La sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galiza (TSXG) en la que condenaba a la Corporación de Radio y Televisión de Galicia (CRTVG) por vulnerar derechos fundamentales de un trabajador de la radio da valor a los cuatro años en que los trabajadores y trabajadoras de La Galega han estado movilizándose para protestar contra la manipulación y el control que ha ejercido el gobierno del Partido Popular (PP). Durante este período, el personal de la CRTVG ha protagonizado los venres negros para denunciar la injerencia política de los ejecutivos presididos por Alberto Núñez Feijóo hasta el pasado mes de mayo en que fue substituido por Alfonso Rueda cuando el primero accedió a la presidencia estatal del PP.

Los 6.251 euros que la CRTVG deberá abonar a Carlos Jiménez por “daños y prejuicios por vulneración de derechos fundamentales” son, efectivamente, el último de una larguísima serie de episodios, según se detalla en el reportaje publicado por eldiario.es, que ha conducido al canal al centro del debate público. La sumisión a los intereses del PP, la precariedad laboral, el incumplimiento de la ley parlamentaria de medios o el descontrol en la emisión de contenidos machistas marcan el día a día de una de las instituciones más emblemáticas de la autonomía gallega. Lo denuncian con insistencia sindicatos, asociaciones profesionales o los partidos de la oposición, para los que la situación, además de afectar al derecho a la información de la ciudadanía, aboca a la propia idea de medio público -y su cometido singular de “agente normalizador de la lengua y la cultura gallega”- al desprestigio.

La Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) también ha denunciado en varias ocasiones la deriva de la RTV pública de Galicia y la utilización partidista que de ella han hecho sus gestores. Ha mostrado su apoyo en las redes sociales a los venres negros y las denuncias de manipulación de los trabajadores del ente así como de los incumplimientos de la legislación.

Los venres negros consistían en que los trabajadores y trabajadoras de la compañía se vestían con ropas de ese color para poner en evidencia lo que para ellos y ellas era la situación de la Corporación. Inundaron las redes sociales con las imágenes de esa protesta para reclamar que la radio y la televisión pública gallega cumplieran la misión para la que fueron creadas, es decir al servicio de la ciudadanía y no del gobierno.