El 2 de noviembre, El País sacó a la luz pública a José Ignacio Fernández Guaza, el asesino de  Arturo Ruiz que llevaba oculto 46 años. Guaza, un pistolero que trabajaba para los servicios secretos, asesinó a Arturo el 23 de enero de 1977. A la mañana siguiente, cuando la joven Mari Luz Nájera llevaba un ramo de flores al lugar donde había muerto Arturo, un policía antidisturbios le disparó a corta distancia un bote de humo a la cabeza, matándola. En el momento del crimen de Arturo, se encontraban con Guaza algunos de los criminales que al día siguiente perpetrarían la matanza de los abogados de Atocha. Todos ellos trabajaban para los servicios secretos, tal y como demuestra el investigador y colaborador de MUNDO OBRERO Carlos Portomeñe en su libro La Matanza de Atocha, una reconstrucción minuciosa de los crímenes de la Semana Negra de la transición, un trabajo que pone los pelos de punta.

Cuando fue asesinado, Arturo tenía 19 años y trabajaba en la construcción para costearse los estudios de ciencias políticas. Manuel, un año menor, se enteró por la televisión de la muerte del hermano con el que compartía habitación.

Pregunta: Hace unos días, El País ha sacado a la luz al asesino de tu hermano. ¿Qué significa esto para ti y qué puede suponer para el esclarecimiento del crimen de Arturo por lo que tantos años lleváis luchando?

Manuel Ruiz: Es fruto de una labor de muchos años. También de la labor de Carlos Portomeñe, que ha sido el que ha estado investigando durante bastante tiempo. Los periodistas de El País, que han tenido un papel primordial, han corroborado lo que ya sabíamos. Él se fue protegido por la Guardia Civil a Guernica; de Guernica pasó a Francia. Ahora da más detalles que, si cabe, cabrean aún más, como que estuvo en un piso en París —todo esto me imagino que sería con fondos reservados—, y que de París pasó a otro país de Sudamérica. Y de ahí, a Argentina, donde ha hecho su vida.

Gracias al equipo de El País y a Carlos Portomeñe hemos dado con él y ahora que se lo hemos puesto en bandeja, lo que hay que lograr es que la justicia haga su trabajo, ya que, motu proprio, parece ser que a los jueces y fiscales les ha costado mucho hacer su trabajo, que es detener delincuentes y buscar la verdad y no han hecho ninguna de estas dos cosas.

Sabemos que [el asesino] pertenecía a una especie de comando que estaba dirigido desde los poderes para intentar retrasar o impedir que llegase la democracia”

P.: En la entrevista que le hacen los periodistas de El País, además de mostrarse como un personaje sin ningún tipo de arrepentimiento, ufano de haber disparado dos tiros por la espalda a un joven desarmado, reconoce que ha estado protegido por los servicios de seguridad del Estado y que llevaba años trabajando para el Ministerio del Interior. Esto contradice la argumentación de los jueces de la Audiencia Nacional que hace unas semanas rechazaron vuestra petición de reabrir el caso. ¿Esperas que esta autoinculpación abra el camino de la justicia?

R.: El auto que dicta la Sala Primera de la Audiencia Nacional dice que no era un caso ligado al franquismo, cosa que aquí queda totalmente desmontado. Lo sabíamos todos los que hemos vivido aquella época y toda la gente que más o menos siempre ha tenido una curiosidad por leer la prensa. Sabemos que pertenecía a una especie de comando que estaba dirigido desde los poderes para intentar retrasar o impedir que llegase la democracia. En el año 77, salir a la caza del rojo era una cosa habitual entre las fuerzas parapoliciales, que estaban protegidas por la policía. Los guerrilleros de Cristo Rey salían de las comisarías y, cuando se sentían amenazados, se metían en las comisarías. Entonces, si los jueces quieren hacer una resolución a sabiendas de que es injusta, pues eso tiene un nombre. Parece ser que la única persona clarividente en ese juzgado es José Ricardo de Prada, que es el juez que hizo el voto particular y que dice lo que estamos diciendo prácticamente todo el mundo, los historiadores y toda la gente que se ha molestado en estudiar el pasado.

