Se ha muerto Carlos Tena y en la prensa ha surgido un relativamente escaso jardín de flores pretendiendo honrar lo que se ha calificado de una gran pérdida para la comunicación popular sin dobleces. Le han repasado su vida profesional, su coherencia política con lo que pensaba y hacía, estuviese donde el destino le empujara, lo mismo en Cuba, en Países Bajos, en Finlandia o entrando o saliendo de TVE y de Radio Nacional de España.

Como recoge Ramón Pedregal en su magnífico artículo obituario, Tena, militante del Partido Comunista en su juventud, tuvo que lidiar con numerosas querellas debido a contenidos de sus programas, pero jamás dejó de decir lo que pensaba, y esto tenía que ver con definiciones radicales sobre la democracia burguesa, la continuidad del franquismo con distinta careta o las miserias y traiciones varias acumuladas por los mal llamados socialistas del PSOE.

Su trabajo profesional nunca estuvo separado de su responsabilidad social como ciudadano; su choque con el poder instituido en el final del franquismo y en la continuadora reforma le dejó marcas bien visibles. Una larga lista de cambios de destino, multas, sanciones y suspensiones de programas.

Pero él no se callaba, y respondía con estruendosas provocaciones, como cuando se le ocurrió expresarle a su compañera de programa el deseo de «Hacerte el amor encima de la tumba de ése que está en el Valle de los Caídos».

“El gran éxito de Felipe González es haber alentado el neofranquismo más casposo, aburrido y cruel. Y es que en el fondo, ciudadanos como él, Javier Solana, Manuel Cháves o Rodríguez Ibarra, padecen franquitis crónica” Carlos Tena.

Contaba Carlos Tena que “la centralita de RNE se colapsó por las llamadas de protesta. Los franquistas seguían siendo muchos, como ahora, y el PSOE se rindió a las voces que clamaban su expulsión”. Y Tena remachaba: “El gran éxito de Felipe González es haber alentado el neofranquismo más casposo, aburrido y cruel. Y es que en el fondo, ciudadanos como él, Javier Solana, Manuel Cháves o Rodríguez Ibarra, padecen franquitis crónica, que unida a la cobardía y pusilanimidad inherente a sus familias de las diversas autonomías, hacen que el partido de aquel gran demócrata llamado Pablo Iglesias, hoy no sea ni socialista, ni obrero, pero sí español y muy bien repartido”.

Tenía Carlos Tena una opinión muy crítica sobre la reforma política en España y no se ocultaba para manifestarla. Vinculado a la “movida”, que jugó un papel importante en la Transición, más allá del modelo musical anterior basado en cantautor con guitarra y mitin, en plan comprometido. Puede decirse que en su vida personal y profesional hay tres referentes importantes: un auténtico compromiso,  música, Cuba… y represalias: “Cuando yo mismo figuré como protagonista del spot televisivo de la campaña municipal en Madrid, en nombre del PCE, en la puerta de mi casa y en la radio recibí decenas de amenazas de muerte”. Años aciagos los de la Transición… aquellos polvos y estos lodos.

Contaba Tena: “La persecución, acoso y derribo de disidentes como yo y muchos otros compañeros, fue inapelable. Era chocante que profesionales que habían elogiado a Franco, salieran de repente con el carné del PSOE en la mano. Ellos no podían consentir que alguien que les conocía a fondo pudiera irse de la lengua, y la mía es muy rápida, directa y radical”.

Con Cuba, contra los bloqueos

Tena tuvo su gran desquite emocional y profesional cuando se liberó del solar patrio español y se instaló en Cuba en 2003. Allí, para no variar, estuvo defendiendo a la Revolución Cubana en cada ocasión en que los medios españoles desplegaban sus iniquidades. Fue otra batalla: “En Cuba se sufre el bloqueo estadounidense con el fin de que el país no salga al mundo y el mundo no entre en Cuba. Aquí sufrimos el bloqueo de los colaboradores de Estados Unidos para que no se vean los logros de Cuba y tengamos delante sólo opiniones de los medios de las multinacionales. Podríamos decir que a Tena le ocurría como a los cubanos, que no están nunca satisfechos pero tenía la música, la comida, el ron, el sexo, el baile, las discusiones políticas y el dominó.

¿Y qué necesita Cuba de nosotros?

– “Comprensión, cariño, ternura, visitas y amistad plena. Pero sobre todo que les dejen a ellos resolver sus problemas. Ya son mayorcitos, cultos, preparados y avispados, como para que tengan que venir de fuera a decirles de qué tipo de sistema político tienen que dotarse. Como bien dijo Fidel: «Sólo los cubanos pueden acabar con esta Revolución»… pero de momento prefieren que se suprima el bloqueo, que les dejen en paz y que ningún extraño, amigo o enemigo, les dé consejos”. Nosotros seguiremos necesitando a Carlos Tena para que nos trasvase su indomable carácter crítico y su capacidad analítica.

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