Nacido en Palermo, en 1971, Giusto Catania es europarlamentario del Grupo de la Izquierda Unitaria/Izquierda Verde (GUE/GNL) por el Partito della Rifondazione Comunista y portavoz del GUE/NGL en elComité de Libertades Civiles, Justicia e Interior del Parlamento Europeo. Durante la Fiesta del PCE, participó en el debate «Inmigración y Unión Europea. El éxodo del África subshariana», y conversó con Mundo Obrero sobre la paradojas de la política de inmigración europea, el peligro de la violación de derechos humanos que puede acarrear la Directiva Europea de Retorno que se está preparando, y sobre la similitudes de la política del gobierno español en materia de inmigración con la ejercida por el gobierno de Berlusconi hasta que perdió las elecciones. La principal paradoja de Europa, dijo, es que no tiene una forma para legalizar la entrada de los inmigrantes, pero sí tiene una manera legal para expulsarlos. Y el principal problema, añadió, no son los inmigrantes que llegan a suelo europeo, sino los que se mueren por el camino.
M.O.: Europa parece sufrir problemas de desdoblamiento de personalidad entre la necesidad de la mano de obra extranjera que mantenga el funcionamiento de su sistema de bienestar, y la política de blindar las fronteras de la Unión Europa de la llegada de inmigrantes; desdoblamiento en la lucha contra las mafias que traen inmigrantes, y hacer que en la práctica éstas sean la única oportunidad que les queda a los inmigrantes para llegar a Europa ¿Cómo pueden conjugarse estas posturas?
G.C.: La Unión Europea tiene una política muy represiva con los inmigrantes. No tiene una política para legalizar su entrada, así que la única forma que tienen de llegar a Europa es pagando a las mafias, dando dinero a las organizaciones criminales y viajar, en el caso de Africa, en una embarcación peligrosa para entrar clandestinamente y de una manera ilegal. Cada año, miles de subsaharianos que huyen de la guerra y la pobreza mueren en el intento por llegar. Por eso hace falta un cambio de radical de la política europea en cuestión de migraciones. Un cambio que parta de la necesidad de una política de inmigración legal. Es la paradoja de Europa: no tiene una forma para legalizar la entrada de los inmigrantes, pero sí tiene una manera legal para expulsarlos.
Por otra parte, el libro verde sobre la inmigración legal, una propuesta de la Comunidad Europea, dice que Europa, para el 2030, necesita otros 20 millones de trabajadores inmigrantes para sostener el actual nivel de bienestar económico y social. Por eso hace falta un plan de acción de verdad para favorecer la llegada de esos 20 millones de inmigrantes. Al ritmo actual nunca llegarán. En las Canarias en 2005 hubo una inmigración de 20.000 inmigrantes irregulares desde Africa. Este año serían 25.000 ó 30.000. Esto no es una invasión como dice la propaganda.
M.O.: Si Europa necesita la mano de obra de los inmigrantes pero no favorece su legalización, ¿quién rentabiliza la situación de ilegalidad de los inmigrantes sin papeles que viven en Europa?
G.C.: El capital. Europa no hace nada para favorecer la regularización de los inmigrantes porque el capital se beneficia de esa llegada ilegal de inmigrantes, ya que significan una rebaja en los costes laborales, en los derechos de los trabajadores, en las garantías sindicales, etc. Son, en resumen, trabajadores a bajo coste. Los trabajadores en situación ilegal son mucho más baratos que los europeos.
M.O.: Sin embargo, el mensaje que llega a la sociedad es que los inmigrantes vienen a quitarles el trabajo, cada vez más escaso y peor pagado, mientras que nadie responsabilizar de la situación a los empresarios sin escrúpulos y a la política económica que institucionaliza la precariedad mediante «reformas laborales»
G.C.: Toda la política de criminalización del emigrante es una política creada por intereses ajenos a los trabajadores. No es verdad que los inmigrantes roben el trabajo a los europeos porque ahora hay necesidad de mano de obra extranjera. Ahora Europa es más vieja, cada vez nacen menos niños, hay una depresión demográfica, con lo que cada vez se necesitan más inmigrantes para mantener, por ejemplo, el sistema de pensiones. Si no llegan inmigrantes, nadie podrá pagar las jubilaciones de quienes hoy tienen 30 ó 35 años. Además, hace falta regular la situación de los trabajadores inmigrantes para poder regularizar la de los europeos. Es una lucha muy importante para la tutela del estado social europeo. Hace falta un plan de acción para dotar a la inmigración con un permiso de permanencia para buscar trabajo, un permiso para toda Europa.
