina. El jardín del laberinto aumenta la intriga y el número de sospechosos. Mucho más cuando en una madrugada alguien le ha pegado un tiro en el corazón al poderoso marido de tan bella fingidora como parece ser Eva Balter. Entre los posibles sospechosos del asesinato, su propia mujer para heredar. En segundo lugar, la venganza del director marioneta de la revista de los enredos y chantajes económicos. Y como tercero el propio abogado defensor de la señora, Perry Mason. Aquí, querido lector, no te impacientes, tienes donde entretenerte, cuando quedan solo setenta páginas para terminar tan tensa como admirable historia policiaca de palpitantes diálogos e interrogatorios sin violencia pero de admirada finura de afilados estiletes con las que sacar al fin conclusiones reales de tan endemoniada tragicomedia creada por ese mágico escritor de novela negra o policiaca, el maestro Erle Stanley Gardner.

(*) El caso de las garras de terciopelo. Erle Stanley Gardner. Espasa.

Escritor y crítico literario