Cuando las mujeres se visibilizan y avanzan, el patriarcado más reaccionario patalea, intentando frenar un progreso que se les antoja incómodo. En el cine también sufrimos estos ejemplos y hace unas semanas teníamos que leer a un tan veterano como poco respetuoso crítico de cine mover ficha en este aspecto. El motivo según sus palabras es que se está premiando a mujeres en los festivales por el hecho de ser mujeres cuando la realidad –aseguraba- es que “filman tonterías”. Además -añadía- el clima ideológico de los festivales, supuestamente vendidos a lo políticamente correcto, se le hace insoportable hasta el punto de decidir no cubrir más estos eventos.
Al margen de estas salidas de tono de quien está cómodo en la omnipresencia masculina e intenta poner puertas al campo, la realidad es que las mujeres se han ganado cada premio y cada selección en los festivales de cine. Seguramente, como en todos los ámbitos, teniendo que trabajar en mucho mayor grado que sus colegas masculinos y con muchas más dificultades para conseguir financiación en sus proyectos.
WomanInFan
Por eso el Festival de Sitges, como referente mundial del género fantástico, ha decidido este año -de modo valiente y esperanzador- entonar un mea culpa y ha sacado adelante la iniciativa WomanInFan que busca precisamente visibilizar activamente a todas esas mujeres creadoras que han sido y son claves en el cine y reclamar una merecida atención que se les ha arrebatado durante décadas.
Del 7 al 17 de octubre, el festival nos ha demostrado en su 54 edición que el cine fantástico, género típicamente masculino, también está cambiando. Según la antología de estudios Women Make Horror, el bajo porcentaje de realizaciones firmadas por mujeres se ha debido en parte a que los estereotipos de género han hecho que se identifique a la sensibilidad femenina con otros géneros y a que nosotras -en consecuencia- consideráramos que este cine no estaba a nuestro alcance. Gracias a iniciativas como esta y sobre todo a la tenacidad femenina esto empieza a formar parte del pasado.
Después de un certamen de 2020 sacado adelante contra viento y marea, sin invitados internacionales y con espacios reducidos a la mínima expresión, debido a una pandemia que se encontraba en unos de sus picos máximos en Cataluña, ha sido motivador ver renacer este evento en todo su esplendor. Hemos encontrado nuevos espacios como la King Kong Área, prensa extranjera cubriendo los actos, equipos enteros de películas presentando sus obras y una parrilla que explica por sí sola por qué estamos ante uno de los festivales más reconocidos internacionalmente: 169 largometrajes, 100 cortometrajes, 7 espacios de proyección, 11 premieres internacionales, 47 mujeres directoras seleccionadas y 4 espacios dedicados a exposiciones. Oferta de pago y 100% gratuita para poder ser accesible a todo tipo de público.
El hombre lobo
Cada año se elige un leitmotiv que inspira tanto el cartel promocional como exposiciones y proyecciones clásicas. 2021 ha sido una edición dedicada a la clásica figura del Hombre Lobo. En consonancia con esta elección, la exposición que desde algunos años se puede ver a la salida del auditorio principal, comisariada con excelente criterio por el polifacético creador Borja Crespo, se ha llamado Werewolf Comix. Reconocidos creadores, como Pedro Vera, Laura Pérez, Sara Bea, Olga de Castro o Magius, entre otros, han plasmado su visión del Hombre Lobo desde su particular trazo comiquero. Cruce de disciplinas artísticas para deleite del público.
Los libros que cada año edita el propio festival han sido La bestia interior, con textos de aproximación de diversa naturaleza hacia el mito del licántropo, coordinado por el director del festival Angel Sala y Jordi Sánchez-Navarro, y Tres piezas para el asesino, en el que Pacus González Centeno analiza cronológicamente la relación entre la música popular y el cine de género en la segunda mitad del siglo XX. Como novedad, en esta edición se ha puesto a la venta un LP en el que diversos autores estatales versionan a clásicos del rock como Black Sabbath o Rolling Stones.
Los premios de la bruja
Como ya es habitual, en el espacio Brigadoon se pudo asistir a proyecciones gratuitas. Cabe destacar el cortometraje Inhumano (2021), del realizador Iñigo Acha, que ha cosechado premios en festivales como el Horrorshowfest de Florencia con una presencia internacional destacada.
Este año se han dispuesto cinco figuras femeninas en los alrededores del festival, como parte de la iniciativa WomanInFan. Figuras a tamaño natural, como la de una Mujer Loba, Medusa, una bruja con inspiración en una mujer real, creadas por el dibujante Gerard Freixes que desde el año pasado plasma a tiempo real los eventos al estilo de los dibujos judiciales. Puede visitarse su obra en gerardfreixes.weebly.com
El Gran Premio Honorífico se ha repartido entre Mamoru Hosoda, por su aportación a la renovación de la animación y que este año ha participado a concurso con Belle (2021), una película de animación presentada en el pasado festival de Cannes, la actriz Belén Rueda, habitual de los estrenos en Sitges, y Carlos Saura, director, guionista y fotógrafo recordado por su valiente y demoledora alegoría de la España franquista con La caza (1966) y otros clásicos como Mamá cumple cien años (1979) o Deprisa deprisa (1981).