M.O.: Pero Europa no va por ese camino, Suiza acaba de votar normas muy duras para la inmigración, Sarkozy, en Francia, no se queda muy lejos y el Parlamento Europeo prepara una directiva europea sobre inmigración que deja muy malparados los derechos humanos de los inmigrantes, ¿qué es lo peor que plantea esa directiva?
G.C.: Entre otras cosas, pretende la armonización europea para la expulsión de los inmigrantes. Dice que su detención se puede armonizar en Europa en seis meses, como si fuera un ejercicio matemático. Ahora España tiene 40 días para proceder a la expulsión, Francia 32, Italia 60 y Malta un año y medio. En esta situación la Unión Europea propone seis meses, una media aritmética, como si los derechos humanos fueran una cuestión matemática.
M.O.: Frente a la Directiva, el GUE trabaja en la campaña para el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros. ¿En qué consiste la campaña?
G.C.: Nosotros, desde el Parlamento Europeo tenemos que luchar fuerte para cerrar todos los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) en Europa. Hay 174, de momento, y se van a construir más. Esta es la cifra oficial, pero también hay Centros de Internamiento provisionales, de urgencias. Y luego hay otros centros como los de Ceuta y Melilla, que son de primera acogida. La lucha del GUE es cerrar todos los centros porque representan una violación de los derechos humanos. En primer lugar, porque los hombres y mujeres encerrados y privados de libertad lo están por un delito administrativo, no por un delito penal, pero tienen una pena de cárcel. Más aún, los centros de internamiento son peores que la cárcel, porque no tienen ni derecho a abogado, ni a visitas familiares, ni a nada, y además sones para gente que no ha cometido delitos. Esto es un horror jurídico. Y esta es simplemente la primera razón por la que hay que cerrarlos. La segunda es que estos centros de internamiento no sirven de impedir la inmigración ilegal, ésta no se detiene encerrando en los CIE a la gente durante 32, 40 ó 60 días de cárcel, porque la gente llega huyendo de la guerra, del hambre, de la pobreza. Ttampoco cumplen una función de identificación de los inmigrantes, porque los que llegan a un centro de internamiento jamás van a dar su nombre verdadero.
M.O.:¿Cuál es la política del GUE en inmigración?
G.C.: Una política europea de integración de los migrantes ilegales que viven en Europa para que puedan ser ciudadanos europeos a través del derecho al trabajo y el derecho al voto. Es una forma sencilla y fuerte para cambiar completamente la política sobre la migración. Ahora nosotros tenemos una extrema derecha que dice cosas de una gravedad inaceptable, como que hay que echar a los inmigrantes, hundir las embarcaciones, etc. Y lo bueno de que los inmigrantes tengan derecho a voto es que hasta la extrema derecha se ocupa de la gente que vota.
Esa integración pasa por cerrar estos centros de internamiento y realizar un cambio radical con una política de entrada legal a partir de un permiso de permanencia para buscar trabajo. Además, si un emigrante tiene un permiso para buscar trabajo da su nombre verdadero. Y esto si es un reconocimiento real, no hipotético, como se pretende ahora.
Europa está cometiendo un error muy grave. Para construir una Europa social, en primer lugar hay que preservar los derechos de los inmigrantes para salvar los derechos de todos los ciudadanos. Si no hay una política seria para la integración de los inmigrantes, para una llegada legal, dentro de 10 años habrá un derrumbe de la política social en Europa. Esta es la clave crucial que tiene que trabajar la izquierda.
M.O.:¿Cómo se ve desde Europa la política del gobierno socialista de Zapatero en cuestiones de inmigración?
G.C.: Ni siquiera los países progresistas tienen una política de inmigración coherente, como en España, donde los socialistas han llevado a cabo unas mejoras sustanciales en derechos civiles pero gestionan una política sobre inmigración muy similar a la derecha, la misma que la que tuvo el gobierno italiano de Berlusconi. Las muertes de los inmigrantes que intentaron saltar las vallas de Ceuta y Melilla el año pasado con la Guardia Civil disparándoles, fue muy grave. Igual que los que consiguieron saltar las vallas y fueron capturados y enviados a las cárceles a Marruecos, que a su vez los abandonó en el desierto en una zona rodeada de minas. Lo mismo que el gobierno Berlusconi, que deportó todos los inmigrantes de Lampedussa en vuelos chárter; a todos egipcios, marroquíes, libaneses, subsaharianos, etc, sin analizar caso por caso, como manda la Convención de Ginebra, sin atender las peticiones de asilo político ni nada. Ahora España está deportando a los senegaleses. También comparten la misma política de externalización de la frontera. El gobierno de Berlusconi construyó centros de internamiento en Libia. El gobierno español lo ha hecho en Marruecos; tienen financiación de la Unión Europea para la construcción de centros de internamiento de menores en Tánger y Marrakech. Lo mismo. Los inmigrantes que vienen desde Africa son una pequeña minoría de los que llegan a nuestras costas, pero es contra ellos contra quienes se hace la mayor criminalización. Un ejemplo claro es lo que está pasando en Canarias. La mayoría de la inmigración llega a Europa por avión, con visado turístico, pero la criminalización se hace contra la gente que llega en pateras o cayucos, que son a los que se expulsa.
