Definía otro histórico como Miguel Lluch a Ginés Zaplana como “el verdadero instinto de la clase trabajadora”. Desde luego, cualquier definición que se haga del camarada Ginés siempre nos va a parecer que se queda corta. No lo suficientemente acorde a esa esencia luchadora y reivindicativa de justicia social que le ha acompañado durante toda una vida.
Nos acaba de dejar un trabajador. Uno de los verdaderos imprescindibles. Nacido en 1929 en el Puerto de Sagunto. Hijo de familia minera. Miembro del Partido Comunista de España antes de que éste fuera legalizado. Sindicalista muy activo y más que destacado de Comisiones Obreras. Pero, sobre todo, un luchador inmune a la desesperanza.
Aunque nació y creció en el Puerto de Sagunto, la vida le llevó a recorrer distintos lugares. Desde Venezuela hasta Baracaldo o Bilbao, regresando siempre a su ciudad de origen y trayéndose consigo todas las reivindicaciones y logros de la clase trabajadora en cada una de sus experiencias vitales. Especialmente significada fue su trayectoria y lucha en el sector metalúrgico y, más concretamente, en Altos Hornos de Vizcaya y Altos Hornos del Mediterráneo.
Como él mismo decía, ser comunista es ser una persona honrada, ser un buen profesional en el trabajo, defender a los trabajadores y militar en el PCE.
Con esa misma filosofía de vida, y tal y como recoge Buenaventura Navarro en su libro “La memoria necesaria. Historia de Puerto de Sagunto”, Ginés Zaplana luchó incansablemente por conseguir desde pluses de peligrosidad y penosidad para los trabajadores de grúas hasta impensables aumentos salariales en convenios colectivos en Altos Hornos.
Representante de los trabajadores y Jurado de Empresa —posteriormente Comité de Empresa—desde 1957 hasta 1985, le tocó vivir también la infame reconversión industrial de Felipe González. Como siempre le gustaba recordarnos, el Comité de Empresa no firmó el cierre, buscó los mejores acuerdos para salvar a los trabajadores. Tanto fue así que practicaron la desobediencia civil, actuando contra las órdenes de la empresa y del Gobierno, e impidiendo la paralización y el cierre durante meses. Todo ello en un contexto de persecución y violencia del sistema que aún entonces quedaba marcado en la piel.
Tiempo antes, en los años 60, en plena dictadura franquista, recompuso junto a varios compañeros el PCE en el Puerto de Sagunto y País Valenciano, y hasta hoy mantuvo su militancia en el PCPV y después también en EUPV. Luchador incansable que podíamos encontrarnos en cualquier reivindicación social, y siempre siendo la vanguardia de esos pocos que luchan por tantos.
Ya no será posible encontrarse con Ginés por los jardines del antiguo Sanatorio o por las calles del Puerto de Sagunto. Pero permanecerá siempre su sentimiento de justicia social y lucha incansable en cada uno de nosotros, en cada una de nosotras.
Hasta siempre Ginés.