«Vinieron. Ellos tienen la Biblia y nosotros utilizamos la tierra. Y nos dijeron: «Cierren los ojos y recen», Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros utilizamos la Biblia”. Eduardo Galeano
El cambio de dólar a rial no para de incrementarse. Desde la última semana de enero del 2023 hasta el 18 de febrero, el precio del billete verde se ha disparado en un 11,4%, cambiándose s 500.000 riales; que la inflación se situase en 65% (en España está sobre 5,9%), hace recordar constantemente a los iraníes que, antes de la instalación de la Teocracia de Extrema-derecha Islámica (TEI) en Irán, en 1979, un dólar equivalía a 70 riales.
Este es sólo uno de los indicadores de la situación catastrófica de la economía del país gestionado por una junta clerical-militar.
Se trata de un sistema capitalista con supraestructura medieval, dirigido por un caudillo (califa) designado por una curia chiita profundamente anticomunista, colocada por los G4 (EEUU, Reino Unido, Francia y Alemania). Así lo revelaron en 2005 los documentos de la cumbre celebrada en la isla Guadalupe en enero de 1978, y las negociaciones entre los representantes de ayatolá Jomeini con Jimmy Carter y Giscard d’Estaing, quienes le ofrecieron entregarle el poder en Irán a cambio de acabar con los comunistas -algo que no consiguieron con el golpe de Estado de 1953 contra el primer ministro doctor Mosadeq, artífice de la nacionalización del petróleo iraní, a quien consideraban marxista-, y contener el aumento de la influencia de la Unión Soviética, que meses antes había respaldado la toma del poder por la izquierda en Afganistán. EEUU, con Jomeini, colocaban la primera pieza del “Cinturón de seguridad” de extrema derecha religiosa alrededor de la Unión Soviética. Ese mismo año también patrocinan el yihadismo sunnita en Pakistán para ocupar Afganistán, y la extrema derecha católica de Lech Walesa en Polonia; los tres países con frontera común con la URSS. Como guinda, elevan a la cima del Vaticano a un polaco anticomunista y anti Teología de Liberación llamado Karol Wojtyla.
El acuerdo de Guadalupe también está mencionado por el secretario de prensa de la Casa Blanca, Pierre Salinger, en su libro America Held Hostageby Iran. Para Washington, entonces, la prioridad era mantener a Irán en la órbita capitalista-occidental. Hoy, ante la nueva situación revolucionaria que derrocará a la TEI, de nuevo EEUU y la Unión Europea (UE) se preparan para impedir, como sea, el establecimiento de un Irán democrático y federal en un país que es la primera reserva mundial de gas, la cuarta de petróleo y el puente entre Asia, África y Europa.
UNA REVOLUCIÓN EN FASES
La revolución del 1978 fracasó: Irán pasó de ser una dictadura capitalista semilaica a una teocracia capitalista totalitaria de corte medieval, que:
. Prohibió todos los partidos políticos, sindicatos, organizaciones feministas, estudiantiles, intelectuales, etc. así como las libertades políticas y sociales, arrebatando al pueblo la única herramienta con la que podrían luchar por sus derechos: la organización. Sin las libertades (de asociación, prensa, expresión, etc.) es imposible luchar contra la explotación capitalista.
. Cambió el estatus de la mujer, de segundo género a subhumano, como táctica y también estrategia: discriminar a la mitad de la sociedad (con el silencio de los hombres) con el fin de facilitar el control sobre la totalidad de la sociedad.
. Reservó la jefatura del Estado totalitario a un hombre (Führer, Caudillo), con poderes ilimitados.
. Centralizó aun más el estado multinacional de Irán, eliminando los pocos derechos que los kurdos, baluchíes, turcomanos, árabes, y otros pueblos de Irán habían conseguido con la dictadura de Pahlavi.
. Militarizó la sociedad, a través de la creación de decenas de cuerpos armados, contratando a los desclasados y el lumpenproletariado para el control social, quienes al estilo de Ku Klus Klan o los escuadristas, los Camicie Nere italianos, tienen derecho a golpear, arrestar, torturar, hacer desparecer, violar, etc. a los “enemigos del islam”.
. Realizó un expansionismo militar en la zona, interviniendo, en cohabitación con EEUU, en Iraq, Afganistán, Líbano o Siria, a pesar de dar la imagen de estar enfrentados.