El jurado oficial ha estado formado por figuras relacionadas con el mundo de la cultura y con relación más o menos directa con el género fantástico. Ali Abbasi, director iraní de la singular Border (2018), la estrella del pop Alaska, que ya fue reconocida con el Premio Waldemar por su defensa y contribución al cine fantástico, Luna, directora de películas de género como Moscow Zero (2006), Joaquín Reyes, actor, cómico y guionista, y Antonio Trashorras, guionista de El espinazo del diablo (2001) y de series como Treinta monedas (2020).
No es solo entretenimiento
Entre las películas que han despertado más expectación en esta edición cabe reseñar Mona Lisa and the Blood Moon (2021), escrita y dirigida por Ana Lily Amirpour, una de las voces más personales del cine fantástico desde su ópera prima Una china vuelve a casa sola de noche (2014).
Cabe destacar que esta ha sido la segunda ocasión en la historia en que una película dirigida por una mujer inaugura el festival.
Otra película que había sido acogida con éxito -presentada en los festivales de Sundance y Berlín– es Censor (2021), que trata sobre los llamados Video nasties, películas prohibidas por la estricta censura instaurada en la reprimida Inglaterra de Thatcher. En ella, su directora Prano Bailey-Bond se interroga sobre los límites estéticos de la violencia.
El fantástico no tiene por qué ser un cine ajeno a las realidades políticas o sociales. El estereotipo de cine de género como elemento de entretenimiento puro no es justo si nos atenemos a algunas de las mejores películas de la historia. Cabe destacar en esta edición del festival como un brillante ejemplo de contextualización política
Un golpe certero al patriarcado
Entre la producción estatal -que nunca falta en Sitges- Alex de la Iglesia, habitual del festival, presentó en premier mundial su Veneciafrenia (2021), localizada en una Venecia donde un grupo terrorista -harto de los turistas y de los grandes cruceros- siembra el terror acosando a unos jóvenes españoles que celebran una despedida de soltera. Una producción muy cuidada y un guion que mantiene la tensión como en sus mejores trabajos. También el aclamado Paco Plaza, con guion de Carlos Vermut, dirige La abuela (2021), donde encontramos a dos mujeres que con sus interpretaciones nos adentran en el terror característico de este director conocido por la saga REC y la más actual Verónica (2017).
La película polémica del festival ha sido Titane (2021), dirigida por Julia Ducournau, que se alzó con la Palma de Oro en Cannes, poniendo en relieve la emergencia del reconocimiento hacia las direcciones femeninas. Julia, heredera de la Carne Nueva de Cronenberg, como ya abordó en Crudo (2016), ganando el premio a la mejor dirección novel en Sitges, vuelve a adentrarse en territorios oscuros de la mano de una niña androide.
La mirada femenina más acertada quizá sea la propuesta de Charlotte Colbert -de Reino Unido- cuya ópera prima She Will (2021) es un canto a la sororidad, el empoderamiento femenino, la resiliencia y un golpe certero al patriarcado. Una historia cargada de simbolismo y belleza en la que una actriz en su madurez se recupera de una mastectomía en un recóndito lugar de Escocia, donde conoce la historia de unas brujas quemadas en la hoguera en el siglo XVIII con quienes establece un profundo vínculo.
Lamb, premiada como la mejor película
En cuanto al palmarés, el Premio a la Mejor Película a competición ha sido Lamb, ópera prima de Valdimar Johanson, ambientada en la Islandia actual, que nos habla de la maternidad y de la fuerza imprevisible de la naturaleza. Según palabras del jurado en rueda de prensa, es casi perfecta en muchos aspectos como la fotografía, el guion y el casting.
La Mejor Dirección va para Justin Kurzel por Nitram, con su propuesta basada en la masacre de Port Arthur, perpetrada en Tasmania por un adolescente en 1996, donde murieron 35 personas.
La mención especial del jurado ha sido para la cinta de terror The Innocents de Eskil Vogt, quien ya fuera premiado en este festival por su anterior Thelma (2017). Unos niños con poderes empiezan a usarlos de forma inocente. Imposible no acordarse de Quién puede matar a un niño (1976) de Chicho Ibáñez Serrador.
Silent Night de Camile Griffin se ha alzado con el premio al Mejor Guion para una película que derrocha humor negro sobre unos jóvenes que encaran el fin de la humanidad celebrando una fiesta.
La mejor Interpretación Femenina ha sido compartida por Noomi Rapace (Lamb) y Susanne Jensen (Luzifer) y la Masculina también ex aequo entre Caleb Landry Jones (Nitram) y Franz Rogowski (Luzifer).
En la parte técnica la mejor fotografía ha sido para Limbo (Cheng Siu Keung), los Efectos Especiales para Mad God de Phil Tippet con su particular cinta de stop motion rodada durante 30 años.
El premio a la Mejor Música ha ido a parar a Daniel Luppi (Mona Lisa and the Blood Moon).
El Premio del Público, que este año se ha mantenido sin anunciar hasta el final del festival, ha sido para Silent Night. Este premio es votado por los asistentes a las proyecciones.
Termina un festival que ha recaudado un 76% más que el anterior y un 9% menos que sin la pandemia, con un balance muy positivo para la dirección. El público vuelve a llenar las salas con una ilusión que ninguna pandemia podrá nunca apagar. ¡Viva el Fantástico!
Cartel oficial basado en el mito del hombre lobo