Yo creo que denegando la reapertura del caso le hacen un flaco favor a la democracia y a la historia, porque los primeros interesados en desvincularse de aquella policía debería ser la policía actual, y de aquellas judicaturas, la judicatura actual deberían ser los primeros interesados en desvincularse de la dictadura. Con eso están haciendo un flaco favor a la a la democracia y a la verdad, sobre todo a la verdad.

P.: Guaza dice que no esperaba nunca que le fuesen a encontrar mediante una investigación y que únicamente tenía miedo a que alguien de la familia fuese a asesinarle. Sin embargo, cuando supisteis dónde se encontraba, habéis acudido a la justicia, no a la venganza.

Mataba a sueldo, un sicario que asesinó a Arturo, pero que probablemente haya asesinado a mucha más gente”

R.: Aquí viene al pelo el refrán de que se cree el ladrón que todos son de su condición, en este caso, cree el asesino que todos son asesinos. Este es un hombre que no tiene sentimiento ninguno, que mataba a sueldo, un sicario que asesinó a Arturo, pero que probablemente haya asesinado a mucha más gente. En la segunda entrega de El País dice que estuvo trabajando en la guerra sucia contra ETA.

“El día de antes Rodolfo Martín Villa había dicho que había que reprimir duramente la manifestación y con los medios que fuese”

P.: ¿Qué pensará su familia?

R.: Yo creo que por lo menos deberían saber quién es y no estar equivocados pensando que es un abuelo buena gente. No; es un asesino sin ningún sentimiento de culpabilidad, que se reafirma en el asesinato y que incluso miente cuando dice que Arturo iba con dos piedras y que iba a atacarle. Miente incluso ahí, porque hay muchos testigos que relatan los hechos y no dicen esto. Aquella mañana de 23 de enero del 77 iban con ganas de reprimir la manifestación, de cargarse a quien fuese, porque el día de antes Rodolfo Martín Villa había dicho que había que reprimir duramente la manifestación y con los medios que fuese. Y esos medios eran la policía y los sicarios que tenían a su servicio. No hay que olvidar, como muestra Carlos en su libro La Matanza de Atocha, que no es un caso aislado, sino que se trata de un plan que une directamente los hechos de Montejurra de mayo del 76, lo que llamaban la Operación Reconquista, en la que están allí desde Rodolfo Almirón hasta los italianos, toda la banda de sicarios que aparecieron en la plaza Soledad Torres Acosta. Él dice que se encontraba por casualidad. Eso es mentira. Habían quedado para reprimir la manifestación. Y al día siguiente participaron en la matanza de Atocha.

P.: En La Matanza de Atocha, Portomeñe cuenta que el día anterior al asesinato, Fernández Guaza, Jorge Cesarsky (Triple A), Sánchez Covisa (Cristo Rey) y Stefano Delle Chiaie (Avanguardia Nazionale) estuvieron reunidos preparando la intervención contra la manifestación. Este grupo, que incluía a más de una decena de elementos de varias nacionalidades, había actuado en Montejurra seis meses antes y lo haría en Atocha al día siguiente. Delle Chiaie era el capo del grupo.

R.: Sí. Creo que se reunían en una pizzería, creo recordar que en la Gran Vía. Y no debe pasar desapercibido que uno de ellos, Rodolfo Almirón, era el guardaespaldas  de Manuel Fraga Iribarne, o sea que no digamos que era gente que actuaba por su cuenta. No; evidentemente estaban en complicidad con la derecha de aquella época, la derecha intransigente. Lo que está ocurriendo hoy en día.

P.: ¿En qué sentido?