. Rechazó la “modernidad” bajo el pretexto del “anti-occidentalismo”, por la simple razón de que la casta clerical y su ideología y mentalidad pertenecen a la era premoderna, y que la nueva era -sobre todo la liberación de la mujer y el avance de la educación y el conocimiento-, le hace prescindible. De allí su enemistad con el progreso, sea capitalista o socialista, al igual que el fascismo europeo.
. Emprendió un iranicidio, desde un islam arabizado, prohibiendo las vestimentas iraníes, fiestas, celebraciones, tradiciones, hasta nombres, atacando incluso la lenga persa. La consigna “Iran ro pas miguirim” (Recuperaremos Irán) refleja la percepción de los iraníes del régimen islámico como una fuerza de ocupación extranjera (la misma imagen que tiene los afganos de los talibanes o los sirios de Daesh).
El resultado fue que los iraníes no solo no consiguieron una sociedad con libertades y algo de justicia social derrocando al Sha, sino que perdieron las más íntimas libertades personales y se hundieron en una miseria y pobreza sin precedentes. La represión fusionó los métodos medievales (lapidación, Talión, latigazos) con los modernos (tanto a nivel de “Inteligencia e Información” como las torturas).
LA REVOLUCIÓN VERDE DE 2009 POR LOS DERECHOS CIVILES
Durante estos 43 años, el pueblo iraní nunca ha dejado de luchar por sus derechos más fundamentales, contra la teocracia islamista (y sus variantes “fundamentalista”, “reformista” y “moderada”), aunque es a partir del 2009 que empieza a darse cuenta que el fascismo es irreformable. En junio de ese año, a pesar de que en las “elecciones presidenciales” solo podían concurrir las facciones de la TEI, estando prohibidos la totalidad de partidos políticos (Tudeh, Fedaínes, Muyahedines, los kurdos, etc.), el electorado creyó que “votando al mal menor”, el ex primer ministro Hosein Musavi, podría impedir un segundo mandato de Mahmud Ahmadineyad (uno de los personajes más oscuros, indoctos, misóginos, supersticiosos, lumpen y fascistas de la TEI).
A toda luz, Musavi le ganó con varios millones de votos de diferencia. Sin embargo, por la indicación de Ali Jamenei, el Caudillo, Musavi fue arrestado y Ahmadineyad permaneció en el poder. Millones de personas con el lema “¿dónde está mi voto?”, se echaron a las calles de las principales ciudades del país, a pesar de que la TEI ha prohibido cualquier protesta, huelga y manifestación. La represión fue brutal. Decenas de miles de detenidos, y cerca de mil asesinados por disparos y en las cárceles bajo la tortura.
Lo interesante fue la postura de Barak Obama, recién llegado a la Casa Blanca: envió una carta de felicitación a Ahmadineyad, deseando la mejora de las relaciones entre ambos estados. “Nos equivocamos en no apoyar la revolución iraní del 2009″, dice ahora Obama, desacreditando, una vez más, a los teóricos de «la Revolución naranja Made in USA para Irán». Sin embargo, los intereses de EEUU en aquel momento exigían a Obama, que sólo llevaba seis meses en el poder, impedir la caída de la TEI, puesto que sus prioridades declaradas eran otras: paliar la crisis financiera mundial del 2008, salir de Iraq o reforzar sus efectivos en Afganistán. Una caída de la TEI habría disparado el precio de petróleo, impidiendo poner en orden la economía; tampoco tenía preparada una alternativa para colocarla en Teherán (como hizo Carter en 1978 con Jomeini, al caer el Sha), y temía un vacío de poder en un país como Irán. Y luego empezó a negociar con el régimen el tema de las armas nucleares. Hay que señalar que en aquellas protestas por los derechos civiles solo participaron las clases medias de las grandes ciudades, y no contaron con el apoyo de la clase obrera y las provincias de minorías nacionales del país, como Kurdistán o Baluchistán.
