La guerra es siempre la constatación del fracaso del diálogo y de la diplomacia. Por eso -se lee en el programa electoral de IU en el capítulo de política exterior- no aceptamos la guerra como mecanismo de regulación de las relaciones internacionales. La militarización de la seguridad es un obstáculo para la paz, la democracia y la justicia social en el planeta. A escala global, nos pronunciamos por la disminución de los presupuestos militares y la reducción del número de tropas, la construcción de un sistema de seguridad humana basado en la cooperación, la prevención y la solución diplomática de los conflictos y en la desmilitarización de la seguridad.
La propuesta es clara: retirada inmediata de las tropas españolas de Iraq y creación de una comisión de investigación independiente para explicar las mentiras sobre las supuestas armas de destrucción masiva que sirvieron a Aznar como pretexto para apoyar esta guerra.
El llamamiento mundial contra la ocupación de Iraq y por los derechos del pueblo palestino convocará en las calles a miles de personas de nuevo. La palabra, por más que suenen las balas, nunca callará: «La invasión y ocupación de Iraq forman parte del amplio proyecto colonial de la administración Bush, que tiene como blanco a los pueblos de Oriente Medio. Mientras gasta dos mil millones de dólares por semana para ocupar Iraq, su gobierno destina 15 millones diarios en su apoyo a la guerra de Israel contra el pueblo palestino», destaca el comunicado emitido por la coalición ANSWER, (Respuesta), una red de organizaciones de Estados Unidos enfrentada a la política bélica de George W. Bush.
El 20 de marzo se cumplirá el primer aniversario del ataque anglo-estadounidense sobre Iraq. En Estados Unidos las manifestaciones más multitudinarias se producirán en Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y otras ciudades de peso. En España, ya el 15 de febrero se extendió un preludio de la manifestación del 20 de marzo, ya que ese día de 2003 las calles españolas conocieron la mayor manifestación de la democracia contra los tambores de guerra y, directamente, contra el explícito respaldo del PP a Estados Unidos e Inglaterra.