M.O.:¿Por qué hay emigrantes de primera, de segunda y de cuarta?
G.C.: La verdadera invasión de Canarias son los 9 millones de turistas que llegan al año, frente a los 20.000 inmigrantes subsaharianos. Los inmigrantes que llegan a Canarias desde América Latina son inmigrantes útiles porque en seguida son absorbidos por el mercado de trabajo de la industria turística. No se les puede criminalizar porque ayudan a la economía, y ayudan a los empresarios a tener bajos los salarios. Pero sí hay una» invasión» de los que llegan desde Africa.
M.O.: Por una parte se acusa gratuitamente a los inmigrantes de poder crear problemas de inseguridad ciudadana y por otro no se les regulariza, ni se les permite trabajar ¿cómo se pretende que sobrevivan?
G.C.: Se habla tanto de seguridad… Pues el primer paso es la integración y el derecho al trabajo. La derecha tiene dos eslóganes para criminalizar a los inmigrantes: la invasión de los inmigrantes y la peligrosidad de los inmigrantes. La invasión no existe. Necesitamos más. Y la peligrosidad es mínima. Si hay un trabajo la gente no va a delinquir. Los inmigrantes casi siempre trabajan, porque son muy baratos. Además, la mayoría no tiene actividad criminal. Ahora la actividad criminal de los italianos es 20 veces mayor. Pero cuando un inmigrante comete un delito, enseguida es criminalizado por los medios de comunicación, vecinos, etc, y hay una reacción diciendo que todos son criminales, etc. Las bandas criminales, que son el verdadero peligro, si vienen con “papeles”, y no lo hacen en cayucos.
M.O.:¿Cómo ha cambiado la política italiana en inmigración desde las elecciones de abril que dieron la victoria a Romano Prodi?
G.C.: El programa del gobierno de Prodi es muy avanzado en cuestión de migraciones, pero apenas está empezando a rodar. Al menos se acabaron las deportaciones a Libia. Fue un cambio inmediato. Ahora los inmigrantes no se pasan 60 días en el centro de internamiento de Lampedusa, sino dos, porque es un centro de primera acogida, para recoger a la gente, identificarla y enviarla a otros centros a que estudien el caso, si necesita protección humanitaria, etc. Es mejor que con Berlusconi pero no esel cambio radical que hace falta. El programa dice que hay que superar los centros de internamiento. Para nosotros superarlos es cerrarlos. También decimos que no se puede privar de libertad a nadie que no haya cometido un delito, porque ahora hay gente que no ha delinquido y está en los centros de internamiento. El gobierno ha constituido una comisión que está recorriendo los centros para ver su situación. Estamos en un momento de tránsito. Al menos ya no se realizan expulsiones masivas, como hace ahora Zapatero, o Italia hace seis meses. Italia y España podrían impulsar un cambio de política en el Consejo de Europa.
M.O.:¿Cómo hay que trabajar para resolver el problema de los flujos migratorios del siglo XXI?
G.C.: Hace falta una batalla cultural por la libertad de movimiento del hombre y de la mujer
Existe una paradoja en el primer mundo: hay una libre circulación de mercancías pero no de personas. ¿por qué habrían de tener los seres humanos menos derechos que las mercancías?. Hay que intentar dar los primeros pasos. Por un lado hay una batalla institucional y social y por otro una batalla cultural, que consiste en que la gente deje de tener miedo a la inmigración. Y la gente tiene miedo porque hay una imagen de prensa muy dura contra la inmigración. Hace falta información que diga la verdad. Ningún periódico ha publicado que la Comisión Europea dice que antes de 2030 hace falta otros 20 millones de trabajadores. Sin ellos Europa no puede sostener este sistema económico-social. La izquierda tiene que defender esa libertad de movimiento de la que disfrutan las mercancías y los capitales
Información de la campaña y recogida de firmas para cerrar los centros de detención temporal para inmigrantes en Europa, en la página web http://www.no-fortress-europe.eu
Jornadas sobre inmigración Madrid 21 y 22 de octubre. http://www.pce.es