Francisco Ibáñez ha fallecido este sábado a los 87 años. Se va uno de los nuestros, un currante, un artesano, uno de los mejores retratistas de nuestra sociedad. Un trabajador incansable que dignificó su oficio frente a la tiranía laboral de Editorial Bruguera, y que deja un legado cultural inmenso de multitud de series humorísticas, entre las que destaca Mortadelo y Filemón, cuyas aventuras ha dibujado sin interrupción desde 1958.

Además de Mortadelo y Filemón, también fue el ‘padre ´ de series como 13 Rue del PercebeRompetechosEl botones SacarinoPepe Gotera y Otilio y Chicha, Tato y Clodoveo, entre otros. Entre las distinciones de Ibáñez figuran el Gran Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona a su trayectoria (1994), la Medalla de Oro de Bellas Artes (2002) y el Premio Oso a la labor de una vida del Salón Internacional del Cómic de Madrid.

Nacido el 15 de marzo de 1936 en Barcelona, aficionado a los tebeos desde muy pequeño, publicó su primer dibujo en la revista infantil Chicos. Desde entonces, no soltó el lápiz. Estudió Comercio y Peritaje Mercantil y trabajó en el Banco Español de Crédito durante ocho años (de 1950 a 1957), primero como botones, haciendo acopio de experiencia para crear a Sacarino. Pero su profesión siempre fue la de dibujante, historietista, cuentista… Y, por encima de todo, fue un dignificador de su profesión a la que se dedicó en cuerpo y alma.

Las reacciones a la muerte de Ibáñez no se hicieron esperar este sábado. En plena campaña electoral, la candidata de las izquierdas, Yolanda Díaz, manifestaba su pesar por esa perdida en las redes sociales. «Pocos creadores como Ibáñez han dejado una huella tan profunda en la memoria cultural de este país. Era mordaz y divertido. Lo leíamos por placer y lo seguiremos leyendo porque su obra le ha legado a varias generaciones el regalo de la risa y del ingenio«, escribía la candidata de Sumar.

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