Recuerda un poco a los años veinte: un noble, militares y un juez pertenecientes a la AfD (“Alternativa por Alemania”) pretendían instigar un golpe de Estado con miembros de Reichsburger (“ciudadanos del Reich»). A primera vista, parece una mala idea, pero el miércoles desencadenó una de las mayores redadas de la historia de la República Federal. Unos 3.000 efectivos -entre agentes de la Oficina Federal de Policía Criminal, del GSG 9 y de varios grupos especiales- se desplazaron y registraron más de 130 inmuebles en once estados federados. La Fiscalía Federal detuvo a 25 sospechosos, también en Italia y Austria. Se les acusa de haber formado una organización terrorista que supuestamente quería preparar el derrocamiento del sistema político en Alemania.

Además, hay otros 27 acusados, entre ellos soldados de la Bundeswehr (Ejército Federal alemán). Según la policía italiana, una persona de 64 años detenida cerca de Perugia (Italia) es un antiguo oficial de una unidad especial de la Bundeswehr. Ocho de los 25 sospechosos detenidos estaban bajo custodia este miércoles por la tarde, dijo el Fiscal General Federal Peter Frank en Karlsruhe.

Una portavoz de la Fiscalía Federal de Karlsruhe habló el miércoles de una «organización terrorista» que había querido derrocar el orden estatal en la República Federal y sustituirlo por otro. Ya se habían elaborado las líneas básicas. Para lograrlo, el grupo también habría aceptado muertes. Según los investigadores, algunos miembros ya habían hecho preparativos concretos para entrar por la fuerza en el Bundestag con un grupo armado. La ministra federal del Interior, Nancy Faeser (SPD), habló de «amenaza terrorista». Al parecer, el punto de partida de la investigación son los vínculos entre miembros de la organización que ahora está en el punto de mira y miembros del grupo «Patriotas Unidos«, que fueron detenidos en abril y al parecer planeaban secuestrar al ministro federal de Sanidad, Karl Lauterbach (SPD).

En el elegante barrio berlinés de Wannsee, la policía detuvo a la exdiputada de AfD y jueza de Berlín Birgit Malsack-Winkemann. La senadora berlinesa de Justicia Lena Kreck (Die Linke) la describió el miércoles como una «persona incendiaria». En Bad Lobenstein, Turingia, las fuerzas especiales registraron el pabellón de caza Waidmannsheil. Pertenece al empresario inmobiliario Heinrich XIII Príncipe Reuß, quien, según la información publicada en los medios de comunicación, dirigía la red junto con Malsack-Winkemann. El hombre, de 71 años, fue detenido el miércoles en Frankfurt. La Casa de Reuß fue la dinastía reinante en dos pequeños principados de lo que hoy es el estado de Turingia hasta la Revolución de Noviembre de 1918 que desembocó en la República de Weimar.

La organización terrorista se habría constituido hacia finales de noviembre de 2021. Los miembros estaban firmemente convencidos de que Alemania estaba siendo gobernada actualmente por miembros de un «Estado profundo», según se dijo el miércoles. El órgano central de la agrupación era un «consejo». Similar al gabinete de un gobierno ordinario, el consejo tenía carteras como justicia, asuntos exteriores y sanidad. «Los miembros del ‘consejo’ se han reunido regularmente en secreto desde noviembre de 2021 para planificar la ansiada toma del poder en Alemania y el establecimiento de sus propias estructuras de Estado», ha señalado la Fiscalía federal. Reuß habría intentado ponerse en contacto con representantes de la Federación Rusa.

Un «brazo militar», del que se dice que formaban parte soldados en activo de la Bundeswehr, también debía «eliminar» el orden estatal a nivel de municipios, distritos y comunas. La asociación era consciente de que esto provocaría muertes. Sin embargo, según la Fiscalía Federal, aceptó este escenario «como un paso intermedio necesario para lograr el ‘cambio de sistema a todos los niveles’ que perseguía». Según el informe, el grupo quería reclutar a miembros de la Bundeswehr y de la policía para el golpe planeado. En al menos cuatro reuniones celebradas en Baden-Wuerttemberg el verano pasado, los presuntos miembros habían promocionado la organización terrorista y sus objetivos, según las autoridades. En noviembre, unos sospechosos del norte de Alemania intentaron deliberadamente reclutar policías para la organización.

Como era de esperar, entre los sospechosos figuran varios reservistas de la Bundeswehr y al menos un miembro del Mando de Fuerzas Especiales (KSK) de la Bundeswehr, que a lo largo de los años ha llamado repetidamente la atención por sus actividades derechistas. Un portavoz del Servicio de Contrainteligencia Militar dijo a dpa que el soldado estaba asignado a la plantilla del KSK. Era suboficial. Durante la redada, se registraron su casa y su oficina en el cuartel del Graf Zeppelin en Calw.

La redada provocó el miércoles numerosas reacciones de políticos federales. Janine Wissler, copresidenta del Partido Die Linke, afirmó que la redada a gran escala era «una prueba más de la preocupante presencia en Alemania de una escena de extrema derecha militante, armada y conectada internacionalmente«. El Comité Internacional de Auschwitz dio las gracias el miércoles a las autoridades de seguridad. «El armamento de los implicados es más que preocupante, al igual que sus aparentes conexiones en ámbitos militares y policiales», declaró el miércoles el Vicepresidente Christoph Heubner.

(*) Autor: Kristian Stemmler (Traducido por Mundo Obrero)