Si el domingo se convierte en votos la movilización popular contra el neoliberalismo y el terrorismo de Estado, el candidato de la izquierda, Gustavo Petro, puede conseguir la mayoría necesaria (50%) para ser el nuevo presidente en la primera vuelta de las elecciones de Colombia.
El régimen político, económico y militar de la oligarquía ha impedido desde la independencia de Colombia, por la violencia y la corrupción, que la izquierda pudiera competir por la presidencia.
El asesinato ha sido el procedimiento final del tridente del poder para eliminar a cualquier candidato más o menos de izquierda que tuviera posibilidades de ganar en las elecciones presidenciales.
El arpón de tres puntas (la oligarquía, las Fuerzas Armadas y la complicidad de los gobiernos de Estados Unidos) asesinó en 1948 al caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, en 1989 al también liberal Luis Carlos Galán y en 1990 al comandante de la guerrilla del M-19 Carlos Pizarro.
Si Gustavo Petro no llega ahora al 50%, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el 19 de junio, se enfrentará a uno de los tres candidatos de la derecha: Federico Gutiérrez, el heredero de la extrema derecha del ex presidente Álvaro Uribe, acusado de ser un aliado de los narcoparamilitares, Rodolfo Hernández, de la derecha supuestamente moderada, y Sergio Fajardo, que se presenta con la máscara del centro de la derecha.
Parece que los poderes profundos están preparando un escenario para impedir mediante el fraude electoral la victoria de Gustavo Petro en la primera vuelta y agrupar en la segunda a toda la derecha en torno a uno de sus representantes contra el candidato de la izquierda.
En las urnas se puede derrotar al tridente pero la reacción de la oligarquía política, económica y militar será tremenda para devorar al posible nuevo gobierno.
¿Qué va a hacer la Administración Biden si por primera vez gobierna la izquierda simultáneamente en Perú, Chile y Colombia?