R.: Pues que se creían con la legitimidad de que tenían que gobernar. Cesarsky, estando en la cárcel, decía que él estaba designado por Dios. Era gente que tenía esas convicciones. La génesis del Partido Popular viene de donde viene. Esta gente eran unos fascistas de libro y en el año 1977, cuando las elecciones, mutaron en demócratas de toda la vida. Y yo eso no me lo creo. En el año 75 no acabó el franquismo, como pretenden hacernos ver los magistrados de la Audiencia Nacional. Ahí están, los vimos ayer y anteayer cantando el Cara al sol y haciendo gala de ideología fascista en la puerta del PSOE, y van a seguir mientras no aclaremos todo este tipo de cosas de la transición que yo no sé por qué el PSOE y el PP se niegan a que se escudriñe en esta franja de la historia que yo creo que aclararía muchas cosas de lo que está ocurriendo hoy en día.

“Lo lógico y lo coherente sería que se hiciese una orden de extradición, por lo menos para tomarle declaración”

P.: Y acabaría con la impunidad de asesinos como Guaza.

R.: Sí. En la entrevista se le ve con soberbia porque se ha sentido siempre impune y hace gala de que lleva pistola, con lo cual ha debido de tener allí relaciones con la policía. Hace gala de que tiene cuatro guardaespaldas que le llaman de vez en cuando para ver si está bien. Y desde España, lo lógico y lo coherente sería que se hiciese una orden de extradición, por lo menos para tomarle declaración. Y que se le interrogue también en Argentina.

P.: En marzo fuiste a Buenos Aires a pedir que la justicia argentina apresase a Guaza. ¿Qué pasó?

R.: Sí. Y  tuvimos allí un episodio bastante desagradable, porque íbamos con la  intención de que la justicia tomase cartas en el asunto, y nos encontramos con la desagradable sorpresa de que los abogados nos abandonaron. Les entró miedo y nos dejaron. Nos dejaron justo el día antes de ir a declarar. Y no solo nos dejaron, sino que insistieron en que no fuésemos nosotros, que nos iba a ocurrir algo malo. Esto demuestra, primero, la falta de profesionalidad de esta gente, y, segundo, que vieron que este hombre era un tipo peligroso. Pero más peligroso es Martín Villa y tiene más medios y más posibilidades de arremeter contra sus querellantes, y yo estoy querellado contra él. Si vamos con miedo nunca vamos a hacer nada.

P.: ¿También en la justicia argentina?

R.: Este hombre ha estado 46 años en Argentina, con lo cual yo también le exijo al Gobierno argentino la parte de responsabilidad que tiene. Sabiendo quién era, lo ha estado protegiendo durante años y no sé si dándole buena vida o el dinero se lo mandaban desde aquí. Él nunca dice en qué ha trabajado. Y para montarse un negocio hace falta dinero y eso está en la responsabilidad de los Gobiernos español y argentino.

“La propia judicatura le tenía preparada una segunda identidad junto con la policía”

P.: Si en la primera entrevista de El País Guaza hace gala de su valentía fascista, alardeando de disparar por la espalda, en la segunda pone de manifiesto su patriotismo de cartera, presumiendo de lo que cobraba por ir matando gente.

R.: Dice que cobraba muy bien y en efectivo, que era un trabajo que hacía muy bien y que le resultaba bastante rentable. En el caso de Arturo, completamente. Cuando se inicia el proceso judicial, no aparece su DNI por ningún sitio, como ha publicado El País. Que no apareciese su DNI significa que la propia judicatura le tenía preparada una segunda identidad junto con la policía.

Esta gente llegó a un acuerdo en el que Cesarsky, que fue el que se quedó aquí, iría a la cárcel un tiempo mínimo. Lo condenaron a seis años por terrorismo y tenencia ilícita de armas, pero el Tribunal Supremo resolvió en tiempo récord un recurso por el que eliminó el delito de terrorismo, con lo cual solo le quedó tenencia ilícita de armas, por lo que le redujeron la pena a diez meses. Y, además, los cumplió en Herrera de la Mancha porque en Carabanchel decía que peligraba su vida. El juez Gómez Chaparro, que era el que protegía a toda esta gentuza, le trasladó a Herrera de la Mancha.

