A la vista de los malos resultados de las elecciones andaluzas y de nuestra candidatura “Por Andalucía” podemos decir que la unión de seis organizaciones políticas sólo ha servido para resistir en mejores condiciones institucionales el actual estrechamiento de nuestro espacio político. La división a la izquierda del PSOE entre Por Andalucía y Adelante Andalucía ha restado. La suma de los dos espacios ha alcanzado un 12,20%. Sin embargo, con este porcentaje, similar al de VOX, hemos sumado sólo 7 parlamentarios por separado frente a los 14 de VOX. Nuestro sistema electoral penaliza la división. En nuestro espacio el resultado ha sido de un 7,68%, dando lugar a 5 escasos parlamentarios.

La mayoría absoluta del PP demuestra el proceso de derechización social que se está desarrollando en nuestro país, manifestado desde el ciclo electoral anterior: en Galicia, Madrid o Castilla y León las derechas se han impuesto al bloque progresista o de izquierdas.

A esto debemos sumarle los problemas propios de la construcción de la candidatura unitaria, que nos hicieron entrar mal y tarde en la campaña. Los ya conocidos problemas en el registro no son más que la expresión superficial de algo de mayor calado, la falta de un proceso político y participativo, paralelo a las negociaciones entre partidos, que permitiera una mayor consolidación y ampliación de nuestro espacio político.

Hace más de una década que la derecha se encuentra inmersa en lógicas de “guerra cultural” contra todo lo que representa la izquierda. Ya no se trata de atacar a las organizaciones de izquierdas, sino de atacar su proyecto de sociedad.

Este proceso de “derechización” se ha desarrollado en dos niveles, por un lado “el españolismo reaccionario” el cual trata de dar respuesta reaccionaria a los procesos de conciencia y transformación social, como han sido el feminismo o el ecologismo; y por otro lado, la “libertad individual” neoliberal. Curiosamente, y lejos de lo que algunos teorizaron, no ha sido el discurso cuasi-fascista de VOX el que ha ido arrebatando votos a la izquierda en los barrios populares. Los valores autoritarios y patrióticos no son los que han logrado seducir a las clases populares, sino más bien los del individualismo liberal.

Individualismo y criminalización del Estado

Frente a una sociedad que veía en el Estado de bienestar el sostén de su progreso social e individual y su red de seguridad, ha triunfado el relato de la criminalización del Estado. La ideología del “coaching”, del “si quieres puedes”, hace pensar a los individuos que sólo necesitan su esfuerzo y su actitud para lograr progresar en la vida, y no podemos desdeñar el impacto que esta ideología está teniendo en amplios sectores de la población.

Bajo este esquema de pensamiento se deriva la lógica de criminalización de los impuestos, de la intervención pública en la economía, de la subvención pública a sindicatos, o de las propias ayudas sociales a los sectores más desfavorecidos. Bajo esta forma de pensar no vemos a los grandes multimillonarios como al 1% que acapara los recursos de todos, sino como ejemplos a seguir por su gran cultura del esfuerzo.

Ante esta situación, debemos afrontar el nuevo ciclo político desde dos planteamientos claros:

1) La unidad, aunque insuficiente, es absolutamente necesaria. Y en este sentido debemos articular la implicación de nuestro partido en el proceso político que se abra de cara a las elecciones generales liderado por Yolanda Díaz. También resultará fundamental la implicación de las y los comunistas en las próximas elecciones municipales, en las que debemos ofrecer desde hoy las mayores certezas a nuestros núcleos para que no se cometan los mismos errores.

2) La importancia de desarrollar procesos unitarios que articulen la participación de nuestra gente y nuestro entorno social en los procesos de construcción política. Y para ello, tal vez no se trata tanto de pedir a los que están fuera que entren, sino de que salgamos nosotros fuera. De que nuestra militancia sea protagonista e influyente en los espacios de socialización política de la vida cotidiana de la gente. Debemos fortalecer el tejido social por abajo, establecer la alianza con los sindicatos desde los centros de trabajo, las alianzas con el movimiento feminista desde sus espacios de trabajo y movilización, las alianzas en los barrios populares desde el trabajo en el movimiento vecinal.

Esto último es lo complicado y es ahí donde debe de residir nuestra preocupación. Vivimos en una sociedad cada vez más atomizada, en la que las personas no se perciben a sí mismas como parte de grupos sociales con intereses comunes, sino como individuos aislados dentro de la misma. ¿Cómo influimos y dónde para cambiar el sentido común individualista instalado desde hace décadas y que necesitamos revertir? Esta es la cuestión.

Secretario General del Partido Comunista de Andalucía