Hoy es 14 de abril, pero un 14 de abril diferente porque hoy una historia os voy a contar.

Todo comenzó un 18 de julio del año 1936, cuando dieron un golpe de Estado contra la Segunda República. Muchos lo llaman el día del Glorioso Alzamiento Nacional y la posterior Cruzada de Liberación, pero 16 mujeres y yo solo encontramos sufrimiento. Hubo una fecha que en mi mente va a quedar, septiembre es el mes y 1937 su año es, cuando las tropas de Queipo de Llano entraron en Sevilla, sí el mismo que está enterrado en la basílica de la Macarena como si de un santo se tratara. Dos guardias civiles comenzaron a llamar a la puerta de mi hogar, venían a buscar a mi marido para seguramente apresar y luego fusilar o mandar a un campo de concentración, yo me callé hasta hacerles enfadar y al final a mí me llegaron a arrestar para luego al calabozo mandar junto a otras 18 mujeres. A dos 2 de las mujeres las dejaron en libertad pues a sus hijos debían amamantar, pero al resto, incluida mi amiga embarazada de siete meses y medio, nos mandaron a rapar, tomar aceite de ricino y dar el paseíllo, también nos mandaron a comulgar. Los meses comenzaron a pasar y nos mandaron a montar a un camión, la carretera tomar y así llegar hasta Gerena. La mañana del 6 de noviembre del año 1937 nos mandaron a despertar y caminar hasta llegar al cementerio, nuestra fosa empezaron a cavar y al acabar una a una nos comezaron a fusilar, por mucho que intetáramos en vano escapar nos terminaron por fusilar a las 17 y a enterrar en la fosa para que así nuestros restos nadie pudiera encontar. Los años empezaron a pasar, uno tras otro y hasta los meses de enero y febrero del año 2012 nos vamos a trasladar. Un hombre de nombre José Domínguez Núñez vio cómo nos mandaron a matar y a enterrar mientras él en un árbol subido estaba, pues pensaba que la gente empezaba a tirar, en esos dos meses nuestros restos empezaron a desenterrar, al terminar en cajas una a una nos metieron y la carretera que año atrás nos madaron a tomar la volvimos a tomar pero esta vez de vuelta y rodeadas de 17 rosas rojas y de algunos de nuestros familiares.

Al llegar al cementerio de nuestro bello pueblo de origen, Guillena, nos mandaron a descansar al final en paz junto a nuestros familiares y vecinos.

Este relato aquí acaba, pero os pido que ni olvidéis la historia que os acabo de contar, mi historia, la historia de las 17 mujeres y un feto que morimos solo por ser hijas, madres, mujeres o hermanas de republicanos, comunistas, socialistas o anarquistas.

No olvidéis la historia de las 17 rosas de Guillena, ni la de muchas familias que a sus familiares no logran encontrar, porque como mi historia por desgracia hay muchas como por ejemplo la historia de las Trece Rosas que fueron fusiladas el 3 de agosto del año 1939 en Madrid, solo cuatro meses desde el final de la Guerra Civil. Y ahora sí, este relato, basado por desgracia en hechos reales se acaba.

«La Rojita»