Llegarían al pacto de que se pasaba los 10 meses en la cárcel y le solucionaban la vida. Tanto es así que una vez que salió de la cárcel, nuestro abogado se sorprendía del nivel de vida que llevaba sin tener ingresos. ¿Qué te dice eso? Pues que le pagaron sus servicios. Y, lo más probable, es que lo hicieran con los fondos reservados. Le pagaron su servicio y le solucionaron el resto de su vida. Fernández Guaza dice que estuvo un año en un piso en París. Una persona que no tiene dinero, que necesita que le manden 15000 pesetas a Guernica para para poder vivir —¡que se las mandan a un guardia civil!—, y coge y se alquila un piso en el centro de París. Y luego se saca un billete a Sudamérica, que es caro, y vive el resto de su vida a cuerpo de rey. Yo no sé de dónde sacaría el dinero, pero me imagino que sería de los fondos reservados. O sea, que, para que no hablase, hemos estado pagando durante toda la vida a un tipo que asesinaba. Este hombre debe saber muchas cosas, era guardaespaldas de Blas Piñar y estaba infiltrado en todo tipo de actuaciones de la extrema derecha. Los padres de la democracia, que se achacan ellos, como Fraga y Martín Villa, incluso Suárez, y toda esta gente lo que hacían era mantener a este tipo de gente callada, porque tienen mucho que callar, pero a mí lo que más me duele es que los partidos que han venido y han tenido mayoría absoluta, por ejemplo, el PSOE, tampoco haya hecho nada.

“Cuando en 2020 se le toma declaración a Rodolfo Martín Villa en la embajada de Argentina, salen 70 personalidades, entre ellas Borrell, en su defensa”

P.: De un lado, un ser querido asesinado por las fuerzas del Estado que se supone que debían velar por su vida; de otro, el eclipse que provocan los asesinatos de los abogados de Atocha al día siguiente y por si fuera poco el silencio institucional.

R.: Esto demuestra que hay un núcleo en el que no puedes meterte y que en cuanto te metes saltan de manera histriónica, algunos incluso insultando. Cuando en 2020 se le toma declaración a Rodolfo Martín Villa en la embajada de Argentina, salen 70 personalidades, entre ellas Borrell, en su defensa. Salen ex secretarios generales de Comisiones Obreras y de la UGT, Antonio Gutiérrez, entre ellos. Toda esta gente salen en defensa de Martín Villa, que es indefendible. Es indefendible y es una cosa llamativa cuando este señor masacró a 5 obreros de la construcción en una huelga en Vitoria. Entonces, ¿por qué salen? Si lo que hay que saber es la verdad, duela a quién duela. O sea, hay que aclarar la verdad sea perjudicado el que sea perjudicado, pero lo que no podemos es trasladar a la historia una mentira, un relato falso, que es lo que se está haciendo ahora mismo.

Todavía estamos gente que vivimos esa época, que hemos padecido ese tipo de cosas. Evidentemente, yo sé lo que ocurrió con mi hermano, yo sí sé la verdad. Que no intenten maquillarla. No; yo sí sé lo que ocurrió y de hecho se está demostrando. Eran hipótesis que ya se están corroborando porque en el sumario estaban todos los indicios, había cosas que los jueces no podían callar, no podían cambiar el testimonio de un testigo, ese tipo de cosas no podían hacerlas y leyendo todas esas cosas se llegaba a la conclusión de que efectivamente había sido perpetrado en el contexto de crímenes de lesa humanidad, le duela a quien le duela, que es algo por lo que el Estado español no quiere pasar de ninguna manera, porque los crímenes de lesa humanidad ni prescriben ni se pueden amnistiar y será como únicamente podamos llegar a la verdad.

