Volver a Caracas, a la ciudad rebelde, a pasear sus calles, a reír, bailar y vibrar con sus gentes, a respirar su aire, a ver sus valles…, reconforta y te reconcilia con la vida.

En esta ocasión, además, con la esperanza puesta en el Encuentro para Una Alternativa Social Mundial, organizado por el ALBA-TCP y el Instituto Simón Bolívar  y  con la ilusión de seguir profundizando y aprendiendo del proceso democrático bolivariano, con la consulta popular que se llevaría a cabo el domingo 21 de abril.

Una Alternativa Social Mundial tan necesaria en estos tiempos de decadencia absoluta, con un imperialismo herido de muerte pero que amenaza con sus últimos coletazos, intentando fortalecer a su organización criminal y terrorista, la OTAN, o con el genocidio en Palestina.

“La mayor fatalidad del hombre en el estado social en no tener con sus semejantes un común sentir de lo que conviene a todos. La educación social remediaría este mal pero nos entendemos poco sobre el sentido de la palabra, y se oponen a su establecimiento, dificultades que no constaría mucho vencer”. Sabias palabras del Maestro y mentor de Bolívar, Simón Rodríguez, recogidas en el documento de la Alternativa Social Mundial. Y es aquí, bajo estas premisas, donde debemos confluir todas y todos, bajo una apuesta de unidad, de relaciones basadas en el multilateralismo frente al imperialismo estadounidense y sus lacayos. Frente a un ya caduco mundo unipolar, debe surgir un proyecto común, y qué mejor que ese proyecto común surja al calor del ALBA, legado de los Comandantes Eternos, Fidel y Chávez. La Alianza como eje geopolítico, para fortalecer, aún más, las capacidades y articulaciones de las organizaciones sociales de América Latina, del Caribe y porque no del mundo, grabándonos a fuego las palabras del Presidente Nicolás Maduro: “Unidad sin sectarismos para combatir al capitalismo, al neoliberalismo y al imperialismo”.

Y una muestra de esa unidad de ese tejer y construir, para plantarle cara al imperialismo, al capitalismo y la neoliberalismo, fue la jornada del 21 de abril.

Quienes tenemos la suerte de haber viajado a Venezuela en diversas ocasiones, la Patria, nunca deja de darnos lecciones. La última, la de Consulta Popular Nacional para la elección de proyectos que beneficiarán a cada comunidad del país.

Más de 15.600 centros electorales desplegados por todo el país, en todas las comunas, más de 23 mil proyectos debatimos en meses de asambleas comunales con cientos de asistentes, en donde los voceros y voceras eligieron los proyectos que finalmente se decidirían en la jornada del 21 de abril, avalada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), una jornada en la que pudieron participar todos los venezolanos y venezolanas mayores de 15 años presentando su cédula laminada.

De esos 23 mil proyectos, dirigidos a sectores como la salud, la educación, la alimentación, la seguridad, el ambiente, los servicios públicos y la economía, eran siete sobre los que cada comunidad votaba, y de entre esos siete, las propuestas elegidas serán financiadas por el Gobierno Bolivariano y ejecutadas por las propias comunidades organizadas. Un ejercicio de verdadero Poder Popular, un verdadero ejercicio de soberanía, de participación activa, democrática y protagónica de las comunas, en definitiva del pueblo.

Comuna como sustento de la Revolución. La comuna, como dijo Chávez, como base sobre la cual se pariría el socialismo. Y eso es exactamente lo que pudimos vivir y sentir el domingo 21 de abril. El abrazo de la Revolución, de una Revolución que te engancha y que ya no podrás soltar porque será amor a primera vista, un amor que se desata cuando desde el rincón más pequeño del Valle, de Santa Rosalía, de San Juan, del 23 de enero…, vives un auténtico ejercicio de amor a la Patria, a esa patria digna, de instituciones, Gobierno y Presidente dignos, y entiendes que sí, que aquí no se rinde nadie y que hay Revolución para rato porque ni las injerencias, ni las medidas coercitivas unilaterles e ilegales, que deben ser levantadas, inmediatamente, van a tumbar la Revolución Bolivariana porque el pueblo está rodilla en tierra con su Presidente y con su Patria. Un pueblo organizado bajo un Gobierno que gobierna obedeciendo. Un Poder Popular que tiene el rostro y la fuerza de la mujer bolivariana que vertebra a toda la comuna.

Comuna como muestra concreta de democratización, de participación y del empoderamiento del pueblo para labrar su propio destino. ¡Comuna o nada!