Jean Paul Sartre fumaba mucho. No es menos cierto que desde los medios de comunicación se procura que no aparezcan fumadores/as en imágenes en movimiento o en fotografías. Sufrimos todos la ya larga campaña contra el tabaco pensada para eliminar estigmas y perversiones de la faz de la tierra. Lo insólito es que se censure, borrándolo hábilmente, el cigarrillo que lleva Sartre en la mano, en la portada de un catálogo para una exposición que se celebra en París. ¡Qué vocación la de censor!

¿Quién no ha sufrido alguna vez el programa Gran Hermano? Personalmente, la intención, los contenidos, la realización, los limitados recursos de los participantes… no sólo me parecen detestables, sino que me aburren soberanamente. Lo insólito es que en Alemania se vaya a hacer lo mismo, pero de duración «eterna», como el infierno. El show de Truman no va a ser nada comparado con la realidad. Cuando uno esté desesperado, el suicidio ya no será la peor y más cruel opción para terminar con los problemas. Bastará con despedirse cualquier mañana diciendo: «adios, familia y hermanos, me voy a televisión». Ser espectador de «Big Brother Forever» es, al fin y al cabo, como el poder desea que uno esté en el mundo.

Me he referido en alguna ocasión a la capacidad de olvido del ser humano. A lo pronto, a lo deprisa que dejamos de pensar en la desgracia de todos aquellos que sufren, además de las calamidades de una vida sumida en la miseria, hambre, enfermedades, etc. como sucede con tanta frecuencia en el tercer Mundo les golpea las catástrofes naturales, tal y como ha pasado hace tan poco tiempo en Indonesia. Lo insólito es que Miss Mundo colabore y ayude vestida de gala, con la banda del premio y la corona en la cabeza, tal y como nos lo muestra la foto de un diario del País Vasco. Mal ejemplo el de la monarquía.

Desde hace algún tiempo, a todo proceso de paz se le llama Hoja de Ruta. Lo insólito es que casi todos se pierdan por el camino, que no lleguen a ninguna parte. Posiblemente, por culpa del trazado, o mejor dicho, de la mano que los traza. ¿Quién será?

El ex presidente Aznar, como los buenos escritores, utiliza a sus amigos de las Azores– Bush entre ellos- para escribir un libro donde, según ha declarado él mismo, cuenta detalles y anécdotas de las horas pasadas juntos de convivencias. Lo insólito es que tenga lectores.

Yo también he estado terminando un libro. Durante estos días de trabajo no he estado tan próxima a la actualidad como habitualmente. Lo insólito es que no ha habido nadie que me dijera que Bush amenazaba con atacar a alguien. ¿Será cierto? ¿Estará enfermo?