En Madrid, desde el año 75 hasta primeros de los 80 mataron a 35 personas”

P.: Tú estás trabajando también por la memoria de otros asesinados durante la transición a través del Colectivo por los Olvidados de la Transición (COT).

R.: El caso de Arturo es uno de los casos más mediáticos por cómo ocurrió, a pesar de que está ensombrecido un poco por la matanza de los abogados de Atocha. Pero hay muchos crímenes en Madrid que, nosotros, como Colectivo por los Olvidados de la Transición, hemos llegado a la conclusión que la única manera de que se nos haga justicia es estando unidos y pidiéndola nosotros. Hasta que yo no salí a reivindicar la memoria de mi hermano Arturo, gracias a Chato Galante, que fue el que me empujó —Chato ya falleció y le echo mucho de menos—, ninguna organización, ni partido político se había interesado por nosotros; absolutamente nada. Por eso se justifica el COT, porque estamos viendo que, si no miramos nosotros por nosotros, nadie lo va a hacer. Si pueden tenernos callados, muchísimo mejor. Y casos como el de Ángel Almazán, en el que fue la policía quien lo mató a palos, pues con mayor motivo: no van a reconocer nunca que fue un crimen de la policía. O el caso de Mari Luz Nájera, que el delito que cometió fue llevar un ramo de flores a donde murió Arturo. Se bajó un guardia y le disparó un bote de humo a la cabeza; no al azar, sino para matarla. Entonces, esas cosas ¿tienen que quedar en un túnel? Por supuesto que no. En Madrid, desde el año 75 hasta primeros de los 80 mataron a 35 personas, 35 personas que están ahí en el olvido y que yo creo que no es justo que la sociedad las olvide, y, por supuesto, me parece una injusticia terrible que el Estado no haga un censo de víctimas. Ellos están ignorándolo, diciendo que no existen, pero es que el elefante está en la habitación.

P.: ¿Cómo tratáis de conseguir esa visibilidad?

R.: Estamos tratando de llegar a las universidades y que los jóvenes se impliquen en el tema. Todos los años hacemos una semana en la Universidad Complutense, la llamamos la Semana Negra. Lo que te estoy diciendo es que el elefante existe y que no van a evitarlo, que a mí no me pueden decir nunca que Adolfo Suárez fue el padre de la democracia; que no. Que Adolfo Suárez era el jefe del Movimiento Nacional. O sea, que todos venían con su ideología, que se cambió de un día para otro y eso es imposible. Cualquier psicólogo te puede decir que no se puede cambiar de ideología en 12 horas. Eso es imposible. Y Manuel Fraga, pues ya me contarás, un tipo que, seguro que lleva en su haber bastantes delitos, como el de proteger a este tipo de gente, tampoco era un demócrata. Ahora estamos viendo lo que está pasando con la extrema derecha, que se están quitando la careta y están sacando la cabeza.

Que dejen trabajar a la Fiscalía de Memoria Democrática y que den curso a los sumarios que evidentemente se han cerrado en falso”

P.: Hoy se ha anunciado un acuerdo de investidura. ¿Qué le pides al nuevo Gobierno?

R.: El día que salió la noticia de la entrevista de Guaza en El País, mi hermano Miguel y yo teníamos una cita con Dolores Delgado, la fiscal de Derechos Humanos y Memoria Democrática. A mí me dio muy buena sensación, y lo que pido al Gobierno es que la dejen trabajar. Que dejen trabajar a la Fiscalía de Memoria Democrática y que den curso a los sumarios que evidentemente se han cerrado en falso y muchos de manera irregular, como el caso del de Arturo que, en el 2013, lo hicieron prescribir sin comunicarlo a las partes. Eso no es de ley y, curiosamente, uno de los magistrados que estaba entre los tres que estableció la prescripción fue Fernando Grande Marlasca. Que empiecen ellos por cumplir la ley, las normas y si lo tienen que comunicar a todas las partes, que nos lo comuniquen de manera legal, no de tapadillo, procurando que no se entere nadie, que no se entere la familia, siempre tapando las cosas y aprovechándose de su postura de poder. Con Dolores Delgado sentí que me trataba como una persona. Hasta ahora la judicatura a mí nunca me ha tratado como una persona y menos la Fiscalía.

