Maruja, familia, camaradas y amigos, disculpad las ausencias de nuestros Secretarios Xandru y Agustina por motivos de trabajo. Me encargan, como miembro del Comité Central, que sea yo quien diga unas palabras de despedida a mi querido Felichu. Lo hago también en nombre de nuestro Secretario General, Enrique Santiago, que nos envió estas palabras de despedida: «Nos dejó Félix Alberdi, Felichu, represaliado por luchar por la democracia y los derechos de la clase trabajadora. Preso en Burgos, deportado, fundador de las CCOO y organizador del PCE en la clandestinidad. Gracias camarada, nos diste derechos y libertades».

Para mí, hablar de Felichu, ye hablar de un amigu con una sonrisa eterna en sus labios, ye hablar de una buena persona, de un luchador; de un militante ejemplar que siempre estaba al pie del cañón, y que formó parte de la Agrupación de Riañu, conviertiéndola en una de las mayores de Asturias, de las más combativas y solidarias… Hablar de Felichu, ye hablar de su fiel compañera, Maruja. Aquí si que ye cierto que al lado de un gran hombre, siempre hay una gran muyer…

El jueves despedíame de Maruja y Felichu, camín de Madrid, a la Fiesta del PCE, a la que tantos años asistieron y trabayaron. Les dije que a la vuelta les contaría todo con detalle. No pudo ser. Él siempre valiente, tomó una decisión y, como buen militante, la llevó a cabo.

Gracias por ser como fuiste, un ejemplo para los que veníamos detrás. Tu vida fue memorable y generosa. Te despido con este poema de otro comunista, Marcos Ana, que parece escrito para ti.

«Si salgo un día a la vida

mi casa no tendrá llaves.

Abierta siempre a los hombres

al sol y al aire…

Que la amistad no detenga

sus pasos en mis umbrales,

ni el jilguero su vuelo

ni el amor de sus labios.

La casa y el corazón

nunca cerrados.

Que pasen los camaradas

y amigos, al sol y el aire…»

Hasta siempre, camarada.