Los pasados 27 y 28 de octubre se celebró en la ciudad de Valencia, organizado por la Fundación 1º de mayo, el Congreso Sociedad, Derechos y Extrema Derecha. En el citado Congreso participaron más de trescientas personas que durante día y medio asistieron a ponencias y mesas redondas protagonizadas por figuras nacionales e internacionales de reconocido prestigio en el estudio del auge, social, político e institucional que la extrema derecha está alcanzando en el mundo y particularmente en nuestro país.

Como los y las lectoras de Mundo Obrero conocerán, la Fundación Primero de Mayo tiene entre sus funciones ser un centro de generación de ideas que aporte bagaje a las gentes de Comisiones Obreras para intervenir en el debate público con vocación de disputar la hegemonía cultural.

Intervenir hoy en la disputa cultural es intervenir ante la penetración que el ideario de la extrema derecha está consiguiendo entre amplias capas de la población y también de las personas trabajadoras

Estaremos de acuerdo en que intervenir hoy en la disputa cultural es intervenir ante la penetración que el ideario de la extrema derecha está consiguiendo entre amplias capas de la población y también de las personas trabajadoras, que le han permitido alcanzar cotas de representación y poder institucional inimaginables hasta hace poco en los países del Norte desarrollado y que suponen una amenaza cierta para las libertades, los derechos sociales conquistados y para la propia democracia.

Las posiciones ultrarreaccionarias que han estado presentes a lo largo de la historia intentando impedir el avance de las sociedades y que tuvieron un punto de inflexión sangriento durante buena parte del siglo XX con el fascismo, el nazismo o el franquismo, encontraron terreno abonado para germinar en el contexto de una globalización gobernada desde los postulados neoliberales que se hicieron con la hegemonía en los años ochenta del pasado siglo; de los profundos cambios que están experimentando las formaciones sociales actuales al calor de la digitalización de la economía y de la vida y de las crisis que cada vez con más frecuencia y virulencia sacuden al capitalismo en su fase financiero especulativa.

La crisis financiera de 2008 y la gestión que se hizo de ella es un buen ejemplo, máxime si tenemos en cuenta que antes de que se pudiese asentar la recuperación económica nos sobrevino la crisis provocada por la pandemia de la COVID.

El desempleo, la precariedad laboral, los bajos salarios,… contribuyeron a incrementar enormemente la pobreza sumiendo a amplios sectores de la población en la incertidumbre y el miedo ante lo que les pueda pasar en el futuro inmediato y la respuesta que encontraron por parte del poder institucional fue un burdo intento de culpabilizar a las personas trabajadoras y la ciudadanía (todavía resuena en nuestros oídos aquello de que “habíamos  vivido por encima de nuestras posibilidades”) y un debilitamiento de las redes de protección social y de los servicios públicos cuando más se necesitaban, lo cual generó una profunda frustración.

El miedo y la frustración hacen que las gentes sean más receptivas a los “cantos de sirena” de aquellos que medran alimentando las bajas pasiones para mantener o imponer un orden económico y social intrínsecamente injusto y autoritario, acorde a los intereses del capital en su  etapa actual.

Ese canto, a diferencia del descrito en la Odisea, no es melodioso, sensible y sutil. Hoy, ese canto es estridente, brabucón y faltón (muy viril), en las formas. Hoy un candidato hace campaña electoral con una motosierra en la mano y hay gente, mucha, que en lugar de ver a un psicópata ve a un tipo “con un par”, le vota y gana.

Y muy simple en el fondo.

Para quienes interpretan este canto, los causantes de todos los males que aquejan a nuestras sociedades son unas élites formadas por las instituciones nacionales o supranacionales, como las europeas, que son un nido de burócratas aislados en su particular urna de cristal; los partidos tradicionales, que se han dedicado a vivir del cuento de la política; los sindicatos, que están llenos de vagos y “come gambas”  y por todo ese entramado de “chiringuitos subvencionados” que se dedican a erosionar los inmortales valores patrios, entre los que destacan: las feministas, que tendrían que estar en casa planchando, cocinando y cuidando de sus hijos y no dando gritos por las calles y los ecologistas, esos señoritos de ciudad que no tienen ni idea de lo que es el campo y que con tanta protección del medio ambiente y de los animales les están amargando sus paseos a caballo y sus monterías.