 P.: ¿Y le pedirías alguna cosa más al nuevo Gobierno?

R.: Pues que sigan adelante con la Ley de Memoria, que se quedó corta para mí. Que es un paso, que mejora un poco la de Zapatero del 2007, pero se queda corta. Y que no tengan miedo, que es otra cosa que siempre le digo a los políticos, sobre todo a los jóvenes. No tengáis miedo en hablar de la transición, pero no de “la modélica transición”, de esa transición que todos sabemos que no existió. De la transición que fue un cambalache en que el Tribunal de Orden Público pasó a Audiencia Nacional y este tipo de cosas que al final nos llevan a que tengamos la judicatura que tenemos hoy, parte de la policía que tenemos hoy y, por supuesto, el Ejército.

Este caso tiene un componente político muy alto y para que se investigue tiene que haber voluntad política”

P.: Esa protección y financiación institucional que el propio Guaza reconoce debería haber dejado algún rastro documental. ¿La aprobación de una Ley de Secretos Oficiales podría ayudar a desvelar estos entramados criminales?

R.: La ley de Secretos Oficiales que se quería modificar a mí me parecía una tomadura de pelo porque hablaba de 50 años. Ahí chocamos con una cosa. No olvidemos que alguien que tiene fama de haber destruido el mayor número de documentos oficiales se llama Rodolfo Martín Villa. Entonces, hay que pensar que todo lo que le comprometa lo haya destruido y lo mismo que Martín Villa, pues todos los altos funcionarios. Lo de Fernández Guaza, el traslado, el haberle pagado, el haberle protegido formaría parte de los servicios secretos que, evidentemente, son secretos y, además, tienen la Ley de Secretos Oficiales. Por ahí va a ser imposible. A no ser que haya una voluntad política, va a ser imposible que se aclare. Este caso tiene un componente político muy alto y para que se investigue tiene que haber voluntad política. O sea, me parece bien el que el Gobierno entrante tenga un cierto interés, porque de aquí para atrás ya hemos visto lo que pasa cuando, por ejemplo, se quiere hacer una comisión de investigación al emérito. Los dos partidos políticos mayoritarios se ponen de acuerdo en ese tipo de cosas enseguida. Porque no hay que olvidar que el Partido Socialista llegó al poder en el año 82 y los GAL seguían estando. Los heredó del anterior régimen y, en vez de eliminarlos, lo que hizo fue fomentarlos.

P.: ¿Con tanto tiempo transcurrido, no deberían abordarse estas cuestiones con franqueza?

