Razonablemente se hubieran dado las condiciones para que Izquierda Unida en la Comunidad de Madrid hubiera tenido un resultado con mayor respaldo electoral, en la versión repetida de las elecciones autonómicas madrileñas. Desde que saltó el escándalo donde los dos diputados tránsfugas del PSOE favorecieran a la derecha en la constitución de los órganos presidenciales de la Cámara, IU ha mantenido una actitud seria, rigurosa y comprometida. Desde la austeridad ha realizado una campaña digna y con un discurso claro, de izquierdas y unitario. IU se defendió como pudo de los contundentes ataques recibos, de supuestos aliados, tras el conflicto de Caja Madrid, donde de forma injusta y absolutamente incierta se pretendió dar una falsa imagen de su compromiso con la unidad de la izquierda, y no cabe duda que este asunto sumado al que se refiere al patrimonio acumulado por parte del portavoz de IU en la frustrante Comisión de Investigación del verano, quizás han impedido un mayor crecimiento de la opción más razonable del actual panorama político de la izquierda madrileña. Aunque se hubiera agradecido que dicho candidato hubiera tomado una opción personal de apoyar la candidatura desde fuera de ella.
El PSOE tan sólo ha perdido dos diputados, los que realmente no tenía y forzaron la repetición de las elecciones, no ha habido un batacazo electoral, el PP ha ganado con un estrecho margen, pero finalmente ha superado la mayoría absoluta.
Este resultado electoral, sumado al resultado obtenido en mayo, mirando hacia las elecciones en Cataluña el próximo día 16, y sobre todo mirando hacia las próximas elecciones legislativas de marzo de 2004, debe favorecer una reflexión profunda dentro del PCE y de IU.
La derecha actúa sin complejos, aborde el asunto que aborde, a veces hasta se permite ahorrar un cierto sentido demagógico a sus explicaciones. Las impunes acciones de nuestro gobierno, en un asunto de sangre y de intereses económicos como es la repugnante invasión sobre Iraq, con la Conferencia de Mangantes. O la actitud hipócrita, inmoral y culpable demostrada ante el crimen del cámara de TeleCinco José Couso, que con motivo del sexto mes de su asesinato miles de personas volvieron a unirse a la voz de sus compañeros, familiares y amigos exigiendo justicia. O las mentiras del accidente del avión Yak 42 que costó la vida a 64 militares españoles cuando llegaban de Afganistan, que ha levantado la indignación también de los familiares, amigos y militares en silencio; pero todo esto no le supone una gran pérdida de respaldo electoral al PP y de momento, y no es baladí, conserva su poder en Madrid.
Tampoco parece que le afecte el hecho de que todas las peticiones de Expedientes de Despidos que llegan a la Dirección General de Trabajo sean aprobados sin miramientos siempre de lado del empresario, aunque éste solo tenga como argumento que quiere doblar sus beneficios a cambio de subcontratar, precarizar y abaratar los empleos y sus costes.
La derecha mantiene un respaldo importante de su voto, al margen de sus errores, al margen de la injusticia y frialdad de sus políticas, al margen de la vivienda y el suculento mundo de la especulación que le rodea, al margen del incremento de las desigualdades sociales entre ciudadanas que viven en nuestro país, al margen del deterioro de los servicios públicos en materia de transporte, en el ámbito educativo, en el sanitario y la reducción paulatina de la protección social. Algo similar estuvo ocurriendo durante años con el PSOE, y es que una parte de la población no abandona al partido del poder hasta que no se hace absolutamente imposible su apoyo, y esto suele tardar en llegar.
Desde IU y el PCE es fundamental una mayor implicación del conjunto de sus militantes, simpatizantes, amigos, una mayor responsabilidad del conjunto de sus dirigentes; en un impulso sólido que mire al futuro con fuerza e intención de intervenir en esta realidad, sin difuminaciones, sin conflictos de poder inútiles, sin despreciar el debate, al contrario dándole el rango necesario de debate político con mayúsculas, y sobre todo con una política coherente y leal, fruto de un trabajo y una complicidad democrática. Si fuera posible, también, una política en Euskadi corresponsable con el conjunto del proyecto de IU ayudaría bastante. Es probable que la estrategia mayoritaria de Ezker Batua ya haya tocado techo electoral en Euskadi, lo que no está escrito es hasta donde puede llegar el suelo en el resto del país.