Desde una perspectiva interna, la invasión rusa de Ucrania ya ha provocado una especie de retirada de la disputa política, o al menos su suspensión. Igual que sucedió durante la primera fase de la pandemia de coronavirus, todos los temas que hasta entonces eran importantes, como la reforma del sistema fiscal por parte del Gobierno, han dejado de ser relevantes. No obstante, no hay duda de que tarde o temprano la disputa volverá, y bajo condiciones muy diferentes. Todos los participantes tendrán que adaptarse al contexto.

Actualmente, sin embargo, los políticos están cada vez más convencidos de que es contraproducente continuar la disputa como se había hecho hasta entonces. Cualquiera -como la Plataforma Cívica, el Diputado Rafa? Grupinski – que ataque brutal e insolentemente al Gobierno polaco se arriesga a recibir una oleada masiva de críticas. Mucha gente necesita medir sus palabras. También en la izquierda, que ha fomentado las sanciones contra Polonia en la Unión Europea por el conflicto del Estado de Derecho. En la actualidad, los partidos políticos, especialmente aquellos en la oposición, pueden hacer, en la práctica, solo dos cosas. En primer lugar, apoyar a los refugiados de Ucrania junto al Gobierno y las oficinas locales. La Izquierda, KO, el movimiento de Szymon Holownia, PSL, fuerzas no parlamentarias (AgroUnia ha puesto en marcha sus estructuras y envía alimentos a la frontera), pequeños y grandes partidos están ayudando de diversas maneras. En segundo lugar, un trabajo constructivo para adaptar la legislación polaca a las nuevas condiciones, desde el derecho laboral hasta la defensa. Esto sucederá en las próximas semanas y meses.

Las cuestiones de seguridad pasarán a primer plano, desde la energía hasta los alimentos y, por supuesto, la defensa y los asuntos exteriores. Podrá haber desacuerdo en todas estas cuestiones, pero los parámetros están cambiando.

Las líneas divisorias ya se están dibujando. Están marcadas por el patriotismo y su comprensión, el punto de vista sobre las relaciones con Bruselas, las cuestiones energéticas -relativas a la base de la existencia-, como cosas fundamentales. Los políticos de PO recuerdan constantemente, por ejemplo, las buenas relaciones del PiS con Viktor Orbán o las reuniones del primer ministro Morawiecki con políticos como Marine Le Pen. Los políticos en el poder también tienen su conjunto de argumentos, por ejemplo, sobre las políticas de Angela Merkel, Donald Tusk o Nord Stream 2.

Pero el cambio de las líneas divisorias en materia de seguridad y la gravedad de la situación también pueden cambiar permanentemente la forma de hacer política, en la que se tratará menos de una guerra total de partidos y más de mostrar ideas constructivas en los ámbitos de la seguridad y el fortalecimiento del Estado.

Políticas internacionales

Polonia «nunca ha tenido una marca tan excelente en el mundo», declaró la semana pasada el Primer Ministro Mateusz Morawiecki. Polonia está «en el lugar adecuado en la política internacional» -dijo- y ya no está detrás de un «muro de injusto aislamiento». Además, el pasado fin de semana fuimos testigos de una presencia realmente fuerte de la diplomacia estadounidense en suelo polaco. Joe Biden visitó Polonia justo después de la cumbre de Bruselas. Además, se trataba de la segunda misión diplomática de Joe Biden, a quien, quizá por su edad, no le gusta viajar.

En su discurso del jueves, el presidente Andrzej Duda subrayó que la presencia del presidente estadounidense en nuestro país «en este momento difícil, es una señal extremadamente importante que confirma las relaciones estratégicas polaco-estadounidenses». Apuntó que la alianza polaco-estadounidense es fuerte, sin importar quién se sienta en la Casa Blanca e independientemente de quién gobierne Polonia. “Es fuerte porque está construida sobre valores comunes, libertad y democracia” declaró.

Anteriormente, el presidente también dijo que la visita de Biden a Polonia demuestra «lo importante que es hoy Polonia, tanto en las estructuras de la Alianza del Atlántico Norte como en su calidad de país que constituye el mayor organismo estatal del flanco oriental de la OTAN». «Actuamos juntos, estamos en constantes consultas, no sólo con Estados Unidos y con nuestros aliados de Europa Occidental, sino también dentro de Europa Central», señaló.

El Gobierno en Varsovia, sumido en una amarga disputa de siete años con la Unión Europea por el debilitamiento de la democracia y el Estado de Derecho, espera ahora reconstruir sus vínculos con la UE. Particularmente, el partido gobernante Ley y Justicia (PiS), cuya popularidad vuelve a subir tras 18 meses de descensos, quiere que Bruselas desbloquee 36.000 millones de euros en fondos para la pandemia, bloqueados por la preocupación sobre el estado del Estado de Derecho polaco.

Asimismo, el Gobierno polaco, en la persona del viceprimer ministro de Seguridad Jaroslaw Kaczynski y del primer ministro Morawiecki, está intentando presentar a Polonia como un castillo avanzado de la democracia que impulsará con todas sus fuerzas la victoria de Ucrania sobre Rusia. Una Ucrania independiente es, según las élites políticas polacas, la base de la seguridad y la soberanía de Polonia.