R.: Sí; yo tengo fe en que… Por ejemplo, yo con el Partido Comunista podría estar también muy dolido. El Partido Comunista fue uno de los firmantes de la ley de amnistía del 77. La gente joven del Partido Comunista no está de acuerdo y son de la idea de que hay de que derogarla o modificarla. Los viejos no. Siguen insistiendo que no se podía hacer otra cosa. Sí se podía hacer otra cosa, porque lo que no puedes hacer es que, porque haya un número de gente, que no era muy alto, que estaban en la cárcel, blindar a toda una dictadura de 40 años con la Ley de Amnistía del 77. Que alguien me diga de una persona a la que se haya juzgado por sus crímenes en el franquismo. No ha habido nadie y creo que alguno habría. Es más, a alguno de los que en Argentina están siendo investigados por delitos de lesa humanidad, como Rodolfo Martín Villa, se le premia, se le dan medallas, el rey le da la enhorabuena… Claro, hizo un trabajo sucio y se le está pagando con su pertenencia a 90 consejos de administración.  Martín Villa y Billy el Niño han sido aclamados y premiados por el Estado. Tanto la gente del PCE como la gente del PSOE tendrían que empezar perder el miedo y si cometimos un error, pues cometimos un error, se dice, y no pasa nada. Pero lo que no pueden hacer es mantenella y no enmendalla, o sea, decir que lo hicimos bien, como dice Felipe González, diciendo algunas atrocidades, o Alfonso Guerra, diciendo también alguna barbaridad. A estos dos les escuece la Ley de Memoria tanto como a la derecha, cosa que no entiendo. A la derecha le escuece tanto que lo primero que lleva en sus programas electorales es eliminar la Ley de Memoria, porque la derecha hasta ahora ha hecho un buen trabajo en el tema de memoria, porque nadie tiene memoria, y ellos quieren que siga así la cosa. Yo creo que ahí debemos estar gente de a pie, la gente a la que le gusta que le digan la verdad para que la Ley de Memoria actual por lo menos se desarrolle como se pactó cuando se hizo y lo que te he dicho antes, que dejen trabajar a Dolores Delgado.

«NO HABLAR PARA NO SUFRIR»
M.G.

P.: Sois seis hermanos y tú eres el portavoz, la cara visible de la familia.
R.: Bueno, yo soy el que está un poco en los medios y el que se ha movido un poco más, pero el que está haciendo las cosas legales es mi hermano Miguel Ángel, que es mayor que yo y es abogado y un sobrino mío que también es abogado.
Cuando mataron a Arturo vivíamos con mis padres mis hermanas y yo. Los demás ya estaban emancipados. Son las que han sufrido más este tipo de cosas porque ellas, como yo, han visto sufrir a mis padres un montón. Un común denominador en todas las víctimas, que yo cada vez voy conociendo más, es que la manera de no sufrir es no hablar. No hablar con tu madre de esto o aquello relacionado con él. Yo no pasaba ni un día y no pasa ningún día sin que me acuerde de mi hermano Arturo. Imagínate mis padres: perder un hijo es lo peor que te puede pasar.

Todo ocurrió de una manera tan anómala, porque no nos dejaron velar el cadáver de mi hermano. Pasó directamente del anatómico forense al cementerio de Fuencarral. Mi padre fue el único al que le dejaron ver el cadáver. La orden de la autoridad era que se hiciera todo rápido y corriendo y sin mover mucho el tema, pues fue terrible. Tanto es así que nos llevaron al cementerio e hicimos el entierro en familia. Estábamos todos en estado de shock y no queríamos ni prensa ni nada de nada. Eso a la policía le vino de miedo, porque ellos querían taparlo de todas maneras: aquí no ha pasado nada. Nosotros vivíamos en Peña Grande en un piso muy pequeño y por ese piso pasaron toda suerte de personajes, incluidos algunos que yo creo que eran del CNI, haciéndose pasar por gente que decían que habían sido testigos. También estuvo Barrionuevo. Recuerdo que José Barrionuevo estuvo en casa y fíjate luego donde terminó: siendo juzgado por los GAL.

P.: ¿Una soledad que se ha mantenido?
R.: Excepto un homenaje que le hizo el FRAP en un local del barrio, nunca, ningún partido ni ninguna asociación se puso en contacto con nosotros. Jamás. Yo, hasta que conocí a Chato Galante, nadie se había puesto en contacto con nosotros ni se había interesado ni nada. Y ahora estoy notando que molestamos cuando vamos a algún acto. Molestamos a la derecha y a la izquierda. Por ejemplo, un representante de la izquierda que me han presentado y que se queda como diciendo no sé quién eres, y le dije: y si fuese el hermano de Miguel Ángel Blanco, ¿sabrías quién era? Pues tenemos un problema. Las víctimas de un lado sí que están reconocidas y me parece bien que se reconozcan y me parece mal que matasen a Miguel Ángel Blanco, pero es que también están los que están siendo ignorados y también por la izquierda. El Partido Comunista ha acogido alguna víctima como Manuel José García Caparrós, pero hay muchas más víctimas que eran de esa ideología que a lo mejor no estaban afiliados al Partido Comunista y no los tenemos que ignorar y se les está ignorando.

