Fue un 1 de enero de 1985 cuando los trenes de la histórica línea férrea de la Ruta de la Plata dejaron de circular. La excusa fue una supuesta «falta de rentabilidad», el argumento utilizado por el Gobierno neoliberal de Felipe González para justificar un cerrojazo que, aparte de tirar por tierra un siglo de historia ferroviaria, relegó al oeste peninsular a la incomunicación y al subdesarrollo industrial.

Varias décadas después continúa la lucha por recuperar este importante eje ferroviario español que discurría entre Sevilla y Gijón. Para ello, el Movimiento por el tren Ruta de la Plata, la Plataforma Extremeña por un tren que vertebre el territorio y enfríe el planeta y el Corredor Oeste han organizado una nueva jornada reivindicativa para exigir la reapertura de esta conexión ferroviaria que llegó a tener una longitud de más de 900 kilómetros, enlazando importantes poblaciones como Zafra, Mérida, Cáceres, Salamanca, Astorga, León u Oviedo.

Estos movimientos sociales han instado a los ayuntamientos entre Sevilla y Gijón a que se unan a esta demanda, mediante acuerdos plenarios y concentraciones ciudadanas que tendrán lugar el próximo sábado, 4 de noviembre, a las 12:00 horas en las localidades de Gijón, Astorga, Zamora, Salamanca, Hervás, Plasencia, Navalmoral de la Mata, Cáceres, Mérida, Almendralejo, Llerena, Zafra, Huelva y Sevilla. «La unión hace la fuerza y ésta hay que mostrarla ya, para que las administraciones reaccionen y atiendan las demandas sociales, económicas y ambientales que conlleva la reapertura del tren Ruta de la Plata», han señalado en una nota las plataformas convocantes.

Hasta el cierre del tramo Plasencia-Astorga, en 1985 para pasajeros y en 1996 para mercancías, la Ruta de la Plata —que debe su nombre a una calzada de época romana que seguía un itinerario similar— conectaba cuatro comunidades autónomas (Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Asturias), e incluía paradas en múltiples comarcas y capitales de provincias (Cáceres, Salamanca, Zamora y León), además de las regionales (Sevilla, Mérida y Oviedo).

Una larga pelea

Los movimientos por ferrocarril convocantes han recordado que, en 2017, la Comisión de Fomento del Congreso de los Diputados ya había aprobado «impulsar la puesta en funcionamiento de la línea ferroviaria Ruta de la Plata entre Plasencia y Astorga, realizando a la mayor brevedad posible el estudio sobre el trazado más adecuado a las necesidades ferroviarias y que se trabajaría para incorporar esta línea a las que constituyen el Corredor Atlántico».

En este sentido han denunciado que no fue hasta el pasado mes de febrero de 2023, en Cáceres, cuando la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, «por fin prometió un Estudio de Viabilidad para la Reapertura de los 347 kilómetros cerrados entre Plasencia y Astorga», permitiendo la hipótesis de que el tramo que une las provincias cacereña y leonesa quede incluido en el nivel global de la Red Transeuropea de Transporte (TEN-T), lo que supone llevar su horizonte de finalización al 2050.

Sin embargo «después de seis años de demora, se añade ahora un plazo de dos años. Esta dejadez acumulada no concuerda con la necesidad de comunicar amplias comarcas de la España vaciada y es por eso que nos concentramos para que se aceleren los trámites para su inclusión en la Red Básica Ampliada, para 2040», han denunciado.

Por ello han llamado a la movilización para que el Gobierno «se comprometa públicamente a estudiar una alternativa, con sus mejoras y variantes, sobre la traza actual», una vez que, se arguye, «vertebrar el territorio del Oeste Peninsular por ferrocarril ha sido una asignatura pendiente que no se puede retrasar ya más», han concluido.