La Puerta del Infierno fue el sobrenombre con el que se conocía y se recuerda, al campo de concentración de Camposancos en A Guarda, Pontevedra. Podemos imaginar la dureza y condiciones que conllevaba tener ese apelativo en unas instalaciones de este tipo. En un primer momento fue ocupado por asturianos atrapados en las evacuaciones marinas tras la caída del frente Norte en octubre de 1937, y más adelante por prisioneros provenientes de la Batalla del Ebro y la caída de Cataluña en 1939. Se calcula que hasta 1941 pasaron más de 4.000 prisioneros, principalmente hombres aunque también hubo mujeres y niños. Se dictaron 233 sentencias de muerte, de las cuales se ejecutaron 159. En las instalaciones del campo se encontraba el Juzgado Militar de Asturias para facilitar al régimen la celebración de los juicios sumarísimos, dado el importante número de asturianos presentes. Torturas, enfermedades, eran el día a día de este campo situado en parte de las instalaciones del Colegio de Jesuitas y a la vera de la desembocadura del río Miño.
Este 20 de octubre, como cada año, se celebró un homenaje con ofrenda floral a los ejecutados republicanos enterrados en la fosa en el Cementerio de Camposancos; se hizo en el mismo lateral en el que fusilaban las tropas franquistas y lugar de la fosa. Durante la dictadura el espacio ya fue protegido por los vecinos que custodiaron la memoria para que no se perdiera, y así continúa.

La mayoría de aquellos presos no eran gallegos pero en sus tierras recibieron la solidaridad de sus gentes, y en especial de sus mujeres. Como ejemplo el navío prisionero Arichachu arribó a Baiona en 1937 para el traslado a Camposancos, tras días sin comida y agua. Uris Guisantes coautor de la A PORTA DO INFERNO: O CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE CAMPOSANCOS junto con el historiador Víctor Santidrian, nos relata cómo “las mujeres de Baiona se agolpan en el puerto para recibir a los que alcanzaban tierra en gamelas y, salvando los culatazos de los soldados, les ofrecen agua, sardinas y pan a los recién llegados”. Ya en democracia se mantuvo la solidaridad para conservar viva la memoria de lo que pasó; desde CCOO de Vigo y sus pensionistas, los actos se mantuvieron año atrás año.
Solo ver la placa -rehabilitada este año con aportaciones solidarias de los vecinos y vecinas y de los sindicalistas de CCOO que cada año acuden a los actos-, con unos nombres allí grabados que reflejan diferentes orígenes pero una misma identidad, la de antifascistas, republicanos de diferentes afiliaciones, pero que dieron su vida por defender unos ideales de justicia social.
En 2020 se creó una asociación, presidida por el ex alcalde de A Guarda José Manuel Domínguez Freitas , que reivindica la memoria y busca trasladar a las generaciones más jóvenes y a la sociedad en su conjunto, la historia de este campo. El complejo del antiguo colegio de jesuitas es hoy ruina pero la asociación lucha por su rehabilitación y creación de un centro de Interpretación de los campos de concentración franquistas. Acuden a los centros de estudio con una unidad didáctica y trabajan para constituir un fondo documental sobre las víctimas del fascismo.
Más información en: campo-concentracion-camposancos.es
Manifiesto de la Asociación por la Memoria Militar Democrática (AMMD) en apoyo del proyecto de creación de un Centro de Interpretación del antiguo Campo de Concentración de Camposancos (A Guarda)
(*) Historiador