Arturo no era de ningún partido, no estaba afiliado. Como yo; no estoy afiliado a ningún partido. Yo me llevo bien con la gente de Podemos, me llevo muy bien con la gente del PCE, porque Carlos Portomeñe es un tío al que le quiero un montón, a Willy Meyer le quiero un montón también, me llevo bien con Pablo Iglesias y con Íñigo Errejón… Porque yo no voy a entrar en detalles partidistas y entiendo que en el tema de la memoria tenemos que estar todos a una. Yo creo que en esto no debemos tener ninguna discrepancia y que miremos a nuestras víctimas, que son muchas.

En Madrid hay un déficit de reconocimiento impresionante, impresionante, porque la placa que se puso ahí en la plaza de Soledad Torres Acosta o en el polideportivo del barrio del Pilar tengo que decir que la puse yo, o sea, el mérito es el de ser pesado, de ir al ayuntamiento mogollón de veces, de presentarme en los mítines a preguntar qué pasa. O sea que al final dijeron, la ponemos porque, si no, nos va a amargar la vida, pero es que tendría que ser de oficio. En los últimos meses de la alcaldía de Carmena sí me consta que Mauricio Valiente estaba haciendo un censo, una oficina de víctimas. Eso tendría que continuar. Si preguntas cuántas muertes de ETA ha habido, te las dicen. ¿Cuántas muertes de la extrema derecha ha habido? No lo sé y parece que no hay mucho interés en saberlo.

P.: ¿Como víctimas del terrorismo, sentís el reconocimiento social y mediático que tienen las víctimas de ETA?
R.: No, por supuesto que no. Cuando el año pasado veo los actos de Miguel Ángel Blanco, a los que va el presidente del Gobierno, el ministro de la Presidencia y cuando veo el acto de Mari Luz Nájera o el de Arturo Ruiz veo que hay una diferencia. Yo creo que hay una diferencia, ¿no? Hay una diferencia por parte del Estado, de los estamentos oficiales que deberían tener el mismo trato para todos, y no es así. Hasta he tenido alguna experiencia desagradable con una responsable de las víctimas que hubo en la Comunidad de Madrid, que se llamaba Ángeles Pedraza. Tuve una desagradable conversación con ella y no volví a hablar más con ella.

P.: ¿Qué es el Colectivo por los Olvidados de la Transición?
R.: Llevamos funcionando un año y pico y nos creamos por la necesidad que teníamos, gente que lo estábamos pasando mal, de reivindicar a la gente que había quedado olvidada. Me acuerdo de que llamé a Marc Muñoz, que es hermano de Gustavo Muñoz, que murió en la Diada del 78 porque la policía le disparó por la espalda y le intentaron sacar la bala con un bolígrafo. Gustavo tenía 16 años. Marc me dijo que estaba solo, como yo. Y nos fuimos juntos a Buenos Aires. Nos recibió la jueza Servini un par de veces y, quitando el desagradable asunto de que los abogados que nos dejaron tirados, el viaje fue un éxito porque nos salieron un montón de abogados de manera desinteresada. En Argentina hay una visión de los derechos humanos totalmente distinta a la que tenemos aquí. Aquí nadie se ha sentado en el banquillo. Por ejemplo, Rodolfo Martín Villa no debería tener ningún problema en ir a declarar a la Audiencia: si no tiene nada que ocultar, no tiene por qué tener miedo. Nosotros, el colectivo, nos vamos a querellar ahora aquí contra Rodolfo Martín Villa que es el responsable político de todo lo que ocurrió en aquella época.