Cinco meses después los bombardeos del ejército israelí sobre Gaza continúan. Han causado 32.000 muertos y 74.000 heridos. Han matado a más de 13.000 niños. Es una guerra también contra los niños.

El último bombardeo ha sido contra el hospital Shifa, donde han detenido a 600 palestinos y asesinado a 140 personas. La versión de Israel, la habitual: todos eran milicianos de Hamás que se habían atrincherado en las urgencias. Mienten cada vez que hablan.

El genocidio es tan evidente que se investiga en una Corte Penal y el escándalo de la comunidad internacional tan enorme, que por primera vez el Consejo Europeo ha pedido un alto el fuego y ha instado a Israel a no lanzar una incursión terrestre en Rafah, que sin duda empeoraría la catástrofe humanitaria pues la falta de medicinas y el hambre se extienden ya por Gaza. Esta semana Israel ha llegado a bombardear a familias que hacían cola en filas de reparto de comida.

EE. UU. ha anunciado que pedirá un alto el fuego por primera vez ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Habrá que verlo, pues hasta ahora lo impidió con el derecho a veto. Pero al tiempo, el Congreso norteamericano ha presentado un proyecto de ley en la que prohibiría cualquier nueva financiación de la UNRWA desde que Israel acusó a este organismo de la ONU de vínculos con Hamás. EE. UU. junto a la UE son hoy los cómplices necesarios que permiten los crímenes contra la humanidad cometidos contra el pueblo palestino.

En Qatar continúan las conversaciones infructuosas entre las partes, acompañadas de ministros de exteriores del mundo árabe. Y esta semana se ha anunciado un próximo encuentro allí con el jefe de la CIA, Bill Burns; el del MOSAD, David Barnea y el jefe de inteligencia de Egipto. ¿Cambiará algo? Lo dudamos.

Israel es un hijo del colonialismo europeo, y el sionismo y su ideología racista y criminal siempre fue una ideología neofascista

Gaza, campo de exterminio

Si denunciábamos hace tiempo que Gaza era el campo de concentración más grande del mundo, hoy se ha convertido también en un campo de exterminio. Israel es un hijo del colonialismo europeo, y recordar los campos nazis es obligado, así como denunciar que el sionismo y su ideología racista y criminal siempre fue una ideología neofascista, pero a partir de este genocidio, podremos hablar ya de nazi-sionismo.

La hipocresía de Israel en sus comunicaciones militares es de una absoluta desvergüenza, pues recordamos aquí que pidió a la población de Gaza que se trasladara al sur porque las operaciones militares serían en el norte. Mintieron, Gaza es una ratonera y no hay donde ir.

Lo dijimos en un artículo anterior en Mundo Obrero, el objetivo de Israel nunca fue rescatar a los rehenes, ni siquiera acabar con Hamás, esas eran las excusas, sino arrasar Gaza para anexionarla y dejarla absolutamente destrozada, empobrecida e inhabitable. O que solo se pueda vivir en ella en tiendas de campaña y con ayuda humanitaria, como en campos de refugiados sirios. Después irán a por Cisjordania.

Cuando Israel anunció una operación militar de 6 meses, sin duda era una operación de calado, preparada y planificada hacía mucho tiempo por el ejército israelí y el MOSAD, y decidida por el ultraderechista Netanyahu como respuesta al 7 de octubre. Su objetivo final es culminar un proyecto de ocupación ilegal expansionista al margen de toda norma internacional.

Hay que decir también que el genocidio de Gaza supone también un ataque deliberado contra el sistema de Naciones Unidas y el derecho internacional. El Estado judío hoy sólo cree en su ideología criminal, en su poder militar y en su alianza estratégica con EE. UU., en ninguna norma de derechos humanos que obligue a su Estado etnocrático. Se ha aliado en esto con los militares y halcones negros del pentágono que desde Bush y Condolezza Rice vienen teorizando la necesidad de volver a la barbarie y acabar con la ONU como única forma de mantener su poder hegemónico imperial, hoy en declive por el auge de China, la multipolaridad de los BRICS, y por la multilateralidad de la propia ONU.

Por tanto, el israelí es un exterminio que se ejecuta deliberadamente. Pero con la violación de todas las convenciones de Ginebra es también una guerra a favor del colonialismo y la barbarie, la violencia y la impunidad de los fuertes, y en contra de las normas de la justicia internacional, Corte Penal y ONU incluidas.

Israel, Estado genocida y etnocrático

La democracia de la cual presumía Israel quedó amortizada en 2022 cuando el actual gobierno dando un golpe de Estado identitario aprobó una ley que define a ese país como el Estado nación del pueblo judío. Se convertía así en una etnocracia, que discrimina por ley a todos los ciudadanos que no son judíos: ateos, musulmanes, palestinos, católicos, etc. La desigualdad de derechos quedó legalizada. En un país donde la tortura ya era legal y se la aplican a los palestinos, se convertía en 2022 al Estado israelí en un Estado sionista por definición, sumándose a los Estados que están en guerra contra el laicismo e identificando Estado con religión, y a esta con la ideología sionista.

En el sionismo, que es una ideología delirante, antirracionalista y preilustración, que desconoce la Declaración de los DD. HH., el pueblo judío cree fanáticamente ser el pueblo elegido por Dios, quien les otorga el derecho a matar y exterminar al pueblo palestino, al que no consideran más que como subhumanos. Para ellos, el holocausto nazi contra el pueblo judío es malo porque se produjo contra el pueblo judío, pero ellos pueden aplicárselo al pueblo palestino sin culpabilidad por una justificación fanática religiosa.

Continuar la solidaridad internacional

Espantoso pero real. No debemos cerrar los ojos sino actuar, y en primer lugar continuar las movilizaciones masivas hasta lograr un alto el fuego. Es imprescindible también continuar exigiendo a nuestro gobierno que suspenda el comercio de armas y rompa relaciones diplomáticas con Israel. Y a Europa que le imponga las sanciones que merece y rompa el acuerdo comercial que la UE mantiene de forma preferente con Israel por la violación generalizada de todos los derechos humanos del pueblo palestino.

La solidaridad internacional con Palestina es obra de los pueblos libres que se indignan y rebelan contra las injusticias. Y el palestino un pueblo heroico.

(*) Responsable de Derechos Humanos y Cooperación de IU