Escribo este comentario el 7 de junio cuando todavía no hay un resultado definitivo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Perú y en México el presidente Andrés Manuel López Obrador mantenía la mayoría parlamentaria y aumentaba su poder territorial en la renovación de los gobernadores en quince estados.

Parece que con la nueva alternativa peruana se abre otro ciclo electoral para la izquierda en América Latina.

En Perú el maestro de escuela Pedro Castillo, el candidato de la izquierda, le disputaba la presidencia a Keiko Fujimori, la hija del dictador. En Chile, tras la derrota de la derecha en la elección constituyente, el comunista Daniel Jadue encabeza las encuestas presidenciales. En Colombia destaca en los sondeos el candidato de la izquierda Gustavo Petro mientras la oligarquía dispara contra las movilizaciones populares a las que dedicamos varias páginas en esta edición de Mundo Obrero. Y en Brasil regresa Lula para competir con Bolsonaro por la mayoría presidencial.

En noviembre habrá elecciones presidenciales en Chile y el año que viene en Colombia y Brasil. Si se añaden Perú, Chile, Colombia y Brasil a los gobiernos de México, Argentina, Bolivia y Venezuela, el presidente Biden puede encontrarse con el peor escenario latinoamericano para Estados Unidos.

La derecha se estremece en América Latina y se va a defender con todo su poder, con el terrorismo de Estado y la protección de Washington.

El poder político, económico, judicial, mediático y militar de la derecha latinoamericana se está preparando con sus aliados de Estados Unidos como lo hizo para combatir a los gobiernos de la década progresista.