Tertulianos, comentaristas y analistas políticos suelen repetir hasta la saciedad que USA es la mayor Democracia del planeta. A base de repetir el topicazo y de aludir a la antigüedad de su Constitución (17 de mayo de 1787) se crea en imaginario colectiva la idea de que las intervenciones en Iraq, Granada, Panamá, Guantánamo, etc., junto con las torturas, masacres, armas de destrucción masiva o leyes piratas como la Torricelli y la Helms Burton son apenas una excepción en el paraíso democrático de EEUU.
Bush ha vetado la ley que la Cámara de Representantes con mayoría demócrata había aprobado con respecto a fijar de manera perentoria un plazo para que el ejército norteamericano abandonase su ocupación iraquí. El veto como tal palabra no existe en la Constitución pero sí el efecto. Reproduzco parte del contenido de la Sección 7 del artículo 1º: Todo proyecto que hubiese sido aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado será sometido al Presidente de los Estados Unidos antes de pasar a ser ley. Si él lo aprueba, lo firmará; de lo contrario lo devolverá, junto con sus observaciones, a la Cámara donde se originó, la cual hará insertar íntegramente las observaciones en su diario y volverá a considerar el proyecto. Si después de esa reconsideración; dos terceras partes de dicha Cámara convinieren en aprobar el proyecto, se enviará, junto con las observaciones del Presidente a la otra Cámara, la cual volverá también a considerarlo de nuevo, y si resultase aprobado por las dos terceras partes de ella, se convertirá en ley.
Queda claro que el procedimiento a seguir por una ley tras el veto presidencial hace prácticamente imposible que la misma sea aprobada. Ese hecho transforma al Presidente en una autoridad fiscalizadora del Legislativo con la última palabra sobre la elaboración y aprobación de las leyes. El que en otras constituciones americanas como Méjico exista el veto presidencial con un procedimiento prácticamente calcado al de USA (artículo 72) no invalida la afirmación anterior. El caso es que en la Constitución española de 1978 ni el Jefe del Estado ni el Presidente de Gobierno tienen esa potestad de veto.
Bush ya hizo uso del veto en el año 2006. En la historia de EEUU sólo dos presidentes no ejercieron dicha prerrogativa: Thomas Jefferson y James Garfield. Si nos ceñimos a presidentes del siglo XX debemos recordar los 44 vetos de George Bush padre, los 78 de Ronald Reagan, los 250 de Harry S. Truman o los 635 de Franklin Delano Rooselvet.
Todo lo anterior, ligado a los mecanismos pre-electorales y electorales, la oscuridad en las donaciones a los partidos políticos, la influencia de los lobbys y el poder de los medios de comunicación nos llevan a una actitud de rechazo a comulgar con ruedas de molino con respecto a la Democracia made in USA.