El presidente de la Confederación de Hostelería de España, José Luis Yzuel, ha afirmado en unas jornadas organizadas por la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa en la que se analizaba “El reto de las vacantes en España”, que no entiende por qué los jóvenes rechazan las ofertas para trabajar en jornadas de 12h a 00h, o sea, en turnos de doce horas al día y que, además, el empresario considera como «media jornada» (¿considerará este explotador que la jornada laboral diaria completa es de 24h?). Y, sin despeinarse, por si eso puede suponer un fraude en la legislación laboral, lo ha acabado justificando “porque así se ha trabajado toda la vida».

También hace unos días, uno de los mayores multimillonarios de Australia, el CEO y promotor (especulador) inmobiliario, Tim Gruner, afirmó sin sonrojarse que «necesitamos que aumente el desempleo en un 40 o 50%, necesitamos ver dolor en la economía, recordar a la gente que trabajan para el empleador, no al revés», porque los trabajadores «ganan demasiado».

¿Cómo se puede afirmar que los trabajadores ganan «demasiado», a la vez que ocultan cómo los grandes magnates y empresarios amasan y concentran cada día más abultadas fortunas? ¿Cómo se puede afirmar que hay que trabajar jornadas extenuantes de diez o doce horas y, a la vez, que se debe imponer dolor aumentando hasta un 50% el desempleo?

Una patronal desatada

Muchos patronos están envalentonados y dicen abiertamente lo que piensa la mayoría de la clase empresarial, destapando con su discurso violento y arrogante el verdadero rostro despiadado y autoritario del capitalismo, y también, su desprecio más absoluto por la clase trabajadora.

Nos quieren aterrados y sin derechos, para someternos y disciplinarnos por medio del «dolor» (con miedo a perder el trabajo), para que aceptemos bajos salarios y jornadas agotadoras e inacabables, y sobre todo, para que sepamos quién manda, que ellos son los amos y dueños de nuestro futuro, y así, continuar aumentando sus ya inmensas y escandalosas fortunas.

Este discurso no es nuevo. Los patronos siempre lo han lanzado cuando se han sentido fuertes e impunes. Cuando ven que sus ideas han penetrado lo suficiente entre los trabajadores hasta el punto de renegar y avergonzarnos de nuestra clase, de hacernos creer que estamos más cerca de ellos que de nuestros compañeros y compañeras, de que no seamos conscientes de nuestra fuerza colectiva, se lanzan a individualizar, dividir y aterrorizar a la clase trabajadora.

¿Como los hongos?

No es casual el actual auge de las fuerzas de ultraderecha, de las ideas reaccionarias y su virulencia contra los sindicatos y la izquierda, que responden a este envalentonamiento de las fuerzas del capital que pretenden embrutecer y envenenar las mentes con su culto a los de arriba, al poder y a la violencia gratuita, recurriendo a los instintos más primitivos e irracionales, para infundir su odio a los de abajo, contra las personas humildes y trabajadoras.

Tal y como decía el comunista Olmo en la película Novecento de Bertolucci: “Los fascistas no son como los hongos, que nacen así en una noche, no. Han sido los patronos los que han plantado los fascistas, los han querido, les han pagado. Y con los fascistas, los patronos han ganado cada vez más, hasta no saber dónde meter el dinero. Y así inventaron la guerra, y nos mandaron a África, a Rusia, a Grecia, a Albania, a España,… Pero siempre pagamos nosotros. ¿Quién paga? El proletariado, los campesinos, los obreros, los pobres”.

El futuro está en nuestras manos

Nuestro poder reside en nuestra capacidad de defendernos, de organizarnos colectivamente, elevar nuestra conciencia y solidaridad de clase, y cuando somos más fuertes para pasar a la ofensiva y vencer. A la clase obrera jamás nos han regalado nada. Si tenemos derechos y libertades es porque los hemos arrancado luchando muy duramente, organizándonos en sindicatos y partidos obreros.

Las fuerzas del trabajo son el principal sujeto y motor de cambio. Es un hecho histórico incuestionable: mientras más grande, fuerte y consciente es la clase obrera, mayores son los avances democráticos, sociales y laborales para la mayoría de la sociedad. La existencia del socialismo significó un gran salto para toda  la humanidad, forzando al capitalismo a hacer concesiones que significaron avances enormes para la clase obrera y los pueblos.

Dicen que el marxismo es una teoría caduca y que la lucha de clases ya está superada, cuando en realidad están más vigentes que nunca. En estos días, renace el movimiento obrero y sindical estadounidense, dándonos toda una lección de lucha con la impresionante huelga del sector de la automoción por la semana de 32 horas, 40% de aumento salarial y garantías para sus pensiones. Una lucha que impugna de facto este discurso de todo este parasitismo empresarial. Como «toda la vida», en nuestras manos está hacia donde basculará la balanza.