PRIVATIZACIONES, CORRUPCIÓN, EMPOBRECIMIENTO, HUELGAS OBRERAS, Y PROTESTAS
Luego, entre 2017 y 2022, ha habido cientos de huelgas y manifestaciones, con un protagonismo relevante de la clase obrera, por cuestiones económicas. Ya entonces, los iraníes ganaban el sueldo más bajo de entre los países de Oriente Próximo, unos 128 euros al mes, mientras sus vecinos turcos, sin tener petróleo, recibían 422 como salario mínimo. Huelgas en la fábrica azucarera de Haft Tapeh, la siderúrgica de Ahwaz, la huelga general de los maestros de escuelas, protestas de los jubilados, o las sangrientas “protestas de gasolina” en 2018, cuando la TEI aumentó hasta un 300% los precios del combustible. Decenas de miles de iraníes salieron a las calles con el grito de “Gasolina encarece, el pobre empobrece”. Los indignados quemaron unas 700 sucursales bancarias y varias escuelas teológicas, como los símbolos de la “Santa Alianza” contra la justicia social, la libertad y el progreso. El régimen asesinó en las calles a al menos 1500 manifestantes. Esta subida afectó directamente no solo a los precios de los alimentos y el transporte, sino también al trabajo de millones de iraníes de la clase media brutalmente empobrecida que utilizan su coche para “hacer de taxista” transportando pasajeros para ganar algo y llegar a fin de mes. “Osulgar, eslahgara, digue tamum shod majara” (Fundamentalista, reformista, ya se acabó la diversión) fue la sentencia: el juego del “Poli bueno, y el Poli malo” ya no funcionaba para el régimen: el problema era el sistema.
Cabe recordar que, desde 1999, la TEI empezó a aplicar el “consenso de Washington”: la liberalización del comercio, la privatización, la reforma fiscal y el gasto público limitado. Decenas de empresas públicas fueron apropiadas por las “familias” del clero y los militares islamistas, incluido el sector de petróleo y la minería, que al no saber gestionarlas, la mayoría cerraron, dejando a cientos de miles de trabajadores sin empleo. La malversación, corrupción, el saqueo de los recursos naturales por las mafias constituidas en el seno de un poder absolutista, ha sido la tónica general de la economía “islámica”, que han devorado el poder adquisitivo de la mayoría de la población, llevando al 65% por debajo del umbral de la pobreza, según el propio gobierno.
Con la llegada de los ayatolás, la burguesía industrial fue desmantelada y en su lugar los mercaderes (el bazar) -supervivientes de la era feudal de Irán-, controlan la economía no productiva y parasitaria, que además, a causa de las sanciones de EEUU y la UE, hace su agosto traficando con todo tipo de artículos, impidiendo una economía productiva. La TEI está completamente integrada en el mercado capitalista global, y actúa, más que un sistema político, como una organización criminal-mafiosa, asemejándose más al nazismo alemán que al franquismo español.
LA CHISPA QUE PRENDIÓ LA MECHA: EL ASESINATO DE MAHSA AMINI
Y así, sin parar las huelgas obreras, protestas de los pensionistas docentes, estudiantes, campesinos sin agua, etc. se llega a septiembre de 2022, cuando el asesinato de Mahsa Amini, -joven kurda de 21 años que fue arrestada por “hiyab inapropiado” y golpeada hasta la muerte por la “policía de la moralidad” (tapadera de la militarización de las calles del país bajo diferentes pretextos), convierte las protestas en una situación revolucionaria: “Los de arriba ya no pueden gobernar como antes y los de abajo no quieren ser gobernados como antes”, recuerda Lenin. La TEI afirma que sólo responde ante los seres inexistentes e invisibles de sus acciones y políticas que no ante los ciudadanos (convertidos en la “masa”, este turbio concepto central en los fascismos), mientras ha contribuido como nadie a convertir a Oriente Próximo en el principal mercado de armas de EEUU y la UE, sembrándole además de bases militares de los países de la OTAN. Sus políticas no solo han acercado a los jeques árabes a Israel, sino que con el Acuerdo Abraham entre ellos, han conseguido que el Estado judío ampliase su poder hasta el mismísimo Golfo Pérsico. Israel ha sido el principal beneficiario (además de ser uno de los patrocinadores) del islamismo chiita y sunnita: la llamada Guerra contra el Terrorismo Islámico ha eliminado del mapa a sus enemigos y rivales: Iraq, Libia, Siria, mientras la propia TEI, entretenida con el velo de las mujeres, ha debilitado tanto a la sociedad iraní, que la ha convertido en el país más aislado y uno de los más vulnerables del mundo.
LOS RASGOS DE LA NUEVA REVOLUCIÓN
- Pide el fin de la teocracia islamista, y la instauración de una república laica, feminista y federal. La consigna principal es: “Fagr, fesad o bikari – marg bar chomhurie eslami” (Pobreza, corrupción, desempleo, muerte al régimen islámico).