Para más INRI, esas élites, son tolerantes con una inmigración masiva que amenaza los puestos de trabajo de los autóctonos, nos quita nuestras ayudas, incrementa la delincuencia, esconde a potenciales terroristas y desdibujan nuestra identidad cultural y racial.

Por la Odisea sabemos que el canto de las sirenas es tan seductor como mentiroso, porque su verdadera intención es atraernos hacia las rocas donde éstas habitan para hechizarnos hasta enloquecer y morir ahogados.

Pero los y las Ulises de hoy no nos atamos al mástil de la barcaza para no dejarnos atrapar por esos cantos, ni nos ponemos tapones en las orejas para no oírlos, nosotros y nosotras reaccionamos y respondemos. Ya lo estamos haciendo cuando luchamos por cambiar las condiciones materiales de la existencia.

Pero la mejora de las condiciones materiales de la existencia es condición necesaria pero no suficiente.

La prueba la tenemos en esos trabajadores y trabajadoras que han sido seducidos por un ideario que es ajeno a sus intereses objetivos, sus intereses de clase.

¿Qué pasa por la cabeza de esa gente?

El marxismo nos ha enseñado que el sistema capitalista, para garantizar su reproducción, necesita que las mayorías sociales, y en particular los trabajadores y las trabajadoras, asuman como propios los valores de las clases dominantes

El marxismo nos ha enseñado que el sistema capitalista, para garantizar su reproducción, necesita que las mayorías sociales, y en particular los trabajadores y las trabajadoras, asuman como propios los valores de las clases dominantes.

A su vez la ciencia se ha encargado de desvelar que el pensamiento es el resultado de un proceso complejo a medio camino de lo que vemos, conocemos y sentimos, que se construye y expresa a través del lenguaje y que puede ser estimulado a través de una acción externa como es la educación o la información.

Aquellas personas que abrazan postulados que son objetivamente contrarios a sus intereses lo hacen porque externamente se ha influido en la construcción de su pensamiento

Así, podemos concluir que aquellas personas que abrazan postulados que son objetivamente contrarios a sus intereses lo hacen porque externamente se ha influido en la construcción de su pensamiento a través de diversos medios como la educación, los medios de comunicación, la publicidad,…

Por eso, además de garantizar unas condiciones materiales dignas se requiere que esas gentes se desprendan de todo aquello que ensucia su cabeza, que dispongan de una información veraz y que se les anime a una reflexión crítica con la aspiración de que se imponga el pensamiento racional sobre el pensamiento mágico y acaben haciendo suyos los valores que definen a una sociedad democrática, justa e igualitaria, donde la tolerancia y el respeto a la diferencia sean las bases de una convivencia armónica.

En eso consiste la disputa por la hegemonía cultural sobre la que teorizó el pensador y político comunista Antonio Gramsci.

Y esa es la finalidad con la que organizamos el Congreso “Sociedad, derechos y extrema derecha”: desentrañar las claves del ideario de la extrema derecha y de los riesgos que de imponerse tendría para los derechos, la democracia, la paz y para la propia supervivencia de la especie humana; entender a través de qué mecanismos consiguen que este ideario penetre en la conciencia de las gentes y armarnos de argumentos para rebatirlos hasta derrotarlos.

Y decidimos organizarlo en Valencia porque a esta ciudad se trasladó el Gobierno republicano y allí se celebró, en julio de 1937, en la sala de plenos del ayuntamiento, la primera sesión del segundo Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura promovido por la Alianza de Intelectuales Antifascistas y organizado por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes del que era responsable el comunista Jesús Hernández Tomas.

Aquel Congreso inspiró éste y la Fundación 1º de Mayo ha querido rendirle un modesto homenaje.

(*) Presidente de la Fundación 1º de Mayo