Introducción al Documento nº 16.
El conocido discurso que pronunció el secretario general del PCE, José Díaz, el 9 de febrero de 1936, es una de las mejores muestras del espíritu frentepopulista impulsado por el comunismo frente a la amenaza del fascismo y la reacción. Se inscribe, por tanto, en la apuesta por la defensa de un amplio “bloque popular” antifascista que venía defendiendo el PCE con una convicción cada vez mayor. Aunque en los años 1933 y 1934 el partido había comenzado a flexibilizar la línea de “clase contra clase” con algunos cambios tácticos, los cambios decisivos se produjeron en 1935. El 2 de junio de aquel año José Díaz pronunció un histórico discurso llamando a la creación de un “bloque popular” en defensa de las libertades democráticas, que incluyese desde los republicanos de izquierda a las organizaciones obreras. Como es sabido, la nueva estrategia comunista fue ratificada e impulsada ese verano en el VII Congreso de la Internacional, en el cual Dimitrov proclamó la necesidad de formar frentes populares que agrupasen a las organizaciones obreras y a otros núcleos progresistas y democráticos, incluidos aquellos burgueses, para hacer frente a los fascismos. La prioridad pasaba a ser la lucha contra el fascismo a toda costa, defendiendo estrechamente las libertades democráticas.
En España la política reaccionaria desarrollada por los gobiernos de coalición del Partido Radical y la CEDA favoreció el creciente espíritu unitario de las fuerzas progresistas, dando finalmente lugar a la formación del Frente Popular, una coalición para las elecciones de febrero de 1936 que abarcaba desde los sectores republicanos de centro hasta las diferentes fuerzas de la izquierda obrera. El Partido Comunista se adhirió con energía y disciplina a la coalición y se movilizó en la defensa entusiasta del voto a la candidatura que encabezaba Manuel Azaña. El discurso de Pepe Díaz el 9 de febrero, en el Salón Guerrero de Madrid, se inscribe en esa campaña electoral y representa bien el ánimo unitario reclamado por el PCE para asegurar la victoria del bloque democrático frente a la reacción.
El interés del discurso radica asimismo en la visión de España y del proyecto comunista que expone el secretario general, que conecta con la mirada sobre el pasado español que venían sosteniendo diferentes sectores liberales progresistas y republicanos desde el siglo XIX. Siguiendo la imagen dual de las “dos Españas” que en el pasado habían reiterado hombres como Vicente Blasco Ibáñez, entre muchos otros, contraponía “la España de la cultura y del trabajo”, “la tradición de quienes lucharon contra el oscurantismo y por el progreso y la libertad, que representamos nosotros” a “la tradición de la Inquisición”, “la España de oscurantismo dominada por los frailes y los curas”, por “sátrapas y caciques” que provocaba explotación, analfabetismo y hambre. Díaz proclamaba la identificación con los comuneros y con los luchadores republicanos del siglo XIX, reclamando que “continuamos, pues, la tradición de Pi y Margall, de Salvochea, de Galán y García Hernández y de todos los luchadores que batallaron para destruir la España feudal, clerical y monárquica, y abrir paso a la democracia, basada en el bienestar de las masas”.
José Díaz planteaba asimismo la defensa enérgica de “libertades democráticas plenas”, entendiendo también que debían vincularse obligadamente al bienestar del pueblo, a la defensa y la extensión de la cultura, al derecho a la sanidad, a la reforma agraria, a un Estado laico, como condiciones necesarias para el desarrollo de la democracia. Proclamaba, por tanto, la defensa de la República, de “una República que dé al pueblo todo lo que el pueblo necesita”. No olvidaba tampoco propugnar que “las nacionalidades de nuestro país” pudieran “disponer libremente de sus destinos”. Desde luego, el PCE no renunciaba a su programa máximo, como podía verse en sus elogios de la Unión Soviética, en la aspiración a formar un gran partido marxista-leninista junto al PSOE y a la implantación del socialismo. Pero, en todo caso, su secretario general insistía sobre todo en la urgencia de derrotar al fascismo y a la reacción, defender las libertades democráticas y “desarrollar el programa de la revolución democrático-burguesa”. Esta, la defensa prioritaria de la unidad antifascista y de la República democrática, sería la línea sostenida por el Partido a lo largo de los meses siguientes y durante la guerra civil.
El orador subrayaba otro aspecto de especial importancia: la necesidad de no limitar el Frente Popular a una coalición electoral, sino de mantenerlo como fuerza necesaria para garantizar el cumplimiento del programa mínimo pactado y asegurar la victoria frente a la reacción y al fascismo. Sin duda, hablaba de una necesidad bien presente, como pudo comprobarse trágicamente unos meses después.
El discurso está extraído de José Díaz: «Tres años de lucha. Por el Frente Popular, por la libertad, por la independencia de España», París, Colección Ebro, 1970.
[PDF 6,2 MB] Documento Nº16. Discurso de José Díaz el 9 de febrero de 1936
Sección de Historia de la FIM