El número 18 de la colección La palabra ilustrada de la editorial Akal es Los procesos contra las brujas, de Walter Benjamin, con ilustraciones (¡magníficas!) del chileno Claudio Andrés Romo y prólogo de Andreas Ilg. Un libro precioso, de dimensiones grandes (24 de ancho x 30 de largo aproximadamente) y cuidado hasta el detalle.

El 23 de marzo de 1927, Benjamin se estrena en la radio (esa nueva técnica…) con un programa que lleva por título “Jóvenes poetas rusos”. A este programa le siguieron otros muchos, más de ochenta, tanto en la Radio Berlín como en la Radio Alemana de Frankfurt, dando comienzo a una actividad pedagógica que Benjamin mantuvo hasta 1933. El volumen Radio Benjamin (Akal, 2015) reúne todas las transcripciones conservadas de esos años de trabajo; programas de todo tipo clasificados en dicho libro en secciones distintas, pero, en su mayoría, con un común denominador: el público destinatario, los jóvenes, lo cual no deja de ser sumamente interesante, puesto que permite aproximarnos a un Benjamin con un estilo y un tono las más de las veces rebajados.

“La primera vez que oísteis hablar de brujas fue en «Hänsel y Gretel». ¿Qué pensasteis entonces que era una bruja? Una mujer malvada y peligrosa”. Eso es lo que ha pensado la gente de las brujas durante siglos, dice Walter Benjamin.

Con este tono y con este estilo se presenta la transcripción del programa “Los procesos contra las brujas”, una narración corta que forma parte del conjunto de textos radiofónicos dedicados a la figura del otro. Fijaos en el arranque, buena muestra de lo que indico: “La primera vez que oísteis hablar de brujas fue en «Hänsel y Gretel». ¿Qué pensasteis entonces que era una bruja? Una mujer malvada y peligrosa, que vive sola en los bosques y a la que es mejor no encontrársela. Seguro que no os costó nada adivinar si las brujas estaban de parte del diablo o del buen Dios, de dónde vienen, lo que hacen y lo que no hacen. Y lo mismo que vosotros ha pensado la gente de las brujas durante siglos”. Genial, ¿verdad?

Benjamin hace acopio de publicaciones especializadas y alguna que otra acta de sumario para presentar el relato de “la peor plaga de aquella época junto con la peste”. Estamos en los siglos XIV y XV, un tiempo marcado por el auge de las ciencias, pero –paradójicamente (o no)– también por la superstición. La palabra escrita es peligrosa, y Martillo de brujas (1487), bestseller del momento, es algo así como un libro de instrucciones para identificar –y acusar después– la práctica de la brujería. Su publicación, como es evidente, supuso un punto de inflexión en la historia de la persecución de la hechicería, que llegó a su culmen con el reinado de Carlos V, quien en 1532 introdujo la condena a la hoguera para las y los –pero sobre todo las– practicantes de magia negra.

Libro de Walter Benjamin. Los procesos contra las brujas

Los procesos contra las brujas
Walter Benjamin
Akal ediciones, 2023

Benjamin subraya el sinsentido de las pruebas dadas por los eruditos para demostrar la existencia de las brujas, denuncia el papel de los juristas (“los peores”), el poder dado a una mera acusación verbal y la tardanza en la supresión de estos procesos (que, como es habitual, no empezó “con un reconocimiento, sino como respuesta a una necesidad”; en este caso, la despoblación de tierras). Me detengo un segundo más en los juristas, porque son ellos los que, a falta de una palabra específica que pusiera nombre legal a la brujería (¡escándalo!), inventaron el término crimen exceptum (crimen excepcional), un crimen del que era imposible defenderse. Apenas eran necesarias las pruebas, en realidad, porque bastaba con la acusación. La confesión no tardaba en llegar; al fin y al cabo, la tortura estaba a la orden del día…

Tenemos, entonces,unos procesos de persecución contra sujetos subalternos; tenemos también el crimen exceptum, ese del que es prácticamente imposible defenderse, porque lo que cuenta es la acusación, no las supuestas pruebas incriminatorias; estamos en los siglos XIV-XVI, por un lado, y en 1930, año de retransmisión de “El proceso contra las brujas”; por el otro… El sismógrafo de la historia registra el movimiento repentino. Y es que las correspondencias saltan a la vista, como salta, centelleante, la imagen dialéctica fruto del choque entre pasado y presente en el momento de su cognoscibilidad.

Sí, esto es Benjamin en estado puro.