En junio de 2006, el Ministro de Defensa José Antonio Alonso anunció la posibilidad de que Zaragoza fuese la ciudad elegida para albergar una Base de Vigilancia Aliada del Terreno de la OTAN (AGS, Alliance Ground Surveillance). Esta decisión fue tomada unilateralmente, sin contar con ciudadanos ni con organizaciones sociales u otros partidos políticos. Aún hoy, la información al respecto es vaga y va cambiando día a día. Esto no fue óbice para que tanto el Gobierno de Aragón como el Ayuntamiento de Zaragoza mostrasen su alegría tras las decepciones sufridas por no haber podido traer meses antes una fábrica de helicópteros Tigre, diseñados para operaciones militares.
Esta base establecería en Zaragoza un centro de espionaje de la OTAN, un auténtico centro de análisis de datos que serían utilizados como «inteligencia» militar para futuras invasiones a países enemigos de los Estados Unidos de América y del mundo que representa. Profundizando en la complejidad de su estructura, la OTAN demuestra ser lo que siempre fue; lejos de ser la respuesta a una fantasmal amenaza comunista, la OTAN es, ha sido y será una herramienta de control coercitivo sobre todo aquello que cuestiona el modelo capitalista de desarrollo.
En una provincia en la que más del 33% del territorio es de uso militar (el campo de maniobras de San Gregorio es el más grande de España y el polígono de tiro de Bardenas el más grande de Europa) y con larga trayectoria de protestas ante la base de la OTAN, la noticia cayó como una auténtica bomba. Las empresas de comunicación locales van dando noticias con cuentagotas, prometiendo distinto número de puestos de trabajo y manteniendo a la población desconcertada.
Ante estos hechos, surgió la Plataforma contra la OTAN de Zaragoza de las cenizas de la Asamblea Ciudadana Contra la Guerra que consiguió una de las movilizaciones más emocionantes y numerosas que hemos vivido. En esta plataforma logramos el difícil equilibrio que va desde el anarcosindicalismo hasta movimientos vecinales y partidos políticos. El PCE ha sido sin duda uno de los motores más activo de dicha plataforma. Y todo esto en medio de la dura ola contrarrevolucionaria actual y con un gobierno del PSOE que, lejos de ponerse detrás de las pancartas como hizo contra la Segunda Guerra de Irak (recordemos que la primera la apoyó) se coloca enfrente de ellas, militarizando el territorio.
Dos han sido las movilizaciones surgidas hasta el momento. La primera de ellas el 4 de noviembre de 2006 y la segunda el 21 de enero pasado. Casi 20.000 personas salieron a la calle para manifestar su oposición a la implantación de una base que estará subordinada a los intereses imperialistas de los Estados Unidos de América, que fomentará la escalada bélica y armamentística, que servirá de lanzadera para agredir a otros países, que llenará de ruidos y ondas electromagnéticas la ciudad y que aumentará las ya insultantes servidumbres militares de las instalaciones civiles como el aeropuerto.
Ambas manifestaciones, en las que contamos con presencia federal, han sido un ejemplo de respuesta popular a las imposiciones del politiquerío al servicio de los Estados Unidos. El tono festivo y alegre, pero unitario y contundente de las movilizaciones han conseguido hacer dudar a los responsables militares de la OTAN de la idoneidad de Zaragoza para esta base. Es ahora Polonia, nuevo lacayo de los Estados Unidos, quien ha tomado la delantera en esta carrera en la que la sumisión y la falta de respuesta son valores positivos.
No queremos la base de espionaje de la OTAN en Zaragoza. Pero si la ponen en Polonia, tampoco será un éxito. No queremos de la OTAN sino su disolución, la disolución de una estructura diseñada para defender al capitalismo. Sólo en una situación dejaremos de oponernos a la OTAN y será cuando las bases ideológicas, políticas y económicas que la crearon, el capitalismo imperialista y depredador no sea más que un mal recuerdo en los libros de Historia.
* Sª Movimientos Sociales PCA-PCE
y representante del mismo
en la plataforma contra la OTAN