Jaros?aw Kaczy?ski, durante su visita a Kiev, junto con los primeros ministros de Eslovenia y la República Checa y Mateusz Morawiecki, lanzó la idea de una misión de paz de las fuerzas de la OTAN en territorio ucraniano. Hasta ahora, esta propuesta no ha contado con la comprensión de Estados Unidos, pero Dinamarca, entre otros países, ha mostrado su interés en ella. El presidente Andrzej Duda, según las filtraciones de los medios de comunicación, está bloqueando esta iniciativa, a la espera de la luz verde de la diplomacia estadounidense.

Después de todo, Polonia se ha convertido para los ucranianos lo que Pakistán fue para los americanos durante la guerra en Afganistán: un país que sirve como centro para la exportación de armas y el apoyo a la infraestructura de la guerra.

La élite política de Polonia también se ha mostrado decidida a trabajar por la rápida admisión de Ucrania en la Unión Europea, y en todo el espectro, desde el Primer Ministro Mateusz Morawiecki hasta el ex presidente postcomunista Aleksander Kwasniewski.

Además, la ayuda y hospitalidad mostrada hacia los refugiados ucranianos, junto a los fuertes lazos con el presidente Zhelezny, que según él está en contacto diario con el presidente Andrzej Duda, hacen de Polonia el principal aliado del independentismo ucraniano.

Polonia es miembro de la OTAN, por lo que representa una fuerza mucho mayor que la que tendría por sí misma. Puede utilizarlo en el mencionado conflicto con la Unión Europea, pero también para reconstruir las relaciones con otros aliados y para convertirse en un hegemón regional dentro de las alianzas globales a las que pertenece. Sin duda, el gobierno de Ley y Justicia también está utilizando toda la situación para ganar más apoyo entre los votantes polacos.

Impacto en la economía

«El crecimiento económico de Polonia este año puede resultar inferior al 3,5%, especialmente si la actividad en la eurozona se debilita significativamente como consecuencia de la guerra en Ucrania», señalan los expertos empresariales.

Según los analistas, actualmente es imposible estimar de forma completa y precisa el impacto económico y financiero de la guerra en Ucrania en la economía polaca. Según las previsiones de BNP Paribas, la economía polaca crecerá un 3,5% este año…. «Dada la elevada incertidumbre sobre los efectos económicos de la guerra en curso, el crecimiento económico de este año puede resultar inferior, especialmente si la actividad en la zona del euro se debilita significativamente», escribieron.

El economista jefe de BNP Paribas Bank, Micha? Dybu?a, señaló que el escenario de referencia elaborado por BNP Paribas no difiere mucho de la proyección de marzo del Banco Nacional de Polonia.

El análisis señala que, para la economía polaca, el efecto más visible de la guerra es el aumento del precio de los recursos energéticos, que se traduce en la subida de los precios del combustible en las gasolineras. Se subraya que si los precios elevados de las materias primas se mantienen durante más tiempo, el poder adquisitivo de los hogares se verá claramente afectado, lo que se traducirá en un menor crecimiento económico este año. Por otro lado, añadieron, la afluencia de refugiados de Ucrania debería impulsar el gasto de los consumidores. Calcularon que el coste de mantener a un millón de personas en Polonia durante un año ascendería a más de 20.000 millones de zlotys, es decir, alrededor del 1% del PIB. Añadieron que, según las estimaciones, podrían llegar a Polonia incluso varios millones de personas procedentes de zonas de guerra.

Según los analistas del banco, el impacto directo en la economía polaca derivado de la reducción de las exportaciones a Ucrania y Rusia debería ser moderado, ya que la cuota de estos países en las ventas exteriores polacas no es especialmente elevada. Las perturbaciones más importantes pueden derivarse de posibles interrupciones de las importaciones, ya que Polonia sigue siendo muy dependiente de los recursos energéticos de Rusia, escribieron.

Los empresarios “Inmigrantes baratos”

Sin embargo, este análisis, a pesar de su procedencia, no apunta a lo que agrada a una gran parte de las corpo-élites polacas, así como a los políticos. Sólo se enfrentan a la perspectiva de la llegada de varios millones de trabajadores inmigrantes baratos. Ya han llegado a Polonia más de dos millones de refugiados de guerra. Lo cual, como señalan los representantes de las organizaciones patronales, es un hecho bastante positivo para Polonia.

No sólo permitirá rebajar algunas de las aspiraciones salariales de los trabajadores, que han sido muy elevadas según las organizaciones patronales, sino que también permitirá cerrar la brecha demográfica que ha preocupado tanto a los ministros de los últimos gobiernos como a los propios empresarios.

Jaros?aw Kaczy?ski ha dicho en los últimos días que Polonia no pedirá ayuda para reubicar a los refugiados. Esto también parece indicar sus opiniones similares sobre la situación de la emigración en la que se encuentra Polonia.

Sin embargo, esta actitud no es del agrado de los representantes de la amplia izquierda, quienes desde el principio han dicho que Polonia no está preparada en términos sociales, incluyendo la disponibilidad de la vivienda, para aceptar a cientos de miles de ucranianos de forma permanente. Jan ?piewak, activista e influencer de los inquilinos, y Adrian Zandberg, uno de los líderes de la socialdemocracia polaca, exigen una acción decisiva en estos ámbitos. Los sindicatos polacos, OPZZ y Solidarno??, ya se están abriendo a los trabajadores ucranianos, organizando ramas especiales para ayudarles con cuestiones relacionadas con encontrar trabajo, pero también en la lucha por condiciones laborales decentes. La izquierda polaca, y la sociedad en su conjunto, se enfrentan ahora, sin duda, a un gran reto.

Artículo original en la web de Strajk.eu

Traducción Lucía Herrera

/ Strajk.eu