. Por primera vez, todos los sectores y clases, y todas las regiones del país también participan en las protestas, arrastrando hasta la capa conservadora y las ciudades “santas” de Mshahd y Qom.
. La pérdida de credibilidad de la TEI, y la caída de sus símbolos: la quema pública de los velos en las hogueras, derribar las estatuas de Jomeini, Jamenei y Ghasem Soleimani; no cantar el himno islámico en el mundial de Qatar por la Selección Nacional de Irán; lanzamiento de turbantes, etc.
La colocación de Ebrahim Raisi, un Talibán Ultra, y uno de los jueces que emitió la pena de muerte para unos 2.000 presos políticos de todos los grupos en la década de los 80 (apodado “El Carnicero de Teherán”), empeoró la situación. Él rompió el acuerdo tácito establecido entre la población y el régimen: aguantaremos las dificultades económicas, a cambio de permitir ciertas libertades personales como relajar el velo, celebrar conciertos o fiestas en domicilios (¡sí , están prohibidas!). Pero, él endureció las mediadas islámicas y el asesinato de Mahsa hizo de chispa de una ira acumulada durante cuatro décadas, con un desempleo crónico, los bajos salarios y pensiones, y además atrasados (hasta tres años, en algunas fábricas), la reducción de los subsidios, la degradación ambiental y el colapso de turbias instituciones financieras con esquemas Ponzi, etc.
UNA PERSPECTIVA TENEBROSA
Los inmensos recursos naturales de Irán, su ubicación en Oriente Próximo, la eliminación de las fuerzas progresistas por parte del Pahlavi y del Jomeinismo (y por consiguiente, la ausencia de una alternativa democrática) reducen drásticamente las posibilidades de la victoria de esta nueva revolución, que va a tener la misma suerte que la de 1978. Curiosamente, entre las demandas populares no se encuentra la libertad de asociación, de partidos y sindicatos.
La oposición izquierdista iraní -el comunista Partido Tudeh, y los Fedaínes socialistas-, no está unida (aun), y la derechista, con Reza Pahlavi a la cabeza, espera que “occidente haga algo” para desmantelar a la TEI: les da igual que sea con un ataque militar o un golpe de Estado. Pero, el Occidente, por el momento, no tiene ninguna intención de hacerlo. El propio Secretario de Estado del gobierno de Biden ha enviado un mensaje a la TEI, según el ministro de exteriores islámico Hossein Abdollahian, de que «no habrá Change regime en Irán”, aunque debe ser muy ingenuo si se lo creyera: EEUU, del mismo modo que colocó al general Noriega en el poder en Panamá, lo quitó; lo mismo que hizo con los Talibán: les llevó de Pakistán a Kabul en 1992, para derrocarlos en 2001, y luego volver a regalarles la capital afgana en agosto de 2021, y aun les sigue utilizando según sus intereses del momento.
Pero, la TEI ya ha perdido la legitimidad, dentro y fuera del país. Las ejecuciones públicas, la denuncia de violación sexual en las cárceles a hombres y mujeres (que existía desde la fundación del régimen, y se conocía aunque por la cuestión del “honor” los afectados no lo hacían pública) ha demostrado el verdadero rostro lumpen de un régimen talibán que se presentaba civilizado.
El genio ya está fuera de la botella. Pero, EEUU y la UE ya tienen otro para rellenar el vacío que dejarán los ayatolás; lo harán con el resto del régimen, sobre todo los militares islamistas con los que Reza Pahlavi afirma estar en contacto.
En el mejor de los casos, y si los halcones de EEUU, Israel e Irán fracasan en sus planes de convertir la caída del régimen en una larga guerra (que podrá desembocar en la desintegración de Irán, en líneas étnicas), la revolución ya abortada de Irán solo habrá conseguido cambiar un capitalismo misógino teocrático totalitario por un capitalismo patriarcal semi laico. Con estas artimañas es que el imperialismo en coalición de las fuerzas reaccionarias internas ha conseguido, en buena parte del mundo, consolidar su dominio, derrotando las fuerzas comunistas.
Después del fin de la Unión Soviética, y luego las continuas guerras de destrucción de estados enteros por el imperialismo ¿En qué mecanismos hemos pensado los comunistas para que los logros sociales sean irreversibles